lunes, 31 de octubre de 2011

Antes, ahora y despues...

Este próximo mes de Diciembre, cumpliré ocho años de haber dejado México para radicar en forma permanente en los Estados Unidos; esa decisión ha sido una de las más complicadas, riesgosas y difíciles que he tomado en la vida. Dejar la zona de confort en mi país para empezar de nuevo en un sitio que aunque cercano es tan distinto en visión del mundo, sentidos de tiempo y espacio, orientación a la vida y al trabajo, valores, actitudes y creencias, ha sido un proceso lleno de retos. Mi propósito en este artículo no es hacer un “recuento de los daños” sino que es una reflexión de cómo era el mundo en el año en que dejé el país, cómo es ahora y que retos nos esperan para despues; por ejemplo, en 2003 no existía Facebook ni tampoco Twitter; por su parte, Youtube se preparaba a nacer. Wanadoo era la website mas visitada. Actualmente aunque Google sigue siendo la pagina líder, los vehículos derivados del Web 2.0 son los reyes de la escena: Blogs y redes sociales. ¿Que sigue? ¿Web 3.0, Web 4.0? ¿Qué implicaciones tiene el desarrollo de la Web Semántica  en nuestras vidas? Empecemos con algunos ejemplos de ayer y ahora:

1.      En 2003 a la gente de México le preocupaba la crisis económica; En 2011 les sigue preocupando la economía, pero en varias regiones del país les angustia además inseguridad y la violencia producida por el enfrentamiento entre el ejército y los carteles, así como el desempleo, la fuga de capitales y cerebros. En 2003 en EEUU la gente se preocupaba por las altas tasas de crédito de las tarjetas bancarias; actualmente les alarma el desempleo, les angustia el pésimo sistema de salud, la mafia de la industria farmacéutica y los obstáculos que deben enfrentar para adquirir seguro medico, el riesgo de que la seguridad social cubra las necesidades de los retirados, los recortes en presupuesto para educación, la crisis inmobiliaria, la división partidista y las próximas elecciones, así como el complicado estado de la economía norteamericana y mundial.

2.      En aquella época Blockbuster era el sitio más visitado especialmente durante los fines de semana; En este año, millones de cinéfilos bajan sus películas de sitios on line. Netflix se encargó de cambiar hábitos de consumo del cine en casa.

3.      Los teléfonos celulares en aquel año eran en blanco y negro; comenzaban las cámaras digitales y las opciones multimedia; En la actualidad los teléfonos inteligentes dominan el mercado. Nokia sigue fuerte, pero Samsung y Apple le han mermado el mercado. Obviamente el gran cambio radica en llevar el internet en nuestro bolsillo.

4.      Recuerdo haber ido a varias tiendas de música en México a comprar CD’s para oir música durante mi viaje por tierra hacia Florida; Hoy la música se oye en internet o en MP3 y Spotify se perfila como la forma actual de escuchar música.

5.      Las televisiones eran de tubo y la tecnología de pantalla plana era una promesa inminente; Actualmente HD y las tres dimensiones se han impuesto en los hogares.

6.      Al llegar a EEUU, específicamente a Florida en 2003, había un gran boom inmobiliario; se construían casas y apartamentos de día y de noche y se vendían como pan caliente. Hoy los precios de la vivienda siguen a la baja y lamentablemente he visto a mucha gente dejar su casa ante la imposibilidad de seguir pagando la hipoteca.

7.      El comercio electrónico estaba en pañales; la gente compraba en línea, lo hacía para adquirir sus boletos de avión, así como boletos para algunos espectáculos artísticos y deportivos; en 2011 los reyes de las compras en línea son los operadores turísticos (reservas de avión, hotel, seguros de viaje, restaurantes) así como los juegos de azar y las apuestas.

En estos días, las emergencias tienen al futuro asfixiado. La ansiedad creada por la crisis económica europea, las batallas políticas en EEUU, las convulsiones sociales en muchos países a la vez y la posible desaceleración del crecimiento de China son solo algunas de las preocupaciones sobre el futuro inmediato. ¿Cuáles serán algunas de las disyuntivas que moldearán el mundo en los próximos años?  Esta pregunta no es ociosa, sino que estimula reflexiones interesantes; solo pensar en posibles escenarios futuros y en los factores que los determinan, nos permite entender mejor donde estamos, hacia dónde podemos evolucionar y cuáles son los esfuerzos necesarios para acercarnos más a los escenarios positivos:

1) ¿Lograremos limitar el aumento de la temperatura del planeta a 3 grados Celsius o subirá hasta 8 grados o más? Si el incremento alcanza o sobrepasa los 8°, el planeta y sus habitantes enfrentarán realidades climáticas radicalmente distintas de las que hemos tenido hasta ahora. Este ya no es un debate. En los últimos 50 años, la temperatura promedio de la superficie del planeta se ha elevado 0.911 grados. Y el aumento de otros 3° es ya imparable.

2) ¿Cuántos países tendrán armas nucleares en 2020? ¿Ninguno? ¿25? Este es el número de países que, según los expertos, podrían tener bombas atómicas en las próximas décadas si se empeñan en desarrollar un programa con tal objetivo —y si el resto del mundo se lo permite. Hoy hay nueve.

3) ¿Cuál será el modelo de gobierno que prevalecerá en el futuro: democracias como en Europa, EEUU, India o Brasil, o regímenes autoritarios más parecidos a los de la China o la Rusia de hoy?

4) ¿Continuará la rápida expansión de la clase media que ha comenzado en esta década, en los países más pobres y poblados del mundo, o serán más bien la pobreza, la desigualdad económica y la exclusión las tendencias dominantes?

5) ¿Se consolidará el islam como una fuente de fricciones y conflictos o se renovará, transformándose en una fuerza de apoyo a la paz y estímulo al desarrollo? ¿Ofrecerá más oportunidades a las mujeres?

6) ¿Se desarrollará Internet como fuerza benigna que impulsa el desarrollo o será más bien una constante fuente de desestabilización ante el ensanchamiento de la brecha digital?

7) ¿Seguirá profundizándose la globalización, propulsada por tecnologías que atenúan la distancia y los costos de comunicación y transporte, y por políticas públicas que estimulan la integración internacional? ¿O, por el contrario, los desajustes y las convulsiones sociales producidos por la globalización nutrirán el nacionalismo y el proteccionismo, obstaculizando el movimiento de personas, productos dinero e ideas?

8) El poder económico, político, militar y social, ¿estará más o menos concentrado de lo que está hoy?

9) Durante el siglo XX surgieron una gran cantidad de nuevos países; en los años que siguen ¿habrá naciones fallidas y tendrán que desaparecer?

10) ¿Cual otra pregunta agregarías a esta lista?

 

 

 

 

 

 

jueves, 27 de octubre de 2011

Ojos de perro herido.

Vi sus ojos de perro herido; el hombre andaba por los tardíos cincuenta años,  traía la barba sin afeitar y un bigote de mosquetero antiguo; su pelo entrecano manifestaba algunas ondulaciones románticas; sus manos y dedos eran delgados y llevaba con dignidad un anillo de matrimonio en el dedo anular izquierdo; había dos signos que delataban su estado de salud: el cansancio de su piel y un rictus en su rostro que me confundía: podría ser producto de una falsa sonrisa o el resultado de un dolor punzante. Su camisa de rayas azules y el pantalón oscuro, lustroso habían conocido mejores épocas; el hombre era el vivo retrato de la derrota y parecía que sus años de esplendor y gloria habían pasado irremediablemente y solo le restaban los años de la muerte. Yo acababa de terminar  mi consulta aquella tarde con el Dr. Smith quien me acompañó a la salida; al despedirnos estrechó mi mano cordialmente y me dijo: “nos vemos el próximo mes”. Fue entonces cuando vi a aquel hombre de aura triste en la sala de espera del consultorio.

“Podría hablar con usted”? preguntó el hombre mirando con ojos lastimeros al médico que respondió de inmediato: “depende…quien es usted? su rostro me parece familiar”. “Soy un paciente y ya lo he consultado anteriormente” dijo el hombre. Al escucharlo, mi cerebro empezó a procesar inmediatamente el significado del sustantivo “paciente”. Si, el hombre había esperado pacientemente y sin chistar por dos horas según me dijo posteriormente la enfermera. “Ah, replicó el médico; quiere hablar conmigo? Haga una cita y entonces hablaremos”. El médico se dio la vuelta para regresar a su consultorio, cuando en hombre emitió un grito que parecía un aullido atroz: “traigo una arenilla atorada y el dolor me está matando, me urge hablar con usted”.

 

El médico replicó con frialdad: “si tiene dolor, vaya a la sala de emergencia del hospital más cercano”. “No” dijo el hombre, gritando fuera de sí; “en el hospital me harán estudios y análisis, me internarán al menos durante dos días, y al final, el seguro no me cubre todo, yo tendría que pagar al menos dos mil dólares y no los tengo. Prefiero pagar los trescientos dólares que usted cobra por consulta, es más, es todo lo que traigo en mi cartera” dijo el hombre. “Lo siento” dijo el médico “Si no tiene cita, no puedo atenderlo” y sin más contemplaciones, desapareció, internándose en aquel laberinto de consultorios. La enfermera intervino, ante la desesperación del hombre: “Doctor Smith, la Sra. Schwartz que tenia la cita de las tres de la tarde acaba de cancelar, ¿podría este hombre tomar su lugar? es una emergencia” balbuceó la enfermera. “De acuerdo con las políticas de nuestra clinica, si no tiene cita, no lo podemos atender; sin embargo por esta vez haré una excepción” dijo el Dr. Smith. “Páseme el expediente del paciente” le indicó el médico a la enfermera. “No lo tenemos, doctor; he enviado dos faxes al médico que lo atendía antes y no nos lo ha enviado” dijo nerviosamente la enfermera.

 

Que ha pasado en este país? En pleno 2011, tenemos un sistema de salud prehistórico. Es difícil de creer que las compañías aseguradoras dificultan en vez de facilitar la atención medica; es inconcebible pensar que los médicos aun solicitan expedientes de papel cuando los records podrían ser electrónicos e instantáneos, detallados con toda la información individual exacta; complicado también de entender la lentitud de la atención medica en casos de emergencia. Salí del consultorio del Dr. Smith pensando en las adivinaciones y posibles errores del diagnostico sin tener la información pertinente y el alto riesgo de negligencia y error a la hora de recetar medicamentos. Algo pasó en este país que ha impedido que los servicios de atención médica se hayan quedado retrasados por más de 100 años; me subí al auto y me estremecí al recordar aquellos ojos del paciente, ojos de perro herido…

 

 

 

 

 

domingo, 16 de octubre de 2011

Llamame!

Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que escuché por parte de algún amigo una petición que antes era tan común: “échame un telefonazo”. Llamar por teléfono es una acción tan pasada de moda como enviar una carta escrita a mano, pegarle un timbre y echarla al buzón; ¿quien llama a estas alturas? Tal vez los padres, los abuelos, los jefes o los que hacen tele marketing. ¿Para que usamos nuestros teléfonos inteligentes? Para navegar y textear. “Textear es menos riesgoso” me dijo uno de mis alumnos. “Cuando hablo la voz me tiembla, las palabras se me atoran, la respiración me traiciona, los silencios me delatan” agregó; otro dijo: “no llamo porque eso me consume mucho tiempo”; una alumna me dijo sonriente: “yo no llamo porque tengo un plan telefónico de llamadas bastante limitado y me sale caro excederme en llamar”; lo cierto es que actualmente el acto de llamar por teléfono se ha re-codificado: es considerado algo intrusivo, invasivo, inoportuno y más aun, es un hecho comprometedor.  Actualmente dispongo de cinco maneras de ser encontrado por mis amigos, familiares y alumnos: teléfono, Skype, instant messenger, redes sociales y correos electrónicos. Ante tanta disponibilidad, confieso que como los jóvenes, he desarrollado el arte de la ambigüedad; en mis textos digo lo menos posible; he desarrollado lo que llamo una “economía del lenguaje”; por supuesto, he dominado el arte de usar emoticones, signos de puntuación  y siglas que antes eran casi incomprensibles para mi, tales como LOL, 2G2BT, BBB, WTF, :P, entre otros; he aprendido a tantear el terreno con textos, si no hay respuesta por parte de mi interlocutor, afortunadamente no tengo que despedirme, nomas me desaparezco y ya.

Al parecer, somos sujetos temerosos de las ataduras y a sentirnos comprometidos. Y, según observó Zygmun Bauman en su libro Vida de Consumo (Fondo de Cultura Económica, 2007), amamos las redes electrónicas porque llegan con un dispositivo de seguridad incluido: la posibilidad de desconexión es instantánea, inocua e indolora. Si la pregunta que me hace el otro es incómoda, o de plano no me conviene responder, me “sordeo”, me desconecto y listo. ¿Es que ahora las nuevas generaciones no hablan por teléfono? Ya no, en definitiva han encontrado un nuevo código de comunicación,  primordialmente por la economía del tiempo. Un SMS o un What's App nos ahorran el saludo, la introducción del tema, y la intromisión en la vida del otro. Un mensaje es una comunicación diferida, breve y telegráfica, que nos permite ser directos, sin sentirnos maleducados. Textear incluye la enorme ventaja de disponer de un margen de maniobra que carecemos en una conversación en la que los minutos de reflexión se convierten en silencios incómodos que revelan mucha información sobre nuestra postura. Y sí, hablar es peligroso. Una llamada puede delatar si te acabas de despertar, si estás en casa con amigos y te has bebido una copa, si has llorado o si estás impaciente por terminar la conversación. Muestra mucho más de uno mismo.

Algunos de mis alumnos y amigos reconocen que se dan el lujo de no contestar en esos raros días en que el teléfono suena. Estas son sus razones: "dado que hay identificador de llamadas, sabes quién llama, y uno evita a la gente que habla mucho, porque tienes que disponer al menos media hora en una conversación". Otra excusa es:"No respondo porque no tengo ganas de discutir, sé muy bien que la persona que me llama me hará drama y no estoy en drama mood". Inclusive, podemos argüir que no respondemos la llamada porque la persona "Espera que le de una respuesta concreta y no la tengo". "Prefiero el chat - dicen la mayoría de los jóvenes-  porque soy multitasking y mientras hablo puedo seguir con mis cosas, una llamada exige dedicación exclusiva". La diferencia entre llamar por teléfono y enviar un mensaje de texto o chatear es la misma que existe entre  "estar relacionado" y “estar conectado”. Las conexiones se ocupan sólo del asunto que las genera y dejan a los involucrados a salvo, protegiéndolos de todo compromiso más allá del mensaje enviado o leído. Las conexiones demandan menos tiempo y esfuerzo para ser realizadas y menos tiempo y esfuerzo para ser cortadas. La distancia no es obstáculo para conectarse, pero conectarse no es obstáculo para mantener la distancia. En fin, con esta idea concluyo, y si tienen algún comentario, por favor, llámenme…  

 

 

 

 

 

 

lunes, 10 de octubre de 2011

El guru de la manzana digital.

No permitas que el ruido de las opiniones ajenas silencie tu voz interior, y más importante todavía, ten el valor de seguir tu corazón e intuición, porque de alguna manera ya sabes lo que realmente quieres llegar a ser. Todo lo demás es secundario…

                                                                                                                           Steve Jobs.

 

Crecí en la época de la psicodelia, y a través de los años me he dedicado a apostarle a la educación como una forma de expandir mi conciencia. Al igual que el resto de mis contemporáneos, vivo viajando imaginativamente hacia el interior de mí mismo, en mi actividad profesional y personal. Tal vez por eso, la figura de Steve Jobs, nacido en esta misma época, fue siempre fascinante. Pragmático, excéntrico, seductor y poderoso fueron los cuatro ejes que caracterizan su vida. El aprendizaje más importante que obtuve de su trayectoria fue que en los procesos tecnológicos, desarrollar un modelo innovador de negocios es más importante que tener una idea genial. Jobs fue el perfecto intermediario híbrido entre el inventor y el consumidor. Sus productos no solo fueron eficientes y eficaces sino que cautivaron y sedujeron; logró desarrollar un enganche entre la marca y los usuarios, quebrantando cualquier paradigma sobre su estrategia de precios.

 

El mundo de Jobs, fue un mundo apoyado en los códigos de la cultura pop; especialmente con la música de los Beatles; Jobs nombró precisamente su empresa como la primera compañía disquera del cuarteto de Liverpool. Empeñado en la estética, la libertad y la diferencia, valores derivados de la cultura de la epoca, quiso que sus computadoras fueran un reflejo y mezcla de estos años; de ahí la esencia de su campaña publicitaria “Think Different” creada y lanzada en 1997. Uno de sus  comerciales,  filmado en blanco y negro, incluía a una serie de personalidades icónicas del Siglo XX: Albert Einstein, Bob Dylan, Martin Luther King Jr., John Lennon y Yoko Ono, Muhammed Ali, Mahatma Gandhi, Alfred Hitchcock y Pablo Picasso, entre otros. El texto del comercial decía así:

 

“Here’s to the crazy ones. The misfits. The rebels. The troublemakers. The round pegs in the square holes. The ones who see things differently. They’re not fond of rules. And they have no respect for the status quo. You can quote them, disagree with them, glorify or vilify them. About the only thing you can’t do is ignore them. Because they change things. They push the human race forward. And while some may see them as the crazy ones, we see genius. Because the people who are crazy enough to think they can change the world, are the ones who do. Apple Inc.”

 

Si pudiera pedir algo a Apple, seria que hicieran una segunda versión de esta campaña y que incluyeran en esta lista de líderes a este creador visionario y rebelde; su obra y legado hacen imposible que podamos ignorarlo; su genialidad cambió el destino de varias industrias y su manzana con los colores de arco iris resplandece más viva que nunca. Para bien o para mal,  esta es la debilidad y fortaleza de la marca Apple: en la mente del público y del usuario la asocian con el gurú de la manzana digital. Por lo tanto, una salida airosa sería mantener vivo su legado avivando su leyenda…