jueves, 12 de febrero de 2009

No hay mal que por bien no venga...

Yo no vote en la elección presidencial en Estados Unidos. Sin embargo, como ciudadano del mundo, me hubiera gustado hacerlo. Las decisiones de Barack Obama impactaran mi futuro y el futuro de mis hijos. Obama llega a la Casa Blanca en un momento critico, al igual que Franklin D. Roosevelt en 1932. Ambos heredan una economía devastada. El presidente electo deberá resolver los asuntos internos apremiantes: la crisis de la economía, el problema de salud, de seguridad social, y la guerra de Irak. No creo que México esté en su agenda inmediata, pero afirmo que deberá desarrollar una agenda multilateral que integre a través de negociación no solo a las economías fuertes, sino también con las economías emergentes, como Brasil, Sudáfrica y México. Solo así veo el inicio de un dialogo entre el presidente electo y su país vecino del sur.

Como mexicano, me alegra que Obama jamás haya utilizado la diferencia de piel como estandarte en su campaña. En  México en 1858 un indígena zapoteco, Benito Juárez llego a la presidencia. Juárez logro la consolidación de México como república y separo el estado y la iglesia. Los americanos confían en que Obama los saque de una postración económica a la que no están acostumbrados. Un factor incomodo, como la crisis que sufrimos, les hizo votar por el cambio e ignorar  el color de la piel.

No cabe duda, no hay mal que por bien no venga…

 

 

 

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