Ey tu mecsicano, tu eres mojado.
Guara moment guero, guara moment,
I working here, I working in the piscas
in the betabel a 22 arroces
I gara peipers, I gara peipers…
Nacido en Los Herreras, Nuevo Leon, en la frontera Norte de Mexico, Eulalio Gonzalez, Piporro se crio a las orillas del Rio Bravo y de niño llego a pensar que la vida se acababa al cruzar el rio, alla en el otro lado. Afortunadamente, un día se atrevió a cruzarlo…
Algunas de sus polkas y redovas, hablan de la frontera, esa cicatriz entre México y Estados Unidos. Su Cancion “Chulas Fronteras” cuenta la historia de un indocumentado que trabaja en un campo de cultivo, temporalmente. Sin embargo, entre estrofa y estrofa, a través de afirmaciones orales, Piporro desmitifica al héroe del corrido y hace lúdica la discriminación y racismo que enfrenta. Recrea el habla norteña, colocándola al alcance de todos. Contra el silencio y la soledad del ilegal, Piporro inventa la expresión oportuna, el bullicio y la palabra.
Espigado, ancho de espaldas, de cejas pobladas, y con el desparpajo que caracteriza al norteño, nos cuenta el inicio de su carrera : “El personaje Piporro surge en la película de Pedro Infante, Martin Corona. A mis 28 anios interprete a un anciano, de apodo El Piporro, y a partir de ahí, el publico me indentifica con ese sobrenombre que llevare por el resto de mi vida”. Piporro encarna al mexicano del noreste de México, claridoso y ocurrente: “He de ponerle su jardín a Pancha, ay mama pero ha de ser de flores amarillas mama, aunque se enojen toditas las guerillas mama, solo los ojos de Pancha y nomas”. -Esta Pancha? Cual Pancha, Pancha chica o Pancha grande? -Ah pos las dos tan iguales de panchonas!”
Hable con Piporro una mañana, y acompañamos la conversación con un plato de machacado con huevo, frijoles bayos guisados con chorizo, tortillas de harina blanca, café caliente y al final, rematamos con una gloria de Linares, envuelta en un papel celofán colorado, experiencia llena de anécdotas y risas que aun hoy, ocho años más tarde, recuerdo. Piporro fue el arquetipo de una cultura industriosa, en donde la gente se levanta de la mesa con hambre y de la cama con sueño. Sin embargo, ese día fue la excepción…terminamos de almorzar con la satisfacción del resucitado: “quedamos como perros de rancho”, dijo el Piporro: “flacos y panzones…”.
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