jueves, 25 de marzo de 2010

Tears in Heaven

Beyond the door there is peace, I am sure

And I know there'll be no more

Tears in heaven…

 

Tenía tan solo 17 años cuando llegue a estudiar a Monterrey; llevaba en mi maleta guardadas con extremo cuidado, ilusiones y metas por cumplir. Era muy joven y no sabía cómo, pero tenía muy claro que mi vocación para alcanzarlas era fuerte; no sabía cuando iba a realizarlas, pero tenía en mente que lo lograría; no sabía por qué, pero se me había dado el privilegio de estudiar en una escuela reconocida y era una oportunidad única que no iba a dejar pasar de largo. Esa noche de septiembre, hacía calor; salí del dormitorio en donde vivía, adentro del Campus y cruce la Avenida Eugenio Garza Sada, (que en ese tiempo se llamaba Avenida Tecnológico). Cuando alcance a llegar a la otra acera, escuche muy cerca algunas ráfagas de metralletas; no sé cómo pero alcance a correr y a refugiarme en el Super 7 que se encontraba a escasos metros del lugar. Al llegar adentro de la tienda, se encontraban muchos estudiantes que como yo, no sabíamos que pasaba, pero entendíamos que estábamos en el lugar equivocado, a la hora equivocada.

 

Los soldados del ejército federal entraron violentamente al Super 7 y empezaron a registrar con brusquedad y a empujones a todos los estudiantes que agazapados y llenos de temor, alcanzábamos apenas a balbucear nuestros nombres, a responder de donde éramos, a pronunciar la carrera que estudiábamos y a decir el nombre del lugar en donde vivíamos; algunos llevábamos identificaciones con nosotros; algunos otros no, habían salido sin meditarlo, a comprar un refresco o tal vez un café para acompañar la vigilia y continuar estudiando; en mi caso, llevaba en mi cartera el documento que me acreditaba como alumno de Ingeniería Industrial del Tecnológico de Monterrey y los soldados del ejército, quienes buscaban a un grupo guerrillero “comunista” que se escondía en esa área, después de interrogarme brevemente, me dejaron libre.

 

Hace poco menos de cuarenta años de ese incidente; la memorias y las imágenes de aquella noche vinieron a mí, como bestias para acorralarme de nuevo en estos días, cuando me enteré que dos estudiantes de excelencia murieron en un fuego cruzado entre narcotraficantes  y el ejército, justamente enfrente del campus del Tec de Monterrey. Cuantos sueños pendientes y cuantos logros incumplidos han quedado inertes y rodaron por el suelo esa noche fatal; cómo explicar lo sucedido y como consolar a esos padres que perdieron injustamente a sus hijos en el torbellino de un país que convulsionado busca liberarse de los efectos devastadores de las drogas; el estertor de muerte se ha apoderado del país y de sus habitantes.

 

No tengo palabras para consolar ni confortar a nadie; me ha quedado de esta impresión, una ronquera crónica. Sin embargo, tengo la esperanza que la oscuridad del túnel que ahora vive México, nos lleve a encontrar una luz y una salida; me avergüenza heredar a los jóvenes de esta generación, un país devastado; y lo único que se me ocurre es que antes de que sea demasiado tarde, nos reunamos  viejos, adultos y jóvenes para proponer, imaginar  y construir desde las cenizas, un nuevo amanecer.

 

 

 

 

 

lunes, 22 de marzo de 2010

Practico

Humero me miro detras de sus anteojos con una mirada fija; “mis arepas son las mejores y las mas saludables de Bogota y sus alrededores” me dijo con certidumbre. “No llevan grasa, y se hacen con granos de elote fresco molidos diariamente; llevan mantequilla natural y no la margarina que contiene aceite hidrogenado que es casi plastico; el queso que le pongo encima, es queso bajo en grasas” agrego convencido de sus argumentos. Vi el letrero de “Arepas de Humero” desde la camioneta en que transitaba por las calles de Bogota y le pedi al conductor que se detuviera, para probar una de aquellas delicias. Eran las diez de la maniana y el hambre me impedia pensar.

“Quiero una arepa con queso” le dije al hombre que atendia el puesto y con una sonrisa adivinatoria me respondio: “Usted es Mexicano, verdad?” “Y usted, Barranquillero” le dije como respuesta. “Como supo?”respondimos los dos al unisono,  y a partir de ese momento se dio entre nosotros una cordialidad incondicional. Humero habia dejado la costa del Atlantico Colombiano para mudarse  a Bogota hacia cinco anios;  habia empezado aquel puesto de arepas en un local de tres metros cuadrados en un barrio de clase popular. Segun me dijo, la pulcritud extrema del local y la frescura de los ingredientes le habian hecho ganar clientela; hacia un anio habia comprado el supermercado anexo, llamado“Las Tres Elles”. La antigua propietaria, una viuda cansada y vieja le habia traspasado el negocio por una cantidad muy por debajo del precio real y Humero decidio usar un dinero, product de sus ahorros de cuatro anios de trabajo y pedir un pequenio prestamo al Banco, “para completar y reunir una cantidad digna para ofrecerle a la viuda” dijo Humero. Su hijo mayor se habia hecho cargo de atender el supermercado, mientras el barranquillero habia preferido seguir a cargo de la venta de arepas.

“Cuantas arepas vende al dia?” le pregunte . “Unas doscientas, mas o menos” respondio sin titubear. “Y los clientes tienen  que venir personalmente o tiene usted entrega de arepas a domicilio?” solte la pregunta como si nada y Humero abrio los ojos. “Nunca habia pensado en eso” respondio sonriente, “pero me ha dado usted una buena idea”. Mientras hablaba, cocinaba con destreza: habia abierto la arepa en dos, le habia untado mantequilla y le habia dado dos vueltas; posteriormente habia agregado abundante queso fresco y una vez derretido, Humero agarro habilmente la arepa con una tenaza y me la sirvio en un plato. “Espero que le guste” me dijo mientras me pasaba la arepa; “le puedo ofrecer una aguita helada de coco, cortesia de la casa?” me pregunto; “por supuesto” respondi emocionado. Humero saco un coco de la nevera, previamente le habia quitado la corteza y agarrando un cuchillo, le hizo una hendidura, coloco un popote y me paso aquella bebida refrescante y maravillosa. Mientras comia,sintiendo que en cada pedazo probaba un pedazo de cielo y en cada sorbo, bebia el agua magica del tiempo, vi a Humero escribir con un plumon de tinta negra sobre un cartoncillo blanco: “Se necesita joven Practico, para entrega de domicilios y oficios varios; traer hoja de vida”; al terminar de escribir, coloco el cartel inmediatamente en la pared de su local.

“Cuanto le debo?” dije al terminar mi desayuno; “Nada, porque usted me dio la idea de contratar a un practico” respondio sonriente . “En el centro de Mexico, al practico le llamamos “mandadero”, y mas antiguamente, le deciamos “propio”, por considerarlo como propiedad,  era parte del personal de servicio domestico que vivia en casa ” le dije al hombre; “Alla en Barranquilla le llamamos “practico”, porque usualmente son jovenes que practican, que estan aprendiendo un oficio” respondio Humero. “Me gusta mas ese sustantivo “practico” en vez de “mandadero” o “propio” porque todos, inclusive usted y yo debemos ser practicos o aprendices en esta vida y de por vida” le dije al despedirme y le extendi un billete de 20 pesos colombianos; “acepteme por favor el dinero, porque usted me ha enseniado el uso de una nueva palabra” y deje el billete sobre el mostrador. Antes de arrancar la camioneta, voltee a ver a Humero a traves de la ventanilla; ambos sonreiamos, satisfechos de nuestro aprendizaje, nos habiamos re-conocido; ambos eramos practicos…

 

 

domingo, 14 de marzo de 2010

El ceviche peruano

Senti el acido sabor del limon en el primer bocado de ceviche y despues de  paladear el aji rocoto que le daba un sazon especial a la carne jugosa y fresca de la corvina, y le dije a Carlos Bolonia, Ministro de Economia y Finanzas quien me habia invitado a Lima, que "muy pronto habria en el mundo un lugar y un espacio tan importante para el ceviche peruano, como el sushi japones, los tacos mexicanos y la pizza italiana y que deseaba que el ceviche jamas cayera en una version americana". Diez anios mas tarde, el tiempo quien me ha dado la razon: hoy en las principales ciudades de Latinoamerica y en las grandes ciudades de Norteamerica encontramos siempre un espacio para la excelente gastronomia peruana y el ceviche sigue conservando su sabor original.

Llegue a Lima los primeros dias de Octubre de 2000; el secretario particular de Carlos me habia hecho reserva en el Radisson San Isidro, hotel enclavado en una de las zonas mas privilegiadas de Lima; era un pequenio pero exclusivo hotel boutique ubicado en la Avenida Las Palmeras numero 240. El chofer del Ministro de Economia habia quedado de pasar por mi a la una y treinta de la tarde; el sitio seleccionado por Carlos para almorzar me deslumbro por su riqueza historica: La Huaca Pucllana, restaurant que originalmente era un yacimiento arqueologico justo en el corazon de Miraflores, el barrio en donde ha vivido por anios el escritor Mario Vargas Llosa.

Era un dia nublado de Octubre, y el color gris de aquella tarde no era sorprendente; en Lima nunca llueve, pero tampoco sale el sol. Esta curiosa condicion, por su vecindad con el Mar de Miguel Grau, como se conoce alla al Pacifico, que a esta lechosa durante todo el anio. De noche, no se ven estrellas en la capital peruana; la playa es de cantos y no de arena, por eso las olas hacen un particular sonido al romperse y de norte a sur, se levanta un acantilado rocoso que se ha convertido en el rostro de Lima.

Eran casi las dos de la tarde cuando vi de lejos, a Carlos Bolonia llegar al restaurant: cercano a la cincuentena, alto, rubio y corpulento, vestido con un traje ingles color azul marino y delgadas rayas gris oxford, corbata gris y un panuelo del mismo tono que asomaba apenas en su bolsa superior derecha; egresado de un doctorado en Economia de la Universidad de Oxford, Carlos era una autoridad en su area y un hombre exitoso en los negocios. Lo conoci en Mexico y conocia su aprecio por  la buena mesa, el buen vino y la buena conversacion, y anticipaba  que aquella seria una larga y entretenida tertulia, preambulo de la alianza que seguramente podriamos concretar al final de aquella comida. "Pide un ceviche de corvina para empezar" me dijo Carlos y asi lo hice: en unos cuantos minutos tenia frente a mi, una bandeja generosa con trozos de corvina, que segun palabras del capitan de meseros habia sido pescado esa maniana en Villa Maria y trasladado de inmediato desde el Callao; al probar el primer bocado, pude identificar el sabor de sus ingredientes: limon fresco, aji limo, cilantro, sal, ajo, kion y cebolla roja en plumas. La bandeja venia acompaniada de choclo, cancha y camote sobre hojas de lechuga.

"La gastronomia peruana se ha construido a punta de mestizaje"dijo Carlos; "en la vieja olla del inca han metido mano espanioles, japoneses, africanos y chinos; cada uno ha dejado su sazon" agrego. "La coccion del limon duraba dos o tres horas de acuerdo con la tradicion culinaria de los incas; sin embargo, los japoneses son amantes del pescado crudo y por tanto ahora nuestro fresco filete pasa por el limon durante dos o tres minutos" continuo; "los chinos trajeron lo suyo, especialmente con los salteados y su salsa de soya; los africanos trajeron entre otros platos, los anticuchos, esos pinchos de corazon de res que son considerados manjares dignos de un rey" finalizo Carlos.  "Mario Vargas Llosa me dijo hace poco y con sobrada razon que mas que una evolucion, la cocina peruana es toda una revelacion y una revolucion en el extranjero: los chupes de camarones, los piqueos, las pachamancas, el lomito salteado, el aji de gallina, el ceviche y el suspiro limenio atraen tantos turistas como Cuzco y Machu Pichu" le dije a Carlos, quien muy serio me respondio: "Aunque no comulgo con las ideas politicas de Marito, debo reconocer que el miraflorino tiene razon; siempre he preferido a Vargas Llosa como escritor pero como politico, mas le valdria quedarse callado". En parte le doy la razon a Carlos; Vargas Llosa tiene aun mucho que contarnos…

  

 



¿Te falta espacio para tus correos? Enciende tu hotness con Hotmail

sábado, 13 de marzo de 2010

El autobus numero uno.

"La humanidad ha entrado en el tercer milenio bajo el imperio de las palabras. No es cierto que la imagen esté desplazándolas ni que pueda extinguirlas; el gran derrotado es el silencio. Las cosas tienen ahora tantos nombres en tantas lenguas que ya no es fácil saber cómo se llaman en ninguna. Los idiomas se dispersan sueltos de madrina, se mezclan y confunden, disparados hacia el destino ineluctable de un lenguaje global. La lengua española tiene que prepararse para un oficio grande en ese porvenir sin fronteras." Dijo Gabriel Garcia Marquez en el discurso inaugural del Primer Congreso de la Lengua y las Nuevas Tecnologias en la maravillosa ciudad de Zacatecas, Mexico en 1997.
"Nuestra lengua desde hace tiempo no cabe en su pellejo. Pero nuestra contribución no debería ser la de meterla en cintura, sino al contrario, liberarla de sus fierros normativos para que entre en el siglo venturo como Pedro por su casa. En ese sentido me atrevería a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros". Esas fueron las palabras finales de Gabo y un estruendoso aplauso resono en aquella sala replete de escritores, periodistas, gente del oficio de la escritura, que segun el Nobel Colobiano, "es el oficio mas antiguo del mundo".
Llegue a Zacatecas la noche del 6 de abril de 1997 invitado para impartir una charla dentro del marco del Congreso y me registre en el Hotel Quinta Real. La sensibilidad de los arquitectos que remodelaron ese hotel me conmovio: jamas habria podido imaginar que una plaza de toros se pudiera convertir en aquella posada majestuosa; sus burladeros se remodelaron para convertirse en restaurants y bares;  sus gradas albergaban macetas y plantas que le daban un sentido de estetica integrado al paisaje y contrastando con el cielo azul y las limpidas nubes zacatecanas. Posteriormente me dirigi al escritorio en donde varias edecanes registraban a los expositors y participantes del congreso. Al entregarme mi gafete, la edecan amablemente me indico que debia estar en punto de las siete y treinta de la maniana en el lobby del hotel, para tomar el autobus que me trasladaria a un edificio del centro historico en donde se efectuaria la ceremonia de inauguracion al dia siguiente.
Confieso queesa noche  me desvele en el bar del hotel, llamado El Tentadero, animado por la presencia de escritores, politicos y celebridades internacionales que continuaban llegando al hotel sede. Despues de una cerveza y un par de tequilas, llegue a mi habitacion alrededor de la medianoche; el cansancio del viaje y el sopor causado por los tequilas me vencio; antes de dormir, puse la alarma del reloj colocado encima de mi buro a las seis y treinta. Al dia siguiente, un rayo de sol hirio mis ojos y al ver la hora, me incorpore de inmediato: eran las siete y quince de la maniana. Me banie y vesti tan rapido como pude y corriendo llegue al lobby en donde vi a dos autobuses listos para partir. Una edecan al ver mi gafete, me indico que me correspondia tomar el autobus numero dos; sin embargo, ya no habia asientos disponibles. Sonriendo me dijo, "vamos a ver si en el autobus numero uno hay todavia un lugar" dijo la edecan y a gritos le pidio al chofer que abriera la puerta.
Al subir al autobus numero uno, me sorprendi al ver a los pasajeros; comodamente sentados en sus respectivos asientos estaban estaban el Rey Don Juan Carlos y la Reina Sofia, Gabriel Garcia Marquez y Mercedes, su esposa; Camilo Jose Cela, Elena Poniatowska, Laura Esquivel, Jacobo Zabludovski, Miguel Aleman, Miguel de la Madrid, Jose Luis Cuevas entre otras veinte celebridades; me sente al lado de Sergio Ramirez, escritor y Vicepresidente de Nicaragua; Alla afuera en las calles, miles de personas saludaban agitando banderas ante el paso del autobus que anunciaba la presencia de sus majestades, los Reyes de Espania. Al llegar al edificio donde se llevaria a cabo la inauguracion, el autobus numero uno no se detuvo en la entrada principal, sino que se estaciono en la parte de atras y por una puerta lateral, llegamos al interior del recinto en donde habian dos hileras de asientos reservados para los invitados especiales; con satisfaccion, me sente en primera fila, al lado de Jose Luis Cuevas y con mis sentidos abiertos, escuche desde primera fila el discurso inaugural de Camilo Jose Cela, me deleite oyendo a Octavio Paz quien a traves de videoenlace se dirigio a la audiencia y finalmente, escuche al famoso colombiano defender la libertad y autonomia del lenguaje; aquella maniana me senti dichoso de haberme equivocado: en vez de poner la alarma a las seis y media de la maniana, lo puse a las seis y media de la tarde, despues de todo, no por mucho madrugar, amanece mas temprano... 
 


¿Perdido entre tantos correos? Enciende tu hotness con Hotmail