martes, 10 de enero de 2012

Fiel a mis raices.

Un 16% de la población norteamericana es de origen hispano. Somos ya 50.5 millones de habitantes que han ido adquiriendo, elección tras elección, un mayor poder de decisión a través de las urnas. Hasta la fecha, el voto latino ha sido eminentemente demócrata. En las pasadas elecciones, la comunidad hispana apoyó al presidente Barack Obama en un 67%, frente al 31% que optó por su contrincante, John McCain. Según una encuesta reciente en 2012 sucederá algo similar. Los hispanos republicanos prestan estos días especial atención a las opiniones de los candidatos sobre los asuntos migratorios más importantes que incluyen desde la política fronteriza hasta las deportaciones. Personalmente, me declaro alérgico a los republicanos e incluyo un resumen de sus posiciones ideológicas:

1.      Rick Perry, gobernador de Texas, es el más conocedor de la realidad de la frontera con México, se opone a la construcción de un muro en ella (ha calificado esa idea de “idiota”). Un 37% de la población de Texas es hispana, según los datos del censo de 2010. Por una decisión del gobernador, los inmigrantes indocumentados pueden estudiar en universidades de Texas, con tasas reducidas, si cumplen otros requisitos de residencia. Además disponen de acceso a determinados servicios sociales como medicamentos gratuitos o tratamiento psiquiátrico. A pesar de eso, no es “santo de mi devoción”.

2.      El exgobernador de Massachusetts Mitt Romney, fue el favorito la semana pasada en Iowa y tiene en materia de inmigración una postura diametralmente opuesta a la de Perry: apoya la construcción de un muro en la frontera con México (serían 3.000 kilómetros) y se opone a ofrecer a los indocumentados ayudas gubernamentales para la educación. Es uno de los pocos candidatos que defiende la concesión de más visados de trabajo a aquellos licenciados o posgraduados extranjeros en campos especializados como la ingeniería o las matemáticas. Además propone conceder la residencia permanente (la llamada green card) a aquellos estudiantes extranjeros que se licencien en universidades norteamericanas. Me parece paupérrima su visión y critico sus prejuicios en contra de aquellos que no tuvieron oportunidades de ir a la escuela.

3.      La congresista Michele Bachmann, se acaba de retirar y por su parte, apoyaba la construcción del muro con México. Es un viejo proyecto, aprobado finalmente durante la presidencia de George W. Bush. Hasta la fecha se han construido 950 kilómetros a un coste de 2.600 millones de dólares (2.000 millones de euros). Además, Bachmann manisfesto repetidas veces sy oposición a que se ofrezcan beneficios como escolarización pública a los inmigrantes indocumentados y a sus hijos. Afortunadamente se retiró; una menos!

4.      Newt Gingrich, que fue presidente de la Cámara de Representantes en los años 90, apoya que se abra una vía a la legalización de aquellos inmigrantes indocumentados que han pasado suficiente tiempo en Estados Unidos (25 años, ha dicho el candidato) y hayan tenido descendencia con ciudadanía norteamericana. También propone que se ofrezca la ciudadanía a los residentes sin papeles que entren en el Ejército. Apoya que se refuerce la vigilancia policial en la frontera con México. Personalmente, Gingrich me parece detestable y tiene mucha cola que le pisen; a éste no lo paso ni con mermelada.

5.      El exembajador en China John Huntsman, el más moderado de los candidatos, es el único que ha expresado claramente la idea de que sería extremadamente costoso deportar a todos los inmigrantes indocumentados de EE UU (se calcula que hay unos 11 millones). Tampoco cree que sea apropiado construir un muro en la frontera con México. Ni por esta última afirmación le compro sus ideas.

6.      Ron Paul, el candidato libertario, mantiene una de las posturas más duras respecto al control de la inmigración. Quiere aumentar la vigilancia en la frontera, para evitar las entradas ilegales. Como medida disuasoria, ha propuesto que se revoque la enmienda 14ª de la Constitución, que otorga la nacionalidad norteamericana a los hijos de inmigrantes nacidos en EE UU. Apoya la deportación de todos los visitantes que violen los plazos establecidos en un visado. Sus puntos de vista racistas y prejuiciosos están para llorar y mojar tres pañuelos.

7.      Rick Santorum, por su parte, afirma que se debería hacer, por ley, que el inglés sea el idioma oficial de EE UU. Además, defiende la construcción del muro en la frontera con México y se opone a concederles beneficios educativos o sociales a los inmigrantes y sus hijos. Cuando leí sobre sus pretensiones lingüísticas  me dio un ataque de risa.

Mitt Romney es en este momento el favorito en las primarias en New Hampshire y, por tanto, el objetivo principal de los ataques de sus rivales. Está en el centro de todas las miradas, las de los amigos y las de los enemigos; ha sido criticado desde múltiples ángulos: Se le acusa por ser un moderado que jamás se ha identificado con los valores conservadores. Tal como lo expuso Newt Gingrich en uno de los debates, si los republicanos quieren presentar un candidato que ofrezca un auténtico contraste con Obama, que represente claramente al conservadurismo actual y que sea capaz de generar una ola de entusiasmo entre las bases, Romney no es el hombre adecuado.

En los últimos días, además, se ha sumado a las críticas contra Romney un episodio de su biografía que puede convertirse en un enorme problema para él, tanto en estas primarias como, más aún, en las posteriores elecciones presidenciales. Se trata de Bain Capital, la firma de inversiones que Romney dirigió desde 1984 hasta 1999. Uno de los ejes de la campaña de Romney es que su experiencia en el sector privado le da el conocimiento para conducir la economía norteamericana, con los métodos de la libre empresa, hacia una nueva etapa de crecimiento. Parece, sin embargo, que su trayectoria en Bain Capital está escalonada entre algunos fracasos y ciertos éxitos que favorecieron al capitalismo más especulativo, precisamente el que ahora es menos popular en este país.

The Wall Street Journal publicó una investigación sobre las actividades de Bain durante el tiempo en que fue dirigida por Romney y, aunque no llega a conclusiones claras en una sola dirección, sí pone en evidencia que Bain invirtió en empresas en las que se produjeron fuertes reducciones de puestos de trabajo y que, en algunas de esas operaciones, la firma consiguió repartir grandes cantidades de dinero entre sus clientes y sus ejecutivos. En los 77 negocios analizados por el periódico conservador, Bain obtuvo unos beneficios totales de 2.500 millones de dólares sobre una inversión de 1.100 millones, actuando en ocasiones en niveles de riesgo por encima del promedio del sector. El diario añade que también ha detectado varios fracasos significativos en las inversiones de Bain en esos años.

Ni los éxitos ni los fracasos de esa compañía ayudan a Romney en esta campaña. Unos porque ponen en evidencia un modelo de negocio que no es muy considerado con los intereses de las clases medias, y otros porque rebaten la imagen del brillante consejero delegado que pretende trasladar a las Casa Blanca sus dotes como ejecutivo. Después de leer sobre este “destacado grupo” de candidatos republicanos concluyo  que la caballada esta tan flaca que cualquiera que gane, carece de fortaleza para competir en una contienda presidencial y esto va afortunadamente en beneficio de Obama. Por supuesto que hablo desde el punto de vista personal y latino; he decidido que vivo y moriré fiel a mis raíces.

 

 

 

 

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