Recibí en días pasados la visita en Miami de un amigo que venía de Monterrey; aunque no tenemos una amistad cercana me ofrecí pasar por él al aeropuerto y llevarlo al hotel; dado que el trayecto era largo, tuvimos tiempo de conversar por un rato y una de sus primeras preguntas fue: “en qué año te graduaste y quienes fueron tus compañeros?. “Ah, respondí: a varios de ellos probablemente tú los conoces, y de inmediato empecé a nombrar a cinco o seis famosos empresarios de México. Al ir mencionándolos, veía de reojo la cara de mi amigo, quien exclamó con ironía: “vaya que todos ellos la hicieron en grande, Luis…y a ti, que te pasó?”
Pasé saliva y con una sonrisa tranquila le respondí: a mí no me pasó nada, excepto que desde hace ocho años disfruto de la tranquilidad, el sol, la arena, las palmeras, la brisa del mar y sobre todo, vivo como un ilustre desconocido en una próspera zona de desconocidos ilustres. Mi amigo replicó de inmediato: “bueno, eso de próspera era antes; la economía de este país está destrozada; entre este país y cualquiera de los países bananeros hay ya una brecha mínima. Su comentario terminó por sacarme de mis casillas y con enfado respondí:
En estos días es demasiado simplista concluir que EE UU es un desastre. El vergonzoso proceso de negociación sobre el límite de la deuda fue la confirmación final: Estados Unidos está en caída libre. Y, por supuesto, el hundimiento de la Bolsa de Valores y la posibilidad de que la economía esté entrando de nuevo en recesión no son sino manifestaciones adicionales de la imparable derrota de la unión americana. Sin embargo, esta conclusión, que tan obvia parece, es errada y puedo citar varias razones:
1. Wall Street, Silicon Valley, los centros de investigación, las universidades y otras fuentes de donde emana el poder estadounidense siguen sólidas. La Bolsa ha caído y habrá recortes presupuestarios que afectarán a sectores como los retirados, las minorías, los minusválidos, por ejemplo. Pero aun así, la actual ventaja de EE UU sobre sus rivales es tan enorme que esos recortes no lo desplazarán del primer lugar.
2. El poder absoluto no importa. Lo que importa es el poder relativo respecto a los rivales. Aunque EE UU pueda estar declinando en poder absoluto, sus competidores también tienen problemas y se enfrentan a difíciles amenazas internas y externas, políticas y económicas.
3. La demografía y la diversidad crecen. En casi todos los países ricos la población crece muy lentamente o disminuye. En EE UU aumenta. Además, continúa siendo el polo de atracción de talento más poderoso del mundo. También es el país que más rápido integra y mejor provecho saca de los inmigrantes, especialmente de los profesionales y mejor formados.
4. Cuando el mundo entra en pánico financiero y los inversionistas buscan un refugio seguro para sus ahorros, ¿adónde se dirigen? A EE UU. Muchos de mis compañeros ricos y famosos han huido de México de noche, otros han enviado a sus familias buscando refugio en ciudades norteamericanas y luchan por salvaguardar sus recursos en este país.
¿Afronta EE UU enormes problemas? Sí. ¿Está debilitado? Sí. ¿Más que otros países? No. En resumen, si ahora me preguntas que me paso a mí? Te lo diré descaradamente: aunque probablemente yo jamás formare parte de la lista de los ricos empresarios de México, a mí, mi querido amigo, me salvó la campana y vivo agradecido por ello; en eso, vi el letrero del hotel rojo encendido igual que yo, ahí frente a mis ojos…
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