lunes, 7 de junio de 2010

Hasta llegar a la otra orilla...

Flor cruzó el rio con el niño en brazos; no iba sola, sino con un grupo de familiares y entre todos, le ayudaron para llegar a la otra orilla hasta pisar tierra firme; habían salido al amanecer una semana atrás, caminando con sus pies descalzos por las pedregosas veredas, dejando un pueblo polvoriento y pobre llamado Los Sauces, una comunidad escondida entre la sierra del Estado de Guerrero en México. Una vez cruzada la frontera, siguieron “apretando las tripas” para espantar el miedo de ser detenidos por la migra; ayudándose unos a otros, para completar sus pasajes, tomaron un autobús que los llevaría a Chicago. Llegaron a la “ciudad de los vientos” de madrugada y se encaminaron de inmediato a buscar a un familiar que generosamente les había prometido techo y comida mientras encontraban empleo; Yobany,  que en ese entonces contaba con escasos siete meses, se portó muy bien durante la larga jornada: no lloró y se conformó con la escasa leche y comida que Flor, su madre podía darle. Había enviudado y al verse desamparada,  Flor convenció a una tía, y a sus padres que dejaran su tierra y fueran en busca de mejores condiciones de vida; aquella fría madrugada de Chicago, Flor, su bebe y el resto de su familia, se alojaron temporalmente en aquel pequeño apartamento habitado por un hermano de Flor que vivía con su familia en un suburbio de Chicago.

Al dia siguiente, Flor salió a las calles a buscar empleo; su buena sazón y su trato amable le valieron que rápidamente la contrataran como cocinera en una popular taquería ubicada en el norte de la ciudad; fue ahí donde conoció a Juan, el gerente del negocio quien como ella, había llegado al país ilegalmente  siete años atrás, cruzando a pie hasta llegar a Texas; de ahí tomó  un autobús que lo dejaría también en Chicago. Al poco tiempo, la pareja decidió casarse y posteriormente emigraron a Houston, en busca de un nivel de vida más barato y mejores oportunidades; Flor dejó, con el dolor de su corazón al pequeño Yobany, quien quedó al cuidado de sus abuelos en Chicago. Dado que probarían suerte en Texas, Juan y Flor decidieron no arriesgarse en cargar con un bebe y  así pasaron doce largos años, hasta que ya entrado en su adolescencia, Yobany pudo reunirse con su madre y su padrastro, en Texas, para iniciar sus estudios secundarios y posteriormente la preparatoria.

El joven se adaptó exitosamente al exigente nivel académico de Northbrook High School, una enorme preparatoria de Houston, destacando desde el principio por sus excelentes calificaciones y su habilidad para hacer amigos; utilizando papeles falsos, encontró empleo en Mc Donalds y en Jack in the Box, para  poder sufragar los gastos de libros, comprarse ropa y comida. Una tarde, su orientador vocacional, Héctor Maldonado le invitó a participar en un programa llamado Yes I can go to college, destinado a motivar al estudiante hispano a continuar estudiando una carrera universitaria. “Esa tarde, asistí a una conferencia y me di cuenta que aun sin tener los papeles, los hispanos podemos soñar con entrar a la universidad  y lograr un título universitario” dijo Yobany, quien recuerda emocionado las palabras de Dorothy Ruiz, una exitosa profesional hispana que se esforzó  duramente hasta obtener su licenciatura; Ruiz logró un empleo en la NASA y fue invitada para dirigir unas palabras de aliento a los jóvenes de Northbrook.

Yes I can go to college es una idea desarrollada originalmente por Felipe Reyes, Director de Relaciones Publicas del Campus SouthEast del Houston Community College, que después de tocar la puerta de varias instituciones, logró el apoyo de Victor Acosta y Jose Luis Rodriguez, dirigentes de la Mesa Directiva de la Asociación de Egresados del Tec de Monterrey en Houston; adicionalmente, Felipe Reyes en un afán de ampliar la capacidad de convocatoria, logró el respaldo del Consulado General de México en esa ciudad, para sumarse a la iniciativa; el propósito del programa es inspirar y animar a los estudiantes hispanos a continuar los estudios universitarios y romper el círculo de fracaso entre la mayoría de los jóvenes que ante la falta de documentos migratorios, se quedan sin intentar siquiera ingresar a la universidad. Una vez arrancado el programa Yes I can go to college, los dirigentes de EXATEC Houston asignaron a cada estudiante hispano participante, a un miembro de la Asociación como mentor, con la consigna de que mantuvieran el contacto continuo, se reunieran varias veces al semestre para alentar al alumno hasta que finalmente lograra la admisión así como la beca o ayuda financiera para ingresar a la universidad, independientemente de su situación migratoria. “Fue esa tarde que conocí a Enrique Lara, mi mentor”, dijo Yobany; yo le conté mi sueño de estudiar Leyes y él me llevo a una importante firma de abogados de Houston; me pasé toda una tarde platicando con un abogado y ahora sé que sí puedo, que es solo cuestión de voluntad; Enrique me ha presentado a mucha gente hispana que ocupa buenos puestos;  él me ha prometido que aunque este programa se acabe, seguirá apoyándome hasta que yo logre ser abogado. Hace meses Enrique me ayudó  a solicitar mi admisión en la Universidad de Houston y al aceptarme, la universidad me prometió un apoyo de doce mil dólares para estudiar; lamentablemente el día de hoy me informaron que por mi falta de papeles, no me darán esa cantidad; aunque me dio tristeza, esta noticia no me desanima;  estoy seguro que este agosto empezaré mi carrera de Ciencias Políticas en la Universidad; algún día, cuando me gradúe, podré defender a los hispanos en este país” dijo con certeza Yobany  que aunque no tiene papeles, está dispuesto a continuar luchando; Yobany no está solo; mientras haya seres comprometidos a buscar el mejoramiento de sus comunidades a través de la educación y utilicen sus recursos no para pisar las espaldas de otros, sino para darles la mano, contagiarán a muchos otros como Yobany para seguir nadando con fuerza en un rio turbulento y lleno de obstáculos, hasta llegar a la otra orilla.

 

 

 

 

1 comentario:

  1. Interesante historia que se repite con millones de jóvenes en este país tratando de abrirse paso independientemente de su situación migratoria. Maravilloso que existan personas y organizaciones que puedan ofrecer ayuda y sobre todo, un modelo a seguir. Creo que una de los elementos más importantes para que estos jóvenes salgan adelante es contar con un "modelo a seguir". Alguien como ellos que ya ha recorrido el camino y que les muestre el potencial que tienen.

    Si en algún momento, como profesional o como publicista, puedo ser de ayuda para estas organizaciones, cuenten conmigo.

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