viernes, 31 de diciembre de 2010

Confesiones...

Confieso que en 2010 mis labores y ajetreos amenazaron poder cumplir con mi cita de la semana con ustedes, que me hacen el favor de leerme. No desfallecí porque gracias a este ejercicio, puedo exorcizar los fantasmas que me atacan, y puedo también, ante mi desencanto con la realidad que en ocasiones me asfixia, encontrar alivio. Escribo porque al igual que leer, estas actividades son una protesta contra la vida injusta. Semana a semana lucho junto con ustedes, contra la traición de la memoria, mezclando imágenes reales con otras que desafortunadamente no lo son, buscando inventar a través de la ficción un sentimiento de respiro que me ayude a vivir. Que vivan las letras y que vivan los amigos lectores y cómplices. Es mi deseo que cada semana continuemos atisbando una realidad múltiple, aunque dispongamos tan solo de una sola. Va de nuevo mi compromiso personal de continuar con este dialogo y deseo para todos ustedes un feliz 2011!

Un abrazo,

Luis.

 

 

 

 

martes, 21 de diciembre de 2010

El burrito sabanero

El agua empezó a hervir; fue entonces cuando le puse dos piloncillos que había conseguido un día antes en una tienda de productos latinos, allá por Atlantic Avenue. Al contacto con el fuego y el agua hirviendo, vi como aquellos trozos de azúcar se deshacían, pintando de color ocre el agua; de inmediato le agregué varios trozos de canela y algunos clavos de olor; previamente había pelado una caña entera allá afuera, en el patio; había cortado los cuadritos con la precisión de un cirujano auxiliado por un cuchillo afilado especialmente para este propósito. Quité con cuidado las hebras que salían de los cuadritos de la caña y los arrojé a aquella olla que ya empezaba a inundar la casa del olor de la Navidad; pelé y corté también en cuadritos muy pequeños tres manzanas rojas, agregué un poco de flores de Jamaica y lavé muy bien unas diez o doce guayabas y unas cuantas ciruelas pasas; al final, tapé la olla para esperar que las frutas se cocieran a fuego lento.

Era viernes y como todos los fines de semana, los hijos, nueras y nietas estaban por llegar a casa a cenar. La cena familiar de los viernes es un ritual que llueva o truene no se suspende; es tal vez nuestra lucha frente la cultura  norteamericana que valora el individualismo y la fragmentación de la familia, aunque debo reconocer que sus embates nos han impactado en más de una ocasión y que varios aspectos de ésta se meten hasta por las hendiduras de la puerta de nuestra casa. Aun así, velamos por  conservar nuestras tradiciones y ésta es una lucha diaria que no merece tregua. Al principio, cuando acordamos reunirnos a cenar todos juntos cada viernes, a las nueras extranjeras (una americana y la otra europea) les costó mucho trabajo entender por qué, cada viernes en nuestra casa parecía que celebrábamos Thanksgiving; con el tiempo, sus reclamos han disminuido, ante la voluntad que hemos mencionado una y otra vez frente a propios y extraños: en esta casa, conservaremos nuestras raíces y mantendremos la familia unida hasta el último día.

La cena de este viernes fue sencilla: enchiladas verdes de pollo, con crema y queso gratinado; frijoles refritos y totopos al lado; la bebida era ponche navideño, con un traguito de ron para aquellos que quisieran relajar el espíritu. Al terminar de cenar, después de la sobremesa y al calor del ponche y ron, quise amenizar la velada cantando una canción especialmente para las nietas:

 

Con mi burrito sabanero, voy camino de Belén.
Con mi burrito sabanero, voy camino de Belén.
Si me ven, si me ven, voy camino de Belén.
Si me ven, si me ven, voy camino de Belén.
Tuquí, tuquí, tuquí, tuquí,
Tuquí, tuquí, tuquí, ta…

Apúrate mi burrito
Que ya vamos a llegar

 

Dicen que la felicidad se da en gotas que vienen en un envase pequeño; si esto fuera cierto, esa noche disfruté de un gotero completo, viendo a las dos nietas bailar, aplaudir y parlotear las notas del Burrito Sabanero, villancico del venezolano Hugo Blanco. Estoy convencido que la tenacidad para conservar valores y tradiciones nos ayuda a construir y hacer de nuestra casa un sitio seguro que refleje y nos haga renovar la ilusión de estar vivos, que nos brinde el calor y afecto para expresar con dignidad quiénes somos y que explique a nuestras siguientes generaciones, de dónde venimos…por eso, en estos días de fiestas, revive las ilusiones y vive las tradiciones…

 

 

 

lunes, 13 de diciembre de 2010

Hay gente que me gusta...

Mario Benedetti  dijo: “Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace...” Particularmente, a mi me gusta la gente que teniendo recursos, utilizan sus bienes en vida, para remediar grandes males. Mark Zuckerberg, el multimillonario fundador de Facebook, se ha comprometido a donar gran parte de su fortuna en vida incorporándose al grupo de filántropos llamado Giving Pledge, que han suscrito un compromiso en este sentido. Zuckerberg, de 26 años, es uno de los 50 donantes que forman el grupo y que incluyen al cofundador de AOL, Steve Case, al director de cine George Lucas y al creador de Oracle, Larry Ellison. El grupo es una iniciativa del fundador de Microsoft, Bill Gates, y del inversionista Warren Buffet. Steve Case siempre ha dicho que "No se trata tanto del tamaño del cheque sino de obtener resultados". En un video que ha editado el grupo Giving Pledge, el fundador de Facebook comenta que "hay tantas cosas que son necesarias hacer que es mejor empezar ahora".

Los miembros del grupo no se comprometen a una cifra concreta si no a destinar parte de su fortuna en vida a propósitos sociales. Zuckerberg, que creó Facebook tiene una fortuna estimada en cerca de siete mil millones de dólares, según Forbes. Una de las primeras donaciones de Zuckerberg han sido cien millones de dólares destinados a la red de escuelas públicas de Newark. Los miembros del grupo sostienen que ser rico es una ventaja pero también una responsabilidad. Me alegra que estos filántropos se den la oportunidad de detener su carrera y estén dispuestos a aprender unos de otros; me congratulo por su compromiso con la humanidad, porque la filantropía no es otra cosa que el fruto de un amor espontaneo y no obligatorio, es el movimiento de un corazón que palpita y que ignora las fronteras geográficas, las diferencias de lenguas y de colores de piel; esta gente me gusta….

 

 

 

 

 

lunes, 6 de diciembre de 2010

El huevo o la gallina...

Una pregunta frecuente que me hacen aquellos que me conocen es: ¿Por qué te dedicaste a educar? Mi respuesta ha sido siempre la misma: “más que una vocación, es un destino que elegí, dado que me apasiona ser testigo de cómo a través de la educación las personas se transforman y crecen. A veces, a través de errores, otras a través de éxitos, pero es muy emocionante ver su desarrollo. Hace muchos años, pensaba que mis alumnos aprendían de mis exposiciones durante las clases, pero a través del tiempo, me di cuenta que esta era una postura arrogante y pretenciosa y que lo mejor era empujarlos a que aprendiéramos juntos; para lograrlo, tuve que cambiar mi rol y ser un facilitador del proceso. Mi preocupación como docente cambió radicalmente: a partir de entonces me he dedicado a retar a mis alumnos a que busquen información relevante y fresca, a que tengan el valor de compartirla, a que formen redes de aprendizaje y en síntesis, que adquieran destrezas que les sirvan de por vida y para la vida” y de ahí, surge la inevitable pregunta: entonces, ¿para ti, cuál es el objetivo de la educación? el objetivo de la educación es el aprendizaje. Asegurar que los niños y jóvenes tengan un desempeño de acuerdo a los requerimientos de la época es una condición necesaria e imprescindible; y en ese aspecto Latinoamérica tiene un reto enorme por resolver.

Leí hace poco un estudio que menciona que en 2006, un reducido grupo de países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Uruguay) participaron en el Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. En su totalidad se ubicaron entre los 20 peores lugares en lectura, matemáticas y ciencias, muy por debajo del promedio de casi 60 países. Mejorar la educación debe ser una prioridad en el continente, ya que  la educación es la esperanza y el factor nivelador más importante para garantizar la movilidad social.

Por años la idea de mejorar la educación ha aterrado los sectores más pudientes de la sociedad. Tanto gobiernos como élites han temido que un trabajador mejor educado pudiera afectar la productividad al hacerse más costosa la mano de obra. Hoy es claro que el reto de la competitividad exige trabajadores que tengan las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Una inversión que se enfoque en mejorar las oportunidades educativas entre los más humildes se justifica tanto económica como socialmente.

Si bien la brecha entre ricos y pobres ha disminuido en los últimos años en algunos países de America Latina, el abismo entre clases sociales aún es parte de la realidad regional. Mientras cuatro de cada cinco niños en el sector de altos ingresos termina la secundaria, solo uno de cada cinco la termina en el sector más pobre. Diversos estudios muestran que la más lucrativa inversión en capital humano ocurre en los primeros cinco años de vida. Con el propósito de igualar las oportunidades para los niños más pobres,  la Fundación “Alas” de Shakira lanzó en febrero de 2010 una iniciativa para apoyar programas de desarrollo en la primera infancia en nuestro continente.

Por otra parte, otro reto formidable radica en mejorar la calidad educativa de los profesores y de los programas de estudios; la calidad debe medirse por su capacidad de contar con personal capacitado y con los programas de estudios adecuados para proporcionar conocimientos relevantes en el campo laboral. México es uno de los países que está reformando su sistema educativo con el propósito de flexibilizar la primaria y secundaria para facilitar la adopción de un plan de estudios más competente. Claro que para lograrlo, deberá sortear sindicatos, vencer vicios y erradicar corruptelas. Y en este punto ya no sé que es más complicado: si conseguir recursos para apoyar la educación, o reformarla y hacerla más competente…es el eterno dilema sobre que debe ser primero, si el huevo o la gallina…