lunes, 23 de febrero de 2009

Un horizonte de latidos...

Se hizo un silencio transparente y avanzo hacia mi; de pelo negro y rizado, cejas pobladas, ojos oscuros y amplia sonrisa, Beatriz Paredes llego a la cita ataviada con un traje de algodón blanco. Era temprano, y el día aun reposaba. Su voz irrumpió nuestro espacio, voz bronca, acostumbrada a mandar y a hacerse oír. Beatriz Paredes ha escalado peldaños sin perder el ritmo: socióloga egresada de la UNAM, fue Gobernadora de Tlaxcala en 1987 y en 1993, Embajadora de México en Cuba. En el 2001 asumió la Presidencia de la Cámara de Diputados y desde el 2007 es la Presidenta del PRI.

Nos sentamos a conversar como viejos amigos, aunque nos acabábamos de conocer. “Los amigos no se conocen, solo se re-conocen” me dijo y no he olvidado su cita halagadora. Agradecí el cumplido y nuestro espíritu guerrero bajo la guardia y se desataron las lenguas, como señales de lumbre, como flechas verbales encendidas. Sus aseveraciones han sido como oráculos. Hablamos de su oposición hacia la reforma petrolera, de los principios que deben regir una reforma de energéticos en nuestro país, de la sobrevivencia del PRI, de la necesidad de la transparencia política, del compromiso social del gobierno mexicano con el campo y de los ángulos diversos que deben contemplarse para enfrentar a una crisis continua que ha sufrido México y que ha agotado nuestra capacidad de asombro. Cuanto tiempo conversamos? Lo ignoro, con Beatriz Paredes no tiene fin el tiempo; nuestras voces se perdieron en vericuetos diversos y cruzaron puertas que no conducían a salida alguna y que tampoco intentamos cruzar. Beatriz Paredes es una conversadora extraordinaria, combina el anécdota del día a día, con la cita textual precisa sin tregua alguna. Al despedirnos, sentí su mano firme y cálida y entendí el mensaje: Beatriz nada en un rio que violento atraviesa y se desborda hasta alcanzar un horizonte de latidos y pasiones.


jueves, 12 de febrero de 2009

Los dias de colores.

“Papa, de qué color es el lunes?” pregunto mi niño de ojos grandes cuando tenía cinco años. La pregunta se me hizo fascinante; jamás se me hubiera ocurrido cuestionarme sobre las transiciones cromáticas del tiempo. Mi niño de ojos grandes con el transcurrir de los años se convirtió en mi compañero de andanzas: a los siete años recorrió conmigo la casa natal de Diego Rivera en Guanajuato y la Casa Azul de Frida Kahlo en Coyoacan, excursiones del curso “México a través de los ojos de Frida y Diego” que impartí durante el verano de 1986 a estudiantes extranjeros que llegaban a Queretaro, México. Aunque el curso lo dictaba intramuros, incluía recorridos por sitios históricos. “-Ya sé por que Frida pintaba tan feo”, exclamo en voz alta en la Casa Azul, sobresaltando al guardia y a los empleados de  la casa-museo. “Frida pintaba muy mal porque quería hacer enojar a Diego, verdad Papa?”

A los ocho años tomado de mi mano, mi niño de ojos grandes subió las escalinatas de las pirámides del Sol y de la Luna en Teotihuacán y me pidió que le explicara por qué habían desaparecido los Olmecas de Mesoamérica, sin dejar rastro. Otra pregunta que le intrigaba era si los Aztecas se comunicaban con los Mayas y abría los ojos cuando le explicaba que nuestro país exporto al mundo el tomate, el cacao y el aguacate; y se fascino con la historia de cómo el indígena mexicano pudo domesticar el maíz, convirtiéndolo en la base de nuestra dieta.

 Mi niño de ojos grandes a la edad de diez años entro a trabajar a mi oficina, durante sus vacaciones de verano. Auxiliaba en diversas labores, sacando fotocopias, grapando papelería, entregando documentos en el campus. De mi propio bolsillo preparaba un sobre con dinero en efectivo y lo enviaba cada día de pago a la ventanilla administrativa, para crear en mi niño la sensación de que ganaba “oficialmente” un salario. Recuerdo su sonrisa amplia diciendo:”mira papa, me forme en la fila, recogí mi sueldo, y firme el recibo”.

A los once años, mi niño de ojos grandes entraba a mis clases de Cultura y Civilización de México; durante una sesión, pedí a mis alumnos que leyeran “Todos Santos, Día de Muertos”, un fragmento de El Laberinto de la Soledad de Octavio Paz. No pudo dormir en varias noches. El concepto del culto a la muerte del mexicano le asusto; sin embargo,  pocos meses después, juntos recorrimos Patzcuaro y Janitzio en Michoacán, México, para que experimentara en vivo,  la tradición de los altares y las ofrendas del día de muertos y lograra exorcizar sus miedos. Su interpretación de la realidad era infinitamente literal y lo expresaba sin tapujos en sus preguntas: “Papa, el pan de muerto de Patzcuaro tiene huesos adentro?” “Papa, por qué dices que la frontera entre México y Estados Unidos más que una frontera es una cicatriz? Quien está herido?”

El viento que sopla de prisa movió imperceptiblemente mi reloj de arena, y atrás quedaron, acumulados entre el polvo,  los meses y los días…Un sábado, al levantar mis ojos después del desayuno, vi que a mi niño de ojos grandes le había salido bigote, y ya no quería hacerme preguntas. Hubo años de abismo que me arañaban, porque extrañaba la espontaneidad de sus ideas y su curiosidad infinita.  Una tarde, al regresar de mi oficina lo vi empacar sus cosas, dejar la casa y mudarse con su mujer a su propio espacio, listo para emprender otro capítulo en su vida. Mi niño de ojos grandes un día regreso a buscarme y con él, regresaron sus preguntas; “Papa, hubo realmente en los años Post-Nafta una reducción real de la pobreza en México, como resultado del libre comercio y de la integración económica de la región del hemisferio norte? No crees que Nafta no funciono en México porque se abrieron los mercados pero jamás se abrieron las fronteras?

Desde entonces Emmanuel, mi niño de ojos grandes se ha vuelto mi más frecuente interlocutor, mi amigo más cercano, y un ser al que admiro por su inteligencia fresca y analítica, por su generosidad y paciencia conmigo. Este mes de febrero de 2009, publicamos juntos dos artículos en una revista de literatura que ya se vende en Barnes and Noble y en Amazon.com. Hace unos días, acaba de recibir The LifeLong Learning Fellowship de Florida Atlantic University que le permitirá terminar su disertación doctoral. En unos meses más, será padre por vez primera. Tengo que decirle que se asegure de responder a los cuestionamientos de su hija, pues he comprobado que los niños de ojos grandes, pintan los días de muchísimos colores…  

 

 

 

 

 

 

Como perros de rancho...

Ey tu mecsicano, tu eres mojado.
Guara moment guero, guara moment,
I working here, I working in the piscas
in the betabel a 22 arroces
I gara peipers, I gara peipers…

 

Nacido en Los Herreras, Nuevo Leon, en la frontera Norte de Mexico, Eulalio Gonzalez, Piporro se crio a las orillas del Rio Bravo y de niño llego a pensar que la vida se acababa al cruzar el rio, alla en el otro lado. Afortunadamente, un día se atrevió a cruzarlo…

Algunas de sus polkas y redovas,  hablan de la frontera, esa cicatriz entre México y Estados Unidos. Su Cancion “Chulas Fronteras” cuenta la historia de un indocumentado que trabaja en un campo de cultivo, temporalmente. Sin embargo, entre estrofa y estrofa,  a través de afirmaciones orales,  Piporro desmitifica al héroe del corrido y hace lúdica la discriminación y racismo que enfrenta. Recrea el habla norteña, colocándola al alcance de todos. Contra el silencio y la soledad del ilegal, Piporro inventa la expresión oportuna, el bullicio y la palabra.

Espigado, ancho de espaldas,  de cejas pobladas,  y con el desparpajo que caracteriza al norteño, nos cuenta el inicio de su carrera :  “El personaje Piporro surge en la película de Pedro Infante, Martin Corona. A mis 28 anios interprete a un anciano, de apodo El Piporro, y a partir de ahí, el publico me indentifica con ese sobrenombre que llevare por el resto de mi vida”. Piporro encarna al mexicano del noreste de México,  claridoso y  ocurrente: “He de ponerle su jardín a Pancha, ay mama pero ha de ser de flores amarillas mama, aunque se enojen toditas las guerillas mama, solo los ojos de Pancha y nomas”. -Esta Pancha? Cual Pancha, Pancha chica o Pancha grande? -Ah pos las dos tan iguales de panchonas!”

Hable con Piporro una mañana, y acompañamos la conversación con un plato de machacado con huevo, frijoles bayos guisados con chorizo, tortillas de harina blanca, café caliente y al final, rematamos con una gloria de Linares, envuelta en un papel celofán colorado,  experiencia llena de anécdotas y risas que aun hoy, ocho años más tarde, recuerdo. Piporro fue el arquetipo de  una cultura industriosa, en donde la gente se levanta de la mesa con hambre y de la cama con sueño. Sin embargo, ese día fue la excepción…terminamos de almorzar con la satisfacción del resucitado: “quedamos como perros de rancho”, dijo el Piporro: “flacos y panzones…”.

 

 

 

"One World One Dream"

Sentí que me faltaba el aire. Habia subido infinidad de escalones. Un vértigo me hizo recargar al lado del barandal. El viento frio de octubre me ayudo a recobrar el aliento. Respire aire puro y exhale despacio.  La vista era espectacular: montañas verdes y aquellos muros que subían o bajaban de acuerdo con la dirección de mi mirada.

Llegue a Beijing la tarde anterior procedente de Chicago en un vuelo de quince horas. El viaje se hizo corto considerando las tres comidas servidas en el avión, las películas y los tragos que las azafatas  de China Air sirven a los pasajeros noctámbulos que como yo,  deambulan en la parte posterior del avión. La cocineta se convierte en un sitio de encuentro,  donde las copas,  la confusión de horarios, y el tiempo de ocio eliminan las barreras en otro lugar podrían dificultar la interacción; los pasajeros vencen las horas largas hablando; algunos inclusive intercambian correos electrónicos o teléfonos y se hacen promesas generalmente incumplidas, de mantenerse en contacto al llegar a su destino, o bien al regresar a su lugar de origen.

El avión aterrizo en punto de las 6 pm, justo  durante el tiempo de mayor tráfico en Beijing. Tome un taxi;  no había bicicletas en las calles sino autos de modelo reciente, cientos de grúas de construcción inundaban la ciudad; la gente se agrupaba en las esquinas esperando el cambio de luz, para cruzar las calles; el trayecto duro más de una hora hasta llegar al distrito de Dengshikou Dongcheng,  sitio en donde se ubica el Hotel Song He. El lobby del hotel tenía seis inmensas columnas de color  dorado con grandes dragones resaltados. Del alto techo colgaban delicadas figuras rojas tejidas con hilos de seda. En el comedor del hotel disfrute de una deliciosa cena: una sopa de anguila con berros y rucola, arroz blanco, pato lacado a la pekinesa y un té de jazmín; posteriormente camine por las inmediaciones del hotel, un par de cuadras a la redonda,  para estirar las piernas y cansarme un poco antes de dormir.

Al día siguiente, salí muy temprano a Badaling, municipio perteneciente al distrito de Yanqing, un espacio montañoso localizado en el Valle de Guan’gou, a una distancia de aproximadamente 70 kilómetros de Beijing, para recorrer una parte de la Gran Muralla. Considerada por la UNESCO patrimonio histórico de la humanidad y una de las grandes maravillas del mundo, la muralla fue construida en varias etapas, inicialmente por mandato de Quin Shi Huangdi, (259-210 a.C.), primer emperador de China y fundador de la dinastía Ch’in;  tiene una longitud de 6,400 kms que atraviesan montañas y ríos; muchas de las piedras que se emplearon miden más de dos metros y sobrepasan una tonelada de peso. La razón principal de su construcción fue  aislar y proteger al reino de las tribus nómadas, consideradas de inferior desarrollo; en la muralla se acuartelaban ejércitos que vigilaban día y noche y podían advertir a tiempo, invasiones indeseables.

Recargado en el barandal de la Gran Muralla, una vez repuesto del cansancio, observe a los miles de turistas que subían, tomaban un respiro o bajaban por las escalinatas, cuando de pronto mi vista se detuvo en un gran letrero luminoso colocado en una de las montañas de Badaling. El letrero decía: “One World, One Dream”  eslogan de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, que refleja sus valores de unidad, amistad, progreso, armonía, participación y sueños. No pude evitar sonreír por esta ironía.  En una edificación construida para aislar y dividir una región desarrollada del subdesarrollo, el letrero parecía totalmente fuera de contexto.

Suspire y me pregunte de pronto, que eslogan irán a colocar los constructores de la moderna muralla americana?  la edificación intenta proteger al país de sus vecinos del sur, al considerarlos “invasores indeseables”. Será esta muralla capaz de detener a los nómadas? En sus muros se acuartelan ya un ejército de patrullas que los cazan y deportan. Finalmente pensé con tristeza: Indudablemente la Historia se repite, primero como tragedia y después, como comedia…

 

                                                                                                                                            

 

 

Hüzün

Indudablemente sentí  "hüzün" al salir del aeropuerto y subir al metro. Atardecía y las luces de Estambul se encendían como luciérnagas a lo lejos. Mi mano derecha se aferraba a la maleta y mi mano izquierda al pasamanos que me sostenía en pie, a pesar del movimiento. Durante el vuelo de Londres a Estambul, había localizado la estación que me dejaría cerca del hotel, ubicado en el área de Sultanahmet. La visión de aquella ciudad se difuminaba ante mis ojos por la velocidad, por las sombras de la tarde, por las luces intermitentes, por la llovizna pertinaz que se había desatado y cuyas gotas escurrían por las ventanillas de los vagones. Cruzamos ocho o nueve estaciones hasta que  de pronto, se abrieron las puertas, agarre mi maleta  y descendí de prisa: habíamos llegado a la estación de Sultanahmet. Camine por las baldosas húmedas aquella noche temprana y vi como algunas siluetas en blanco y negro apresuraban sus pasos por las banquetas de la calle Ishak Pasa Caddesi. Antiguas construcciones de apartamentos, tiendas de comestibles, hoteles, bares y restaurantes se apiñaban en aquella zona.  Ahí en el abigarrado corazón de Sultanahmet estaba el Hotel Ayasofya.

La cabecera alta de la cama, recubierta de satín y los pesados cortinajes arabescos de la habitación me sorprendieron al abrir los ojos. Hacia frio, camine hacia la ventana y corrí las cortinas en busca de cálidos rayos de sol.  Allá abajo, la gente arropada con abrigos oscuros, caminaba con prisa entre autobuses y autos que transitaban con dificultad entre las estrechas arterias de Sultanahmet. Baje al restaurant y desayune berenjenas en pasta, aceitunas negras, yogurt seco, pan pita untado con aceite de oliva y un aromático café turco. Regrese a mi habitación, cepille mis dientes y salí apresuradamente, depositando en un cofre sobre el escritorio de la recepción, la pesada llave de metal del cuarto.

Los vestigios de aquella civilización otomana aparecían ante mí como regalo visual inusitado, a los lados de cada acera y  en cada esquina. El frio azotaba los rostros cubiertos de hombres y mujeres que caminaban desafiando aquel día inclemente. Recorrí despacio la iglesia Hagia Sophia, (griego: Άγια Σοφία, turco Ayasofya Müzesi, español Divina Sabiduría) construida del 532 al 537, durante el mandato de Justiniano I en Constantinopla, capital del Imperio bizantino y actualmente, Estambul. Fue utilizada como iglesia cristiana durante casi mil años, desde su construcción hasta la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453, momento en que fue convertida en mezquita.

Una vez concluida mi visita a Hagia Sofia, cruce un hermoso jardín y me encamine hacia la Mezquita Azul, cuando de pronto, sus torres cobraron vida: a través de potentes altavoces llamaban a la oración del mediodía o Zuhr Azalá, oración que se pronuncia antes de que el sol haya recorrido la mitad del camino que separa el cenit, del poniente. Un ruido incomprensible para mi, mitad plegaria, mitad cantico interrumpió la calma de aquella mañana. Recorrí el exterior de la mezquita aguardando a que concluyera la Azalá; finalmente me aproxime hacia la entrada, me quite los zapatos siguiendo las estrictas normas de visita de aquel lugar. Me asombro la magnificencia del interior de aquella obra construida durante el reinado del  Sultán Ahmed I de 1609  a 1617. Alfombras interminables cubrían el piso de aquel inmenso centro de devoción, y una multitud de lámparas de aceite encendidas colgaban de monumentales candiles. Salí de la Mezquita Azul y la navaja del aire frio corto mi cara. Sentí de nuevo el afilado hüzün  clavarse en mi.

Días antes de mi viaje a Estambul, había leído el libro Istanbul: Memories and the City, de Orhan Pamuck. Fue ahí donde encontré por vez primera el vocablo turco de raíces árabes " hüzün"  o melancolía, sentimiento central de la cultura islámica. Pamuck seniala que  "The hüzün of Istanbul is not just the mood evoked by its music and its poetry, it is a way of looking at life that implicates us all, not only a spiritual state but a state of mind that is ultimately as life-affirming as it is negating." Algo me quedo muy claro al salir de la Mezquita Azul y continuar mi recorrido: irremediablemente contraje el virus de hüzün  al llegar a Estambul y aun lo tengo dentro de mi…

 

 

 

 

 

Campeon

Me acerque y lo abrace. Sentí sus pequeños brazos rodear tímidamente mi espalda. No rechazo mi afecto sino que sonrió y me miro con ojos firmes a través de sus lentes. Gilberto Rincón Gallardo y Meltis nació el 15 de mayo de 1939 en la ciudad de México. Sus padres fueron Blanca Meltis y Gilberto Rincón Gallardo, éste último descendiente de una de las doce familias más influyentes del Porfiriato. Cursó estudios de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México, pero no jamás ostento el titulo. Formó parte de la dirigencia del Partido Comunista Mexicano y fue diputado federal por ese partido en la LI Legislatura, en 1977. En 1981 fue fundador del Partido Socialista Unificado de México y en 1986 del Partido Mexicano Socialista. Dado que fue apresado en 32 ocasiones, fue señalado como el mexicano que más veces estuvo en la cárcel. En el año 2000 fue candidato a la presidencia del país por el Partido Social Demócrata. Desde abril de 2003 hasta su muerte, fue presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.

“Yo nací con un defecto físico, el cual tuve que enfrentar desde muy niño. Mi madre fue clave. Ella hacía que yo solito partiera la carne y me amarrara los zapatos. Para que yo solito pudiera vestirme, me despertaba una hora antes de lo normal. Todavía la veo sentada a la orilla de la cama. Allí se quedaba y veía cómo, poco a poco, me vestía. '¿Por qué no me ayuda mi mamá?', pensaba entristecido. En esa época tenía seis años y no entendía por qué mi madre actuaba de esa forma, sabiendo que tardaría mucho tiempo en arreglarme sin su ayuda. Pero ella con toda la paciencia del mundo y sin el menor regaño, me acostumbró a vivir la vida con absoluta normalidad. Esto me ayudó muchísimo. Tanto que si actualmente no paso frente a un espejo, se me olvida que tengo un defecto físico.”

Luchador incansable, Rincón Gallardo expreso:  “Lucho a diario por poner un alto definitivo a la ancestral discriminación contra las personas con discapacidad, busco transitar por el camino de la inclusión de todas y de todos, sin importar su circunstancia. Quiero erradicar la cultura de la lástima y la exclusión, por la cultura de derechos y las oportunidades para todos”. La noche anterior a mi reunión con Gilberto Rincón Gallardo, encontré en la habitación de mis hijos un broche de metal que me pareció apropiado regalárselo. Al saludarlo, se lo prendí en su solapa. El broche decía..”Campeón”.

 

 

 

Reinventarme.

Escribirles ha sido mi pasión. Cada lunes, les envío fragmentos,  traiciones de mi memoria, en un intento de traer mi pasado al presente: la actualidad es precisamente historia viva. Semanalmente les he hablado de mi intimidad y de la realidad externa, de mis alegrías y penas, de mis esperanzas y decepciones, de mis amores y amistades, de mis miedos y frustraciones. Gabriel Garcia Marquez dijo  “escribo para que mis amigos me quieran” y yo persigo el mismo propósito. Mis escritos revelan lo que creo, pienso y quiero, como un tributo al tiempo que corre. Sin embargo debo advertir que mis escritos están marcados con el sello de lo transitorio, dispuestos a fundirse con la actualidad y a desaparecer con ella.

Gracias por leerme y por las respuestas que me envían. Escribirles es invertir mi tiempo: escribo a veces entre semana, y pulo los fines de semana, es mi dialogo personal con las sombras y el silencio; a través de mi escritura, vivo los distintos tiempos, y los destilo, mi escritura refleja la dialéctica entre ser y no ser, entre mi yo,  y el otro. Acertadamente dijo Octavio Paz: “para ser yo he de ser otro, salir de mi, buscarme entre los otros…los otros que son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia…” Gracias por ser mis cómplices y por apoyar mi  reinvención, cada semana.  

 

 

 

 

 

 

 

 

Tiempo arbitrario

La negra sotana le cubría la amplia barriga que se expandía  sin pudor alguno; su boina del mismo color le protegía del inclemente sol toscano. Tendría unos sesenta años y su voz, acostumbrada a hacerse oír,  retumbaba entre las baldosas de la plaza. "Hace tiempo que no te veia" dijo el cura. "He estado muy ocupado" replico su interlocutor con un acento napolitano inconfundible. De cabello entrecano, bajo de estatura, en los tardíos cincuenta, el hombre vestía una camisa de cuadros y un pantalón oscuro, y llevaba una bolsa de cartón de la Galería Flora Bigai. "Fuiste a  la exposición, verdad?" atajo de nuevo el cura. "Si, compre una litografia de Maraniello" respondió el hombre. Las campanas de la iglesia interrumpieron el dialogo y el cura se despidió apresuradamente. El hombre se dejo caer en una banca y exhalo un suspiro de alivio.

Había llegado yo a Lucca el día anterior. Antes de visitar la casa en donde vivio su exilio Dante Alighieri, ubicada a unos cuantos metros de aquella plaza y de la iglesia, recorrí sin prisa, los cuatro kilómetros de murallas que protegían aquella ciudad medieval, cuna de la civilización etrusca, fundada a una orilla del mar Tirreno en el año 180 AC. Era casi mediodía y tenia sed. Pedí una pequeña botella de agua Pellegrino y me sente a beber y a disfrutar la fachada de la Iglesia de San Michele situada frente a mis ojos,  construida en el siglo XII, bajo un estilo gótico depurado, cuando la voz potente del cura barrigon me distrajo de mis cavilaciones. Bebí mi vaso de agua hasta el fondo, suspire también, contento de que la voz inquisidora del cura hubiera desaparecido y me puse en marcha,  dichoso de tener la oportunidad de recorrer aquel pueblo, cuyo tiempo pareciera haberse detenido, como una evidencia de la arbitrariedad de los días, los meses, los años. Después de todo, quien fija al tiempo?  El tiempo es solo un juego, y somos nosotros los que lo definimos y no al revés.

Años más tarde, y en Monterrey, México, conocí y converse con Giovanni Sartori el extraordinario escritor florentino, con motivo de la publicación de su obra Homo Videns, y le pregunte su opinión sobre el pintor y escultor napolitano Guiseppe Maraniello, cuyas muestras de pintura y escultura parecían ir al alza en los mercados del arte en el mundo. Sartori  lo definió como "el hombre-contradicción". Maraniello reúne en cada obra elementos intertextuales opuestos y disparatados. Usa diversos materiales, texturas, colores, temperaturas, " y lo más sorprendente", dijo Sartori es que "jamás aparecen forzados". El arte en Maraniello es un espejo de la búsqueda silenciosa del alma y sus obras son el mejor ejemplo vivido de que la experimentación debe siempre llegar al equilibrio. Tiempos y espacios en su obra no se agreden, sino que se reconcilian.

 

 

 

 

Poipet

-Pregúntale cuánto cobran por hora, le dije a Ming, el interprete.

-Dice que si desea  servicio de jóvenes entre doce y catorce años son treinta dólares americanos por hora; por las mayores de quince cobra veinte dólares.

-Dile que le pagare sesenta dólares por tres, pero esas mujeres que seleccione deberán tener hijos…

-Dice que si quiere a las tres mujeres al mismo tiempo o una por una, tradujo Ming la pregunta de la Madame.

-Dile que las tres al mismo tiempo, respondí…

 

Había llegado al distrito rojo de Poipet, pueblo infame situado al norte de Camboya, cerca de la frontera con Tailandia esa mañana de octubre. Saltando charcos, entre estiércol y olor a orines, llegue a la primera de una interminable serie de casas de masaje. En el área de prostitución de Poipet habia fango en las calles, casuchas mal construidas, basura tirada, vendedores ambulantes, gente ociosa sentada en cuclillas en los quicios de las puertas. El comercio sexual y la miseria humana producen un olor fétido inconfundible.

Pague a la Madame sesenta dólares por las mujeres, mas veinte dólares adicionales por el uso de un cuarto durante una hora. Me pasaron a un privado, el mobiliario era escaso: una cama tamaño matrimonial cubierta por una sobrecama roída, un cesto de plástico, un papel sanitario y un ventilador. Había una cortina de tela corrediza que dividía a un privado de otro y la pared tenía manchas de humedad; el olor encerrado era insoportable, aire podrido, sucio y asfixiante. Llegaron quedamente las tres mujeres y se sentaron en el camastro: Yi, Ling y Shu. Cruzadas de brazos, no entendían la razón de aquella reunión y evitaban mirarme a los ojos. Una de ellas, delgada, de nacionalidad Tailandesa parecía reír desenfadada, divertida por la situación de estar frente a un forastero que había pagado su cuota por platicar solamente. La otra, Vietnamita de unos treinta y cinco años, con ojos rojos de desvelo y cansancio, respondía con evasivas. La tercera era de Camboya, delgadísima, muy joven, apenas de 16 años,  había procreado dos hijos y le habían diagnosticado sida. Moriría pronto, le habían dicho. Los hijos de las tres permanecían en un cuarto pequeño, atrás de la casa de masaje, algunos amarrados a los pies de los camastros, otros a las patas de las sillas, en tanto sus madres realizaban sus labores sexuales con los parroquianos que llegaban incesantemente de día y noche. En Poipet los servicios de masaje son las  veinticuatro horas al día, los trescientos sesenta y cinco días del año.

Hablamos por una hora, con muchas dificultades por la traducción, sin embargo, pude entender  que la propuesta de un orfanatorio podía ser una excelente alternativa para sus hijos. Las tres mujeres estarían dispuestas a confiar la educación, alimentación y cuidado de sus hijos, con la condición de no cederlos en adopción, sino mantener su custodia legal, así como la oportunidad de visitarlos y pasar tiempo con ellos durante los sábados por la tarde.

Diez meses después, durante mi regreso a Poipet, instalamos un orfanatorio aprovechando las instalaciones de una escuela abandonada, en donde actualmente se atiende a unos 120 niños desde bebes de un mes  de nacidos hasta niños de 12 años de edad. Diez apartamentos fueron construidos dentro del área para que parejas locales de “tutores” por un sueldo mínimo,  atiendan en su hogar a un máximo de 12 niños.  La antigua escuela fue remozada y un centro de aprendizaje se instalo para educar a los huérfanos. Un grupo de profesores fueron contratados y varias empresas patrocinan pequeños talleres instalados, para desarrollar en los niños competencias básicas: corte de pelo, costura y carpintería. Desafortunadamente no es fácil romper este círculo de miseria. A los trece años, los huérfanos salen del orfanato y Poipet les devora el alma…

 

 

 

 

Oh Holy Night

Aunque pequeño, el Hotel de Lausanne era cómodo y céntrico. Esa mañana me levante sin prisa y me bañe en aquella minúscula tina. Me vestí cómodamente, sabiendo que pasaría todo el día fuera. Tome mi mochila y me salí a desayunar. Camine despacio y desde lejos, vi que la mesa al aire libre en donde deseaba sentarme  en Le Meurice estaba ocupada. Decidí esperar, y seguí caminando por la acera hasta llegar a la esquina,  me entretuve leyendo los diarios en el puesto de periódicos y vi a los turistas que temprano enfilaban hacia la estación Opera del metro hasta que finalmente, la pareja de americanos de esa llamada “tercera edad”  que desayunaban huevos revueltos, pan y jugo de naranja, pidieron la cuenta, pagaron y se marcharon. Me encamine rápidamente hacia mi objetivo y me senté. -Un croissant de chocolate y un café caliente por favor, pedí al mesero de rostro adusto, chaleco y moño negros, y un largo delantal blanco que le llegaba hasta la punta de los zapatos. Había planeado desayunar diariamente durante mi estancia en Paris, en ese restaurant, colocarme en esa mesa y sentarme en esa silla, frente a la Academie Nationale de Musique en Paris.  Tenia muy claro que ahí, justamente en 1875, unos meses después de su inauguración, se interpreto “Cantique de Noel” mi canción  navideña preferida.

Escrita en 1847 por Placide Cappeau de Roquemaure, un comerciante de vinos, y a petición del cura de una parroquia provincial cercana a Paris,  su autor utilizo el Evangelio de Lucas para crear un poema perfecto, narrado desde el punto de vista omnisciente, como si atestiguara frente a sus ojos el nacimiento de Jesus en Belén. Una vez concluido el encargo, Cappeu contacto a su amigo Adolphe Charles Adams para que musicalizara su poema. Adams era un reconocido músico que había estudiado en el conservatorio en Paris y su talento le había llevado a escribir partituras para orquestas en diversas capitales europeas. A mediados de noviembre de ese año, Adams concluyo su composición musical y la noche de Navidad de 1847 el cantico se estreno en una pequeña capilla católica de la capital francesa. Años después, el cantico fue adoptado por varias iglesias católicas que apreciaron la belleza de la composición y la música magistral de la pieza. Sin embargo, en 1852 Cappeau se une al movimiento socialista del país y  los líderes religiosos en Francia descubren la verdad: Cappeau era judío inconverso y su situación es denunciada ante la iglesia. Cantique de Noel desaparece del repertorio de canticos navideños y se prohíbe cantarlo en los servicios religiosos por “una total ausencia de espíritu de religión”.

John Sullivan Dwight, americano nacido en Boston y egresado de Harvard, músico y simpatizante de ideas socialistas escucho el Cantico en un viaje a Francia. La prohibición de la iglesia no impidió que el pueblo creyente seguía entonándolo. La belleza del canto lo conmovió tanto que decidió  traducirlo al Ingles, bajo el titulo de Oh Holy Night. Dwight favorecía la abolición de la esclavitud, se despega de la lirica original de Cappeau e incluye en el  verso final su postura política: “Truly He taught us to love one another; His law is love and His Gospel, peace. Chains shall He break, for the slave is our brother; and in His name all oppression shall cease.”

Oh Holy Night encontró una rápida aceptación en las iglesias bautistas del sur de los Estados Unidos. En 1871, el Cantique de Noel regresa a Francia y es cantado en la noche de Navidad, durante la tregua en la Guerra entre Francia y Prusia. En 1875, poco después de haber sido inaugurada la Academie Nationale de Musique ante un público que ovaciona de pie se interpreto la magistral pieza, siendo este, el símbolo de su aceptación definitiva en Francia.  En la Navidad de 1906 en América, Reginald Fessenden, profesor universitario utilizando las principios básicos de la  radio, toco con su violín las notas de Oh Holy Night difundiendo por vez primera masivamente este cantico “controversial” de Navidad.

Termine de desayunar, pague mi cuenta, cruce la calle e ingrese al auditorio de la Academie. El escenario estaba vacío… el eco de mis pisadas se escuchaban al acercarme al escenario…un sentimiento de gozo me inundo, la ausencia de ruido me ayudo a evocar los acordes de aquel cantico maravilloso. Las butacas vacías me llevaron a imaginar a una multitud que escuchaba la música y letra en armonía perfecta.

Incluyo su versión al Ingles y la liga de interpretación de Celine Dion. Feliz Navidad!

 

Oh holy night!
The stars are brightly shining
It is the night of the dear Savior's birth!
Long lay the world in sin and error pining
Till he appear'd and the soul felt its worth.
A thrill of hope the weary world rejoices
For yonder breaks a new and glorious morn!

Fall on your knees
Oh hear the angel voices
Oh night divine
Oh night when Christ was born
Oh night divine
Oh night divine

Led by the light of Faith serenely beaming
With glowing hearts by His cradle we stand
So led by light of a star sweetly gleaming
Here come the wise men from Orient land
The King of Kings lay thus in lowly manger
In all our trials born to be our friend

Truly He taught us to love one another
His law is love and His gospel is peace
Chains shall He break for the slave is our brother
And in His name all oppression shall cease
Sweet hymns of joy in grateful chorus raise we,
Let all within us praise His holy name

 

http://www.youtube.com/watch?v=7Jr-2eyRtV4

 

 

 

 

 

El milagro...

entre los 10 y los 15 años de edad leí obras que deslumbraron y produjeron un efecto hipnótico sobre la ficción escrita que marcaria el resto de mi vida: Las crónicas de narnia de CS Lewis, El señor de los anillos de JRR Tolkien, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes y Saavedra,  Poemas del otoño de Rubén Darío, Cien años de soledad de Gabriel Garcia Marquez, y El alienista de Joaquim Machado de Assis, entre otras. Viajar era imposible en esos años, sin embargo a través de las alas inmensas de mi imaginación viaje por muchos sitios.

De adulto, al empezar a trotar el mundo, me hice el propósito de visitar lugares históricos y sitios natales de aquellos autores famosos que me impresionaron en los años azules de mi niñez, en un esfuerzo por recrear la emoción que disfrute en aquella época.

Mi propósito de visitar Nicaragua, Colombia, y Brasil se cumplió en la década de los años ochenta. Recorrí diez y ocho países latinoamericanos y aprendí que en nuestro continente la realidad supera  a la ficción. Nada hay de romántico en la escritura de Darío, nada de magia en Garcia Marquez y tampoco de naturalismo en Machado de Assis que no haya sido palpado con la yema de mis dedos, al caminar por las calles de Cartagena, Managua, o Sao Paulo.

Visitar Alcalá de Henares en España, se cumplió en la década de los noventa. Camine por la casa natal de Cervantes como quien cumple una manda. Recorrí los pasillos, la sala, las recamaras, el patio de atrás y salí de ese sitio con la confianza de que podía releer el Quijote y encontrar respuestas a tantas preguntas sobre el autor de la novela más prodigiosa y así satisfacer respuestas que aliviaran mi curiosidad insaciable.  

A principios del 2005, cumplí la otra parte de mi promesa: recorrer Oxford, Inglaterra y buscar los fantasmas de CS Lewis y JRR Tolkien. Oxford huele a viejo. La primera crónica en donde aparece el poblado de Oxford data del año 912 y está situada a unos ochenta kilómetros al noroeste de Londres. Famosa por su universidad, sus bibliotecas, y el fuerte ambiente académico, Oxford tiene un encanto adicional: el Pub The Eagle and the Child, sitio a donde el grupo de escritores denominados The inklings acudían con frecuencia. Sus miembros incluían a JRR Tolkien, CS Lewis, Owen Barfield y Charles Williams, entre otros. Los inklings eran escritores entusiastas que apreciaban el valor de la narrativa de ficción y animaban el uso de la fantasía en sus obras. Los inklings sin embargo, jamás fueron una sociedad, ni un club, no había reglas, ni agendas ni elecciones. El propósito de sus reuniones era discutir y leer sus trabajos literarios  sin terminar. En el Pub The Eagle and the child CS Lewis y JRR Tolkien leyeron por primera vez sus Crónicas de Narnia y El señor de los anillos.

Llegue al Pub The Eagle and the Child en punto de las doce del dia. Habia leído previamente sobre el sitio e investigado en donde se reunían los autores de mis viajes imaginarios. Pedi a la camarera una mesa en la sala privada The Rabbit Room y le pregunte en que sitio especifico se sentaban Lewis y Tolkien. La chica amablemente me indico la mesa precisa. Pedí mi almuerzo: un plato de fish and chips y una cerveza tibia. Al empezar a comer, cerré mis ojos y desee con toda mi alma que me llegara la inspiración divina, que la musa que bajaba para influenciar en la escritura de los inklings llegara hasta mi. Aun sigo esperando a que ocurra el milagro, aunque tuviera que seguir tomando cerveza tibia…

 

 

Emelyne

Emelyne camina descalza, cuatro millas y media, martes y jueves. Sale de su choza a las 5:30 am y en su cabeza lleva un cesto de ropa para lavar en el rio. Durante su ausencia, el pequenio Alcide, de anio y medio, malnutrido y desnudo, corretea bajo la supervisión de su hermanita Becassine, de tan solo seis años; Alizee la hermana mayor, de diez anios recorre con su madre las cuatro millas y media, también dos veces a la semana,  para asistir a una escuela, y  a las tres de la tarde, de regreso, carga un cantaro de agua y ayuda a recoger la ropa, recién oreada entre los matorrales secos. Los otros dos hijos de Emelyne, Dimitri de ocho y Ettiene de nueve años ya no van a la escuela, vagan por el campo el dia entero. Aunque han buscado trabajo en el poblado, no hay quien los emplee. Theofille, el padre se fue a Republica Dominicana en busca de una mejor oportunidad de vida hace meses. Emelyne no ha sabido nada de el. En Chansolme, la pequeña comunidad en Port-de-Paix, fundada en 1665 por filibusteros franceses, el tiempo se detuvo hace doscientos anios. No hay luz, ni agua, no hay teléfono, ni esperanzas…

Llegue al Aeroport International Toussaint Louverture de Port au Prince en un vuelo de American Airlines. Cientos de haitianos desempleados  aguardaban la salida de los pasajeros con el fin de cargar maletas a cambio de unos centavos.  Tome un taxi de inmediato para trasladarme al Guy Malary Airport, con el fin de abordar un vuelos nacional, hacia Port-de-Paix. En su sala de espera,  sin asientos, ni aire acondicionado, resistí estoicamente de pie las dos horas. El vuelo a Port-de-Paix, duro tan solo hora y media. La devastación forestal de Haiti me estremeció: inmensa cantidad de tierra inútil, arida y gris. El viento y la turbulencia movía la nave aérea de cincuenta pasajeros. Aun así, pude tomar desde arriba algunas fotos de la geografía estéril de Haití. Al poco tiempo, empezamos a descender hacia  un terreno desolado, seco y polvoriento. Vacas, burros y perros se movían alla abajo, buscando hacer espacio a que aterrizara el pequeño avión de Tortuga Air. No había aeropuerto, y menos quien entregara las maletas. Me acerque a un costado del avión y cargue mi equipaje. No podía rodarlo, en aquel piso de tierra desigual. Allá a lo lejos, un grupo de gente entretenía su ocio viendo a los pasajeros caminar entre la nube de polvo.

Construir fuentes de agua potable, llevar electricidad así como instalar escuelas y centros de aprendizaje en zonas deprimidas  de la parte norte de la isla, son necesidades prioritarias, había dicho Gabriel Bien Aime, Ministro de Educación de Haití en su visita a Monterrey. Durante nuestra charla hablo sobre las oportunidades del país, pero jamás imagine la realidad hasta verla con mis propios ojos.

Haití es uno de los países más pobres, más densamente poblados y mas deforestados del planeta. El 97% de la superficie del país esta devastada. Un 70% de la población vive con menos de dos dólares al día, el índice de analfabetismo alcanza el 45% y el 30% tiene complicaciones de salud debido a la desnutrición.

Durante mis dos semanas en Haití, mi alojamiento fue una casa con techo de zinc, sin electricidad y sin agua; dormí en un camastro, con un pabellón que me protegía de los mosquitos, y comí barras de granola, cereal sin leche, galletas saladas y atún enlatado. En las noches, oí a las ratas correr por entre las paredes de block en busca de restos de comida. En Port-de-Paix  pase los días más significativos de mi vida. En quince días edificamos los cimientos de una escuela, logramos trasladar agua entubada proveniente de la sierra para instalar una fuente y establecimos un rudimentario centro de aprendizaje. El Banco Mundial  estaba también en la región, apoyando la instalación eléctrica en la zona. Gracias a ello, pudimos finalmente lograr a través de satélite, la conectividad del centro de aprendizaje. Éramos un grupo de 15 adultos, ingenieros, educadores, enfermeras, constructores, plomeros y electricistas. Convencidos todos que de grano en granito se hace un granero, salimos del país con la convicción de que vale la pena devolver al menos algo, de lo mucho que nos fue dado. Emelyne no sabía leer ni escribir, sin embargo, el impacto de los centros de aprendizaje en las comunidades es prodigioso: hace unos meses recibí el primer correo electrónico de Emelyne. Dice que Theofille aun no vuelve pero que ella lo espera…

 

 

 

 

El tesoro de Fabio

Fue difícil decirles adiós. No quise voltear a ver sus rostros porque tenía un nudo en la garganta. Solo recuerdo sus manos morenas agitándose en el aire. Algunos de ellos, los mas agiles corrieron al lado del helicóptero que me llevaría a Vitoria, Espíritu Santo, a tomar el avión de regreso a los Estados Unidos. La noche anterior, después de cenar frijoles, arroz blanco y papas hervidas, Fabio un niño de 9 años se acerco y me abrazo con fuerza. Su padre había sido asesinado a tiros 8 años atrás, por una banda de narcotraficantes, ahí en su favela. Su madre en tanto, era violada, mutilada y posteriormente dejada  moribunda por los asaltantes. Sentí el cuerpecito tibio de Fabio. Me dio de pronto una bolsa de plástico y una nota. Adentro venia una camiseta color limón, autografiada por el mismo. No podía hablar. El director del orfanato decía que había nacido sordo; el médico que lo atendía señalaba que el estruendo de los balazos había destruido sus tímpanos de infante. A pesar de las terapias, se negaba a hablar, sin embargo, podía escribir. A señas Fabio me explico que esa camiseta era su tesoro, lo único que tenia de su padre. La nota decía: Te echare de menos...Fabio.

Llegue a Sao Paulo invitado por el Dr. Milton Alphonso, Presidente de Golden Cross, la segunda compañía de seguros en Brasil. Alphonso es propietario de varios hospitales, escuelas, universidades, hoteles, y benefactor de orfanatos en seis ciudades de ese inmenso país. Se calcula que sus donativos ascienden a la fecha a decenas de millones de dólares, destinados a la filantropía. Mi misión era simple: acompañarlo en un recorrido por los orfanatorios así como dar entrenamiento a los profesionales del Centro de Informática de la Universidad del Santo Amaro para instalar centros de aprendizaje equipados con tecnologías de información y apoyar el  diseño y desarrollo de contenidos educativos en orfanatorios, para romper mediante educación, el ciclo de miseria de los huérfanos.

Algunas veces en helicóptero y otras en su avión privado,  recorrí con el Dr. Alphonso los diversos orfanatos; Campinas, Sao Paulo; Belo Horizonte, Minas Gerais; Vitoria, Espirito Santo y  Fortaleza, Ceara. Fue en Vitoria en donde mi estancia se prolongo por dos semanas. Alphonso había rentado una quinta para ofrecer un campamento educativo a los "meninos" durante quince días. De esta manera, aprovecharían las vacaciones de verano, y tendrían al mismo tiempo la ilusión de vacacionar, fuera del hospicio. Tuve la fortuna de observar de cerca el impacto del afecto, la educación y la disciplina en la vida de los niños. Grandes ollas de comida se preparaban diariamente para más de 150 huérfanos que habían sido recogidos de las calles de Vitoria. El campamento educativo consistía en deportes organizados, lecciones de Ingles, Computación y Música. La mayoría de los niños antes de ser trasladados al orfanatorio por las autoridades, habían incurrido en actos delictivos y estaban en riesgo de muerte: algunos habían probado o  vendido drogas, otros habían sido amenazados por grupos paramilitares, algunos mas se habían prostituido o dedicado a robar en las calles, y todos ellos, dormían a la intemperie.  La obra de Alphonso intenta dar a los niños de la calle,  una esperanza de vida. Deje la quinta de Vitoria con una certeza: tenía que reordenar mis prioridades.

     

 

 

 

 

Material World

But you made me feel

Yeah you made me feel

Shiny and new,  

Like a virgin… 

 

Como olvidar la primera emisión de la entrega de MTV Awards en 1984. Sobre un pastel de bodas, vestida de novia, envuelta en velos de tul y un cinturón con la hebilla  Boy Toy, cantando ”Like a Virgin”, Madonna se convertiría en el icono de la música pop en la historia contemporánea. La canción escrita por Billy Steinberg y Tom Kelly, llena de doble sentidos y alusiones sexuales, cuenta la historia de una chica que acaba de salir de una mala relación e inicia otra, que la hace sentir de nuevo, “como una virgen”. En la transmisión en vivo, Madonna se “olvida” de los ensayos y se tira al suelo revolcándose en el escenario, simulando la noche de bodas ante el desconcierto del director de cámaras. El impacto del escándalo  se reflejaría en las grandes ventas del sencillo de esa canción, desconocida hasta ese momento. A través de la reinvención en cada lanzamiento de un álbum y conjuntando su fuerza, visión y ambición, Madonna ha amasado una fortuna estimada en seiscientos de millones de dólares. Sin embargo, en octubre de 2008, enfrenta el inicio de una nueva batalla que pone el peligro parte de su fortuna. Unos días después de anunciar su separación, Madonna y Guy Ritchie intercambian declaraciones despiadadas y se anticipa un divorcio multimillonario. Madonna contrato a la prominente abogada Fiona Shackleton, ‘la magnolia de acero” famosa por sus temibles tácticas a la hora de negociar rupturas conyugales. Por su parte, Ritchie tiene de su lado a Helen Ward, cuyos servicios son conocidos por la agresividad. Ya ha habido acusaciones por ambas partes y recientemente apareció una foto de Rocco, el pequeño hijo de Madonna vestido con una camiseta de los Yankees, equipo en donde juega el supuesto amante de Madonna, Alex Rodriguez, recién divorciado, y que acaba de adquirir un apartamento a unas cuadras de la chica material, en Manhattan.

La tarde era lluviosa y el hambre arreciaba. El cielo parecía que se iba a caer, entre  los truenos y el agua que caía a borbotones. Estacione mi auto en la calle Miracle Way y camine hacia Houston’s, restaurant enclavado en la legendaria sección de Coral Gables, el corazón del área chic de Miami. Ubicado en la esquina de Ponce de Leon Blvd. y Miracle Way, el restaurant es famoso por sus cortes de carne, y su impecable servicio. Mi asistente, Brenda Alcaraz y yo pedimos una mesa y nos instalamos inmediatamente. Sin ver el menú ordenamos de inmediato: Clasic French Dip, ( a shaved prime rib served with au jus) y una papa al horno, “loaded”. El sitio, repleto a las dos de la tarde, parecía el refugio ideal para huir de la lluvia y el viento que azotaba esta tarde de otoño en Miami. Las mesitas apenas iluminadas por veladoras de cera liquida le daban al ambiente un toque romántico forzado. Los meseros enfundados en negros uniformes parecían figurines de revista de modas. Sonrientes y entrenados para lidiar a los exigentes comensales aparecían justo en el momento oportuno para llenar las copas de agua, sugerir alguna otra bebida o bien traer el platillo ordenado, a la temperatura correcta. A punto de empezar a comer, nuestra mesa vecina se ocupo. Dos hombres y una mujer se sentaron rápidamente. Ella, de pelo oscuro y corte a la “Victoria Beckham”, top y pantalón negro capri, ajustados. La mujer movía incesantemente sus manos al hablar y sus uñas de manicure francés brillaban tanto o más que los anillos Tiffany que llevaba en la mano izquierda, un solitario y una argolla matrimonial. Su pareja, un hombre de edad mediana llevaba ese “look” casual desaliñado, pelo spiky, barba sin afeitar, camiseta Burberry y en la mano izquierda un anillo similar a la mujer. El otro hombre era alto, moreno oscuro y ojos verdes, sonrisa amplia, torso y brazos que evidenciaban horas de gimnasio y dieta estricta. Vestía una camiseta Miuccia Prada sin cuello, azul acero  y un pantalón gris. La distancia entre las mesas impedía escuchar la conversación de los vecinos recién llegados, pero la fonética era inconfundible:  hablaban un Español caribeño. Ya viste quien está ahí? Dijo Brenda. “Ahí, en la mesa de al lado esta Alex Rodriguez, el de Madonna”.

Nacido el 27 de julio de 1975, Alexander Emmanuel “Alex” Rodriguez, dominicano-estadounidense y apodado A-Rod, es la tercera base de los Yankees de Nueva York y reconocido por muchos cronistas deportivos y fanáticos como el mejor jugador de beis bol. Recientemente, ha firmado el contrato más valioso en la historia de las grandes ligas. El acuerdo tiene una duración de diez años y está estimado en 275 millones de dólares con la oportunidad de ganar 30 millones adicionales, si sobrepasa las marcas estipuladas. Indudablemente su home run mas reciente es su supuesta relación con Madonna y la campaña mediática que se ha desatado. Al verlo salir, pasando a centímetros de nuestra mesa, nos pusimos de pie y lo saludamos. Estreche su mano y nos tomamos una foto literalmente instantánea. Segundos después, desapareció por la puerta de atrás del Houston’s. Nosotros habíamos terminado también nuestra cena. Salimos por la misma puerta que había usado Alex en su huida. Al salir a la calle después de saltar algunos charcos, llegue a mi auto, abrí la puerta. Si, debo admitir, irremediablemente…“We all live in a material world…”

Para aquellos nostálgicos, les incluyo la liga de aquella actuación inolvidable de Madonna en 1984.

 

 http://www.youtube.com/watch?v=XmPvf8NmLDA

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay mal que por bien no venga...

Yo no vote en la elección presidencial en Estados Unidos. Sin embargo, como ciudadano del mundo, me hubiera gustado hacerlo. Las decisiones de Barack Obama impactaran mi futuro y el futuro de mis hijos. Obama llega a la Casa Blanca en un momento critico, al igual que Franklin D. Roosevelt en 1932. Ambos heredan una economía devastada. El presidente electo deberá resolver los asuntos internos apremiantes: la crisis de la economía, el problema de salud, de seguridad social, y la guerra de Irak. No creo que México esté en su agenda inmediata, pero afirmo que deberá desarrollar una agenda multilateral que integre a través de negociación no solo a las economías fuertes, sino también con las economías emergentes, como Brasil, Sudáfrica y México. Solo así veo el inicio de un dialogo entre el presidente electo y su país vecino del sur.

Como mexicano, me alegra que Obama jamás haya utilizado la diferencia de piel como estandarte en su campaña. En  México en 1858 un indígena zapoteco, Benito Juárez llego a la presidencia. Juárez logro la consolidación de México como república y separo el estado y la iglesia. Los americanos confían en que Obama los saque de una postración económica a la que no están acostumbrados. Un factor incomodo, como la crisis que sufrimos, les hizo votar por el cambio e ignorar  el color de la piel.

No cabe duda, no hay mal que por bien no venga…

 

 

 

Los campos de la muerte

Escuche el crujir de huesos y me sobresalte. Si, eran los restos de un fémur lo que había pisado esa mañana allá en Choeung Ek. Entre la vereda, casi a flor de tierra había clavículas, cráneos y fragmentos de huesos humanos;  mas allá, también a medio enterrar, había montones de restos de ropa. El aire caliente y el olor a muerte me mareo y tuve que apoyarme en un barandal de madera para continuar mi recorrido por aquel campo de muerte. De 1975 a 1979, cerca de dos millones de habitantes de Camboya fueron torturados, ejecutados y enterrados en aquel inmenso camposanto de 14. 5 kilómetros de extension. Se calcula que el 21% de la población fue asesinada por The Khomer Rouge, un grupo guerrillero comunista liderado por Pol Pot.  Los turistas cámara en mano tomaban fotos de aquellos restos humanos al principio con asombro, luego con horror y después con la indignación que produce un genocidio masivo. Mi visita a aquellos campos de la muerte ocurrió posteriormente a mi recorrido por Toul Sleng, actual Museo de la Tortura, sitio que atestiguo la confinación, humillación, tortura y ejecución de cientos de miles. Camine despacio por salas repletas de fotografías y reliquias describían una época negra en Phnom Penh, Camboya.
Había llegado a Phnom Penh la noche anterior, procedente de Shanghái, en un vuelo de Air China. Mi conexión en Guangzhou se había retrasado seis horas, y por tanto, llegue a la capital de Camboya  a las 4 de la mañana. A esa hora, llene rápidamente la solicitud de visa para ingresar al país, pague los 33 dólares correspondientes en una ventanilla, cruce aduanas sin dificultad  y salí del aeropuerto en busca de un taxi. Un maletero con lepra asió como pudo mis dos velices. Su ausencia de dedos completos me causo estupor. Mirándolo de reojo, le di una propina y me acomode en un taxi, entre otros cuatro pasajeros desconocidos, ansiosos por llegar al hotel. Desayune una sopa de verduras y pescado, ahí en el hotel. Había elegido fideos de arroz, nabos, bamboos y cebollines, así como un trozo de pescado crudo. La cocinera tomo los ingredientes que había seleccionado, los vacio en un perol de agua hirviendo por unos tres minutos y posteriormente los extrajo con un colador, los vacio cuidadosamente en un tazón, agrego un polvo amarillo y finalmente virtio un poco de la misma agua hervida; el resultado fue una aromática sopa que calentó mi espíritu y me preparo para hacer mi recorrido por los campos de la muerte.
Durante mi conversación con Henry Kissinger en Monterrey, México en 2001, hablamos sobre la educación a distancia, y los impactos del uso de las tecnologías en la educación y el desarrollo de las economías. Tocamos temas sobre la educación distribuida como detonador de desarrollo en áreas rurales dispersas,  devastadas y marginadas. Tuve que morderme los labios para no preguntarle sobre la posibilidad de la educación en regiones y corredores emergentes, específicamente en áreas como Camboya, y más aun, ya entrados en materia, interrogarlo sobre las razones del bombardeo sobre ese país que se había mantenido neutral durante el conflicto bélico con Vietnam. Los ataques aéreos del ejército norteamericano en Camboya fue el detonador para que el Rey Norodom Sihanouk tomara el poder en 1975. Su ejército confino, torturo y asesino a la población, ya que el plan de Pol Pot era convertir al país en una sociedad agraria, sin dinero, sin educación. Los crímenes en contra de la Humanidad es una acusación latente aun hoy día, y es la historia la que se encargara de absolver o culpar a los responsables de estos ataques que diezmaron a un pueblo inocente.
Después de recorrer varios caminos y de detenerme en los mausoleos y contemplar los restos humanos apilados, camine hacia la camioneta que me había trasladado a visitar los campos de la muerte en Phnom Penh. No pude articular palabra,  llevaba grabadas en mi mente las manchas de la sangre de los cráneos, y los jirones de ropa que yacían por doquier. Mire mis zapatos, estaban llenos de polvo de muerte. Ya había entrado la tarde. Aunque había desayunado solo una sopa, no quise comer, y decidí que mi ayuno voluntario fuera un homenaje  individual y silencioso,  ante el holocausto de los inocentes.
 
 
 
 
 
 
 

 

El rio y la Historia...

Ella le ofreció una copa de vino…El dejo el cigarro y la beso en la boca…con la mano izquierda acarició hábilmente su falda veraniega de flores blancas y rojas que marchitas obedecieron al impulso amoroso. El traia un sombrero de paja y un pantalón de loneta gris; ella joven y dulce, llevaba una camiseta blanca de algodón crudo. Aquellos amantes furtivos parecían salidos de una pintura de Claude Monet. Faltaba únicamente el mantel rojo y blanco, para completar aquel cuadro de "Una tarde a la orilla del Sena".

El paseo por el Rio Sena era una excelente alternativa para aprovechar mi tiempo en Paris. Al comprar el boleto y subir en aquella embarcación repleta de turistas, recordé la frase del escritor francés Emile Zola: "En sus aguas, el Sena refleja las alegrías y las penas de los parisinos" y pensé en las pequeñas y grandes historias que se habrían entrecruzado en aquel sitio. Pense en Juana de Arco, quemada en la hoguera en 1432,  sus cenizas fueron esparcidas justamente en esas aguas; pensé en el deseo póstumo de Napoleón, de ser sepultado a la orilla del Sena; pensé en los Jacobinos y los Girondinos luchando en esa ribera en guerra fraticida; pensé en Jean Paul Marat, asesinado cerca del rio, por liderar a los humildes.

Aquella tarde cuando el sol aun dudaba entre irse o quedarse, enterré mi mirada en las aguas del Sena; yo oía su paso leve. Empezó un fluir de apariciones y resurrecciones. Los últimos destellos del sol errante de Paris se reflejaban en sus aguas, y el paseo por el Sena me presentaba una mesa opulenta: majestuosos monumentos, vetustos edificios , fuentes surtidoras, puentes legendarios, testigos de la grandeza de Francia. El brillo del agua me llevo nuevamente a un manar de evocaciones: pensé en la Revolución Francesa, en el periodo llamado el Reinado del Terror de 1793 a 1794, caracterizado por la represión brutal de los revolucionarios. Robespierre, su líder, tuvo la osadía de expresar: "El terror no es mas que la justicia rápida". Mas de cuarenta mil franceses fueron ejecutados en la guillotina durante los once meses que duro el periodo mas oscuro de ese país. Finalmente evoque el movimiento de los Comuneros en Paris, guerra a muerte, casa por casa, ventana por ventana, ocurrida a orillas del Sena, hasta hacer retroceder al ejercito insurgente, por parte del pueblo francés, harto de la hambruna y enfurecido por el traslado del poder a Versalles.  

"En Francia aun hay nostalgia por la guillotina", dijo Robert Badinter, en nuestra conversación, ocurrida en una entrevista televisiva, hace unos años en México. "Desafortunadamente hay todavía políticos e instituciones que valoran la pena de muerte como medida necesaria en circunstancias especificas, como la guerra o el terrorismo". En la administración del Presidente François Mitterrand, Badinter fue designado Ministro de Justicia, y entre sus logros más sobresalientes esta la abolición de la pena de muerte en Francia, aprobada por el Congreso en 1981. Badinter ha servido como mediador, específicamente en la región de Europa del Este para la resolución de conflictos entre estos países. Fue el promotor de la Convención de Estocolmo en 1992. Actualmente es Senador del Departamento de Sena, en Paris.

Mi paseo por el Rio Sena llegaba a su fin. Debía bajarme en la parada de la Torre Eiffel, punto en el que había abordado. Había captado con mi cámara algunos puentes, edificios, e iglesias. De pronto una imagen me conmovió: allá, en la orilla del Sena, una pareja disfrutaba, bebiendo su amor de un mismo rio. Ella le ofreció una copa de vino…El dejo el cigarro y la beso en la boca…

 

 

 

 

Una paloma en libertad

Caminar erguido no era fácil…me dolía la espalda y sentía que me faltaba el aire. La humedad y la falta de oxigeno me hacían toser y me inundaba la imperiosa necesidad de salir corriendo. La voz del guía con un Ingles casi inentendible se perdía entre los túneles. Ahora entiendo por que los americanos fueron tan erráticos en la Guerra allá en Vietnam: construyeron su base militar ahí mismo, en Dia Dao Cu Chi, sin saber que el enemigo vivía abajo, en el laberinto subterráneo.

Había llegado a Saigón, ahora llamada Ho Chi Minh City hacia dos días. Las veinticinco horas del trayecto Miami-Atlanta-Seúl-Bangkok-Saigón habían hecho estragos en mi espalda.  Caminar encorvado por aquellos túneles de Cu Chi hacían que el dolor muscular fuera más intenso. Entrar al mundo del subsuelo tampoco había sido sencillo. Los orificios para ingresar median 35x45 centímetros, cubiertos por rejillas que a su vez eran disimuladas por la vegetación. Este inframundo albergo a más de diez mil vietnamitas durante la infame guerra americana. Más de 220 kilómetros de túneles fueron construidos por los habitantes, cavando con palas de mano, 6, 8 y 10 metros bajo tierra. Ahí desarrollaron tiendas de ropa, fabricas de armas, casas, cocinas, dormitorios, hospitales, mercados, salas de juntas,  sitios inimaginables con ingeniosos mecanismos de ventilación y salidas de emergencia. Edificaron también pasadizos secretos, verdaderos laberintos para proteger las vidas y esquivar las bombas del enemigo. Veinte minutos de recorrido fueron más que suficientes. Salí de los túneles Cu Chi con la espalda y el corazón adoloridos. El monstruo de la guerra había devorado a la población vietnamita: más de dos millones murieron y cientos de miles quedaron en orfandad. Una guerra injusta en donde el empleo de la fuerza aérea utilizada para bombardeos masivos causo atrocidades. El uso de armas químicas,  Napalm principalmente, mutilo a cientos de miles. La aplicación del “ agente naranja” un defoliante agresivo, devasto los campos de un país eminentemente agrícola.

Recorrí sin prisa,  en el exterior, los campos de arroz que ahora inundan la región reforestada. Mi espíritu estaba dolido por el recuerdo de tanto sufrimiento inútil. Afortunadamente el viento tibio soplo acompasadamente, moviendo los arrozales y meciendo mi espíritu. Era una mañana soleada de octubre y de pronto, una densa nube cubrió el cielo vietnamita. Esa repentina sombra me hizo levantar los ojos y allá arriba, vi una paloma en libertad atravesando el horizonte de norte a sur.

Henry Kissinger, ex Secretario de Estado de EEUU participó en las negociaciones de paz con Vietnam. En 1973 recibió el Premio Nobel de la Paz junto al representante norvietnamita Le Duc Tho  por los acuerdos alcanzados para poner fin a tan cruel guerra. Dado que el conflicto bélico se prolongaba a pesar de los acuerdos de paz, Led Duc Tho renunció al premio. Sin embargo, Henry Kissinger prefirió conservarlo. Obviamente en la conversación con el Sr. Kissinger, no fue un tema que quise abordar. Recordemos que siempre es conveniente tomar en cuenta las más elementales precauciones…