lunes, 18 de abril de 2011

Desafinado.

Nada conmueve mas a un hombre, que la posibilidad de salvar a otro; al ver a aquel padre gritando Estevao, Estevao, Estevao, me acerqué y le dije: “Procura seu filho? Faz alguns minutos que o vi falando com uns jovens surfistas; Ja' não os vejo aqui , muito provavelmente seu filho os pediu ajuda. Eles o levaram ao escritorio da policia que se encontra lá, na estação de segurança da Praia”. (¿Buscas a tu hijo? Hace unos minutos vi que hablaba con algunos jóvenes surfistas; ya no lo veo por aquí, muy probablemente al ver que su hijo pedía ayuda, lo llevaron a la estación de policía que se encuentra allá, en la caseta de seguridad de la playa). “Muito obrigado senhor. Vim a praia com minha namorada e no ultimo momento me ocorreu de perder me filho.” (muchas gracias, Señor; vine con mi novia a la playa y en el último momento ocurre que acabo de perder a mi hijo). Saltando con la agilidad de una gacela, se alejó saltando en un solo pie hacia la caseta de policía.

Después de visitar Brasil siete u ocho veces, concluyo que los brasileños son versos sueltos. En Brasil  sobrevive la socialdemocracia y se impone el anhelo de la redistribución. Fue el último Estado en proscribir la esclavitud, en 1889. Gran parte de su población desciende de aquellos hombres y mujeres sin derechos, y los más pobres siguen siendo los negros. En Brasil nunca ha habido conflictos raciales. El apartheid ha sido siempre más económico que basado en el color de la piel. Si de algo presume este país es de ser estable, amable y fiable, lo que le permite recibir más inversiones extranjeras que nadie. Tiene un régimen de libertades en comparación con otros emergentes como Rusia o China. No tiene enemigos como India. No tiene pretensiones nucleares como Irán. Y, para cerrar el círculo de su prosperidad e inminente papel universal, acogerá en 2014 el Mundial de fútbol y en 2016 los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro. ¿Serán capaces los brasileños de afrontar ambos retos? Conociendo a los brasileños no creo que lo tengan claro. Si lo logran; si Brasil conjura su secular desorganización, corrupción, analfabetismo y falta de infraestructuras, y convierte su estilo desafinado en su polo de atracción, ambos megaeventos supondrán su consagración como potencia mundial. Le aportarán autoestima, renovarán su paisaje urbano y elevarán sus maltrechos índices de desarrollo humano; espero que no se les escape esta oportunidad.

Regresé a mi lugar y a lo lejos vi a la policía entregando al niño, quien al ver a su padre estalló en llanto; sin embargo, dos policías se vinieron caminando con el mulato y pude escuchar las preguntas que le hacían: exigían explicaciones de por qué la pareja había descuidado al niño, y por qué la madre estaba durmiendo, en vez de cuidarlo; El mulato explicó que esa mujer no era su madre, sino su novia; que él se había divorciado hacía un mes y que le correspondía cuidar al niño los fines de semana.  Finalmente, después del interrogatorio, los policías se alejaron y dejaron al niño con su padre; la mulata seguía durmiendo; el hombre advirtió a su hijo esta vez que se quedara ahí, al lado de su amiga y no se moviera; inmediatamente después, se incorporó nuevamente y saltando en una pierna se internó de nuevo al mar, para continuar su charla con su joven amiga rubia; El niño empezó a cavar un hoyo en la arena; entretanto, la mulata dormía aun, arrullada por las notas de la bossa nova:

Só não poderá falar assim do meu amor

Este é o maior que você pode encontrar

Você com a sua música esqueceu o principal

é que no peito dos desafinados

No fundo do peito bate calado

Que no peito dos desafinados

também bate um coração

 

 

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