Sí, es muy probable que mi afición y devoción por la tecnología me permite apaciguar las ansiedades de la edad madura y me hace sentir contemporáneo y glamoroso. Al menos, esa es mi forma de gritar que sigo vivo y vigente; esta afición me acerca a los jóvenes y me permite observar que día a día, es mayor la competencia entre éstos por descubrir antes que nadie la más reciente, especializada, sofisticada o revolucionaria aplicación; la misma tendencia ha encontrado eco en los famosos que antes invertían en restaurantes, lociones y líneas de ropa y ahora invierten en páginas web, redes sociales y aplicaciones para teléfonos inteligentes.
Recientemente se celebró en Texas el South By SouthWest, un festival de cine, la música y la tecnología. Los primeros titulares fueron para Leonardo DiCaprio y su amigo Tobey Maguire quienes fueron a presentar Mobli, una aplicación de fotografías para el teléfono inteligente, por la cual invirtieron cuatro millones de dólares cada uno. No son los únicos. Jessica Alba también acaba de lanzar Honest Co. una página web que vende productos ecológicos para bebés. Cuando le vino la idea hace dos años, no fue a hablar con Babies R Us ni ninguna otra empresa tradicional, sino con David Lee, un inversionista de Silicon Valley que ya había ayudado a Kim Kardashian a montar su propia aplicación, llamada ShoeDazzle, que ayuda a elegir zapatos.
Aunque nunca he vivido en Hollywood intuyo que allá impera la dinámica de "para ser famoso, actúa como los famosos" y si Lady Gaga y Kanye West apoyaron el surgimiento de Turntable.fm una web musical que permite a los usuarios interactuar y compartir música; si Justin Timberlake aportó dos millones para comprar parte de MySpace y montar una página de fotos; si el cómico Will Ferrell ha apoyado el surgimiento de la web de vídeos humorísticos llamada FunnyOrDie.com; si MC Hammer tiene su propio motor de búsqueda y ha financiado una cosa llamada DanceJam a la que el usuario debe subir videos suyos bailando; si Guy Oseary, el manager de Madonna, aporta al menos 50.000 dólares al mes en nuevas empresas tecnológicas, ¿Quién podría impedir seguir con este juego? Las grandes marcas han abrazado la misma idea: Polaroid en enero de 2011 se inventó el cargo de "consejera creativa" solo para tener a Lady Gaga en nómina, Intel respondió unos días después al contratar a will.i.am, el cantante de los Black Eyed Peas, como "director de innovación creativa".
¿Valdrá la pena tener a un famoso detrás de una innovación tecnológica? ¿Qué tanto repuntará contar con una celebridad en una campaña de publicidad?. ¿Puede uno tomar en serio la visión tecnológica de un actor que solo quiere apuntarse a una moda? Hace seis meses, Ashton Kutcher apareció en Dos hombres y medio con un celular lleno de los logotipos de sus aplicaciones mientras recitaba los chistes malos que caracterizan a esa serie, ¿su publicity ayuda o perjudica a la marca? Es cierto que no ha habido famoso alguno detrás de Instagram ni de Angry Birds ni de ninguna de las otras aplicaciones más descargadas de la historia. Es cierto que el usuario de tecnología de hoy encuentra más satisfactorio descubrir un producto desconocido que uno patrocinado por un famoso. Brian Lee, que se gana la vida ayudando a las celebridades a invertir en apuestas tecnológicas, explica que "ayuda mucho para que las empresas se den a conocer, tengan credibilidad inmediata y reciban atención en las ruedas de prensa. Si trabajas con un famoso que tiene 25 millones de fans, vas a recibir una tracción que no tendrías de otra forma. Y no creo que una empresa joven se pueda pagar ese tipo de exposición mediática". ¿Será, será? Yo tengo mis dudas, o ¿será que me muero de envidia porque tengo solo 1,048 amigos en Facebook, 51 seguidores en Twitter y 270 contactos en LinkedIn y a la fecha no he recibido propuesta alguna para publicitar alguna tecnología, ni dispongo de millones para patrocinarla?
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