Hace mucho que dejé de discutir cuestiones sobre política internacional en mis reuniones familiares para evitar fricciones. Teniendo a una norteamericana y a una europea como nueras, es fácil herir fibras sensibles; debo reconocer que hace años sospecho que aquí mismo, dentro de mi casa hay un abismo entre facciones republicanas y demócratas, que se han formado entre mis hijos y sus esposas; sus puntos divergentes han amenazado y tensionado más de una vez, la armonía familiar; sin embargo, en nuestra cena de fin de año, todos coincidimos que Estados Unidos ha entrado al Siglo XXI con una actitud muy distinta; en 2011 las miradas del mundo se enfocan hacia la región Asiática y el Siglo XXI ya no es puramente Americano.
La visita a del Presidente Norteamericano por los países de Asia, a finales del año pasado, tuvo como propósito buscar socios estratégicos para poder continuar dirigiendo el mundo en un concepto diferente: en una sociedad compartida. ¿Qué cosas aporta Estados Unidos a la mesa del nuevo banquete? En cuanto a ingredientes positivos, experiencia, tecnología punta, fuerza militar, situación geográfica estratégica, y una diversa demografía. En cuanto al ingrediente negativo, el innegable y enorme déficit de una economía flexible de primer nivel aunque débil e inestable. El mensaje enviado por Obama en los últimos días de 2010 y leído entre líneas es: “Necesito urgentemente crear empleos, exportar más y contar con socios estratégicos, para mantener el sueño americano”. No por casualidad, el día de hoy el Presidente Hu Jintao devuelve la visita y acaba de ser bienvenido con pompa y circunstancia en Washington.
Personalmente, no creo que logre mucho la alianza entre el gigante de America y el dragón chino; le apuesto mas a la relación de EE UU con India, relación que definirá el siglo XXI. El analista indio K. Subrahmanyam declaró recientemente: "Estados Unidos necesita un socio, Europa está envejeciendo y Japón está envejeciendo al igual que China. Las únicas naciones importantes que no envejecerán, al menos en los próximos 30 años, son EE UU e India". El viaje de Obama y la visita de Jintao, podrían verse como una oportunidad de garantizar la influencia norteamericana sobre Asia; sin embargo, Asia no es única, y hay países que observan con recelo el ascenso de China y sus reclamaciones territoriales. "La prosperidad sin libertad es otra forma de pobreza" ha afirmado Obama. ¿Es posible y deseable que China crezca y que, al tiempo, EE UU continúe siendo poderoso e influyente en Asia? ¿Se trata de cambiar el consenso de Pekín, un capitalismo de estado sin democracia, por el consenso de Bombay, una economía de mercado y libertades individuales? Un cierto estupor estratégico domina la política de Estados Unidos, que en definitiva, en 2011 está muy lejos de ser lo que fue, y como dice la letra de la Llorona, ‘ayer maravillas fui, llorona y ahora ni sombra soy…”
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