domingo, 28 de agosto de 2011

Por si no te vuelvo a ver.

Adelina cerró los ojos y aplastó el botón de espray de la loción One de Calvin Klein; empezó a rociar su cuerpo de izquierda a derecha, desde la muñeca hasta alcanzar el hombro derecho; abrió los ojos y tomó otro perfume colocado sobre el tocador: Love de Perry Ellis e hizo lo mismo, solo que esta vez empezó en el cuello, hasta llegar a los lóbulos de las orejas, de izquierda a derecha y de ahí hasta el pecho hasta casi alcanzar la cintura. Había comprado estos perfumes de imitación en una pequeña tienda en la esquina de Juárez y Padre Mier y la mezcla resultaba en un aroma maravilloso; comúnmente las personas le preguntaban por el nombre de su loción fragante y ella se limitaba a sonreír, poco dispuesta a compartir su secreto; el radio-reloj colocado encima de su buró sintonizaba como siempre su estación favorita: AW 101.3 y las notas del bolero Usted de Los Tres Diamantes se dejaron oír en su amplia habitación climatizada; abrió su estuche de cosméticos y estaba sacando el delineador cuando oyó sonar su celular; eran casi las dos de la tarde. “Sí Mary Carmen, ya voy para allá” dijo sonriente, “estoy terminando de arreglarme, así que allá nos vemos” y colgó.

Como todos los jueves, se había puesto un vestido nuevo: esta vez era un conjunto de poliéster delgado y vaporoso marca Tessuti; lo había comprado en Sears y desde que lo vio, le encantó: el estampado era de flores malva y verde.  La falda de tablones tenía un largo conservador: le llegaba poco mas abajo de las rodillas; la blusa acinturada caía hasta la cadera, ocultando sus kilos de más; el discreto escote escondía los pechos que hacía  tiempo habían dejado de ser firmes y turgentes. Adelina se hizo en el pelo un chongo discreto y remató su arreglo colocando atrás cerca de la nuca, una peineta de plata en forma de cisne con incrustaciones de turquesa. Se había jubilado hacia apenas un año; trabajó durante treinta y cinco años atendiendo una pequeña refaccionaria ubicada en Calzada Madero; con el escaso sueldo mantuvo y educó a Celita, su única hija. Adelina jamás se casó y disfrutaba su libertad plena, reuniéndose a comer cada jueves con Mary Carmen, Flor Maria y Angeles, sus amigas de toda la vida.

Aquel jueves 25 de Agosto Adelina y sus amigas pidieron el platillo del día en el restaurant del Casino Royale: envueltos de picadillo, arroz a la jardinera y frijoles refritos;  sus tres amigas pidieron un refresco embotellado y Adelina, cuidando su peso,  pidió agua natural; las mujeres empezaron a comer; entre risas, música y el ruido de las maquinas de juego, se esforzaban por oír las conversaciones de unas y otras; eran casi las tres y veinte de la tarde cuando pidieron postre: flan de la casa; Adelina se levantó a pedir tenedores para todas, cuando de pronto oyó gritos allá a lo lejos, y empezó a ver salir corriendo a algunas personas apresuradamente, ante un estruendo, confusión, humo y caos. Las cuatro mujeres al igual que la mayoría de los comensales corrieron al baño, buscando refugio pero jamás imaginaron a ciencia cierta el infierno que sobrevendría.

Fueron los 2 minutos y 30 segundos más largos en la historia de Monterrey, una ciudad que hasta hace unos años había destacado como la capital industrial de México. El atentado en un local de apuestas, el Casino Royale, duró apenas unos instantes, pero ha bastado para dejar más de cincuenta muertos y consternar a toda una ciudad. En una ciudad que creía haber visto ya el catálogo completo de crímenes del narcotráfico, desde decapitados, secuestrados y hasta ahorcados, el más reciente episodio de la ola de violencia ha desafiado la capacidad de asombro de sus habitantes. Marcada por el dinamismo económico, la capital de Nuevo León (entidad que produce el 7,5% del PIB) era una ciudad considerada de las más seguras de México hasta hace unos cinco años, cuando empezó a crecer la violencia. Sus barrios opulentos y marginales parecían haber encontrado la fórmula de convivir sin sobresaltos, y sus calles podían recorrerse sin temor a ser asaltado. Pero eso parece haber quedado en el pasado. Ahora sus habitantes comentan, con cierto humor, que la única manera de sentirse seguro aquí es estar fuera de la ciudad. De hecho, en los últimos años, algunas familias de clases altas y medias han emigrado hacia Estados Unidos en busca de la tranquilidad perdida. Desde hace unos tres años, en Monterrey, la violencia ha comenzado a imponer restricciones en la vida diaria: se recomienda no salir por la noche, no ir a discotecas y hasta no estar en el momento y el lugar equivocado, con lo que eso signifique.

Adelina escondida en el baño, utilizando su teléfono celular marcó nerviosamente a su hija: “Celita, estoy en el Casino Royale, me parece que entraron los narcos” dijo entre sollozos. “No sé qué está pasando, pero por si no te vuelvo a ver, te pido que te cuides mucho, te quiero mucho hijita, recuérdalo siempre, te quiero”. Esas fueron las últimas palabras que Celita escuchó de su madre; el cuerpo casi completamente carbonizado de Adelina fue identificado por aquel cisne de plata que Celita le había comprado este año en Taxco durante sus vacaciones de Semana Santa; aferrado a su mano, los rescatistas encontraron también su celular…

 

 

 

 

 

domingo, 21 de agosto de 2011

El boleto ya tiene regreso!

Hace unos cuatro años, visité Beijing y Shanghái y quedé impresionado por la modernización, la afluencia y la elevada tasa de empleo del dragón chino; en una de mis conversaciones con algunos líderes empresariales locales, no pude evitar preguntarles el salario mínimo que un trabajador chino percibía mensualmente. Al enterarme, tuve que justificar la razón por la que EEUU abandonó las maquiladoras mexicanas para establecer acuerdos con China. Sin embargo, a la vez empecé a reflexionar sobre los efectos que podrían tener la fortaleza y apreciación del Yuan así como  la eventual profesionalización del trabajador chino a través de los años, en la economía mundial. Parece que mis cavilaciones y deseos internos se han cumplido: este verano un nuevo fenómeno está ocurriendo en China: el aumento de los salarios en China -producto de la apreciación de la moneda china, y de una mano de obra cada vez más calificada- está haciendo que cada vez más empresas estadounidenses estén cerrando sus fábricas en China y trasladándolas a México.

Según un estudio reciente de JP Morgan, mientras que hace 10 años el salario promedio en el sector manufacturero de China era un 237% más barato que en México, hoy es tan solo un 14% más barato. Eso significa que los salarios están prácticamente parejos, si se tiene en cuenta que transportar productos desde China a Estados Unidos es mucho más costoso que hacerlo desde México. En parte gracias a este fenómeno, el porcentaje correspondiente a México de importaciones manufactureras de Estados Unidos creció del 11.3% en 2005 al 14% el año pasado y alcanzara el 16% en 2011, dice el estudio.

La industria automotriz ha tomado la delantera. Más de cuatro grandes empresas fabricantes de automóviles han anunciado recientemente que abrirán nuevas plantas o expandirán las existentes en México. Y la industria aeroespacial esta buscando a expandir sus operaciones en nuestro país. Otros economistas señalan que la reciente caída de la calificación crediticia de Estados Unidos por parte de Standard & Poor's y sus secuelas económicas, probablemente tengan como resultado una valorización aún mayor de la moneda china, que aumentará aún más los salarios chinos. Ante una menor demanda estadounidense de sus productos, China acelerará su transición de una economía principalmente exportadora hacia un modelo cada vez más basado en el consumo interno, que requerirá una moneda más fuerte y salarios más altos.

El aumento de los salarios chinos podría ser la mejor oportunidad que ha tenido México en los últimos años para salir de su estancamiento y convertirse en una potencia económica emergente de primera línea como Brasil o India. Pero para lograrlo, México tendrá que reducir sus niveles de violencia y aprobar las muy demoradas reformas laborales, fiscales y energéticas después de las elecciones presidenciales de 2012. Es una oportunidad de oro y es indudable que el boleto de EEUU a México, ya tiene regreso!

 

 

 

 

 

lunes, 15 de agosto de 2011

Yo tengo mis dudas...

El próximo viernes iniciaremos clases en los Certificados en Mercadotecnia Digital y en Operaciones de Comercio Internacional que ofrecemos en Miami; tenemos inscritos a 26 jóvenes cuya edad oscila entre los 20 y los 25 años; he pasado horas y horas revisando la información que presentaré en mi curso “Estrategias de Mercadotecnia Digital y Programas de Lealtad”. No me sorprende que más de la mitad del contenido del semestre pasado está ya obsoleto y por lo tanto he tenido que hacer rápidas búsquedas en diversos sitios de la red, he bajado los más recientes artículos digitales sobre el área y finalmente he estado editando repetidas veces el programa de estudios.

Vaya que los tiempos han cambiado; en el pasado fui un devorador de libros hasta que descubrí el poder y caí rendido bajo el influjo de la tecnología, fascinado ante el prodigio de la gran revolución informática; desde entonces me he convertido en un gran apasionado de navegar mañana, tarde y noche por la red; con los años he aprendido a ser una persona “multitasking” como mis jóvenes alumnos; es decir, estar accesando varias tecnologías a la vez y a estar conectado 24/7. Esta confesión no me enorgullece, sino que me humilla, porque admito que esta adicción me ha hecho perder el hábito de leer concienzudamente, y poco a poco, he ido descontinuando mi habilidad analítica y reflexiva. En vez de investigar, me contento con hacer búsquedas rápidas en la red. En otras palabras, acceso la información y tengo muy poco interés por el conocimiento. Y es que mi concentración se disipa cada vez que empiezo a leer un libro; lo primero que pienso es que ese material de lectura impresa que tengo ante mis ojos está ya obsoleto; pierdo la concentración y rechazo ese empeño intelectual que antes me fascinaba. La lectura profunda que caracterizó aquellos años cuando defendí mi tesis doctoral, se han ido para siempre; ahora, leer libros completos implica un esfuerzo que me cuesta un trabajo insoportable.

Por un lado, reconozco la extraordinaria aportación de las tecnologías de información, el tiempo que ahorran, la facilidad con que una inmensa cantidad de seres humanos pueden compartir experiencias, los beneficios que todo esto acarrea a los procesos de comercialización y mercadeo y la agilidad de la investigación científica. Pero todo esto tiene un precio y, en última instancia, ha significado una transformación en nuestra vida cultural y en la manera de operar del cerebro humano, como lo fue en su momento el descubrimiento de la imprenta por Gutenberg en el siglo XV que generalizó la lectura de libros, hasta entonces confinada en una minoría insignificante de clérigos, intelectuales y aristócratas.

En mi época de estudiante universitario recuerdo haberme sorprendido al leer a Marshall MacLuhan, cuando, aseguró que los medios no son nunca meros vehículos de un contenido y que, a largo plazo, modifican nuestra manera de pensar y de actuar. MacLuhan se refería sobre todo a la televisión, pero su tesis alcanza una extraordinaria actualidad relacionada con el mundo del Internet. ¿Quién podría negar que ahora en segundos, haciendo un pequeño clic, recabamos una información que hace pocos años nos exigía semanas o meses de consultas en bibliotecas? Pero también hay pruebas concluyentes de que, cuando la memoria de una persona deja de ejercitarse, porque para ello cuenta con el archivo infinito que pone a su alcance una computadora, se entumece y debilita como los músculos que dejan de usarse.

No es verdad que el Internet sea sólo una herramienta. Es un utensilio que pasa a ser una prolongación de nuestro propio cerebro, el que, también, de una manera discreta, se va adaptando poco a poco a ese nuevo sistema de informarse y de pensar, renunciando poco a poco a las funciones que este sistema hace por él y, a veces, mejor que él. No es una metáfora decir que la "inteligencia artificial" que está a nuestro servicio, soborna y seduce a nuestros órganos pensantes, los que se van volviendo dependientes de aquellas herramientas. ¿Para qué mantener fresca y activa la memoria si toda ella está almacenada en la red, definida como "la mejor y más grande biblioteca del mundo"? ¿Y para qué aguzar la atención si pulsando las teclas adecuadas los recuerdos que necesito vienen a mí, resucitados por esas diligentes máquinas?

Lamentablemente reconozco que me he acostumbrado a picotear información en mi computadora, sin tener necesidad de hacer prolongados esfuerzos de concentración, y que he ido perdiendo el hábito y hasta la facultad de hacerlo, y he sido condicionado  para contentarme con hacer búsquedas en la red, con sus infinitas conexiones y saltos hacia añadidos y complementos, de modo que he quedado en cierta forma vacunado contra el tipo de atención, reflexión, paciencia y he perdido el gozo por la lectura. ¿Para qué tomarme el trabajo de leer si en Google puedo encontrar síntesis sencillas, claras y amenas de los libros? La revolución de la información está lejos de haber concluido. Por el contrario, en este dominio cada día surgen nuevas posibilidades  y logros. ¿Debemos alegrarnos? Yo ya tengo mis dudas…

 

 

 

lunes, 8 de agosto de 2011

Me salvó la campana.

Recibí en días pasados la visita en Miami de un amigo que venía de Monterrey; aunque no tenemos una amistad cercana me ofrecí  pasar por él al aeropuerto y llevarlo al hotel; dado que el trayecto era largo, tuvimos tiempo de conversar por un rato y una de sus primeras preguntas fue: “en qué año te graduaste y quienes fueron tus compañeros?. “Ah, respondí: a varios de ellos probablemente tú los conoces, y de inmediato empecé a nombrar a cinco o seis famosos empresarios de México. Al ir mencionándolos, veía de reojo la cara de mi amigo, quien exclamó con ironía: “vaya que todos ellos la hicieron en grande, Luis…y a ti, que te pasó?”

Pasé saliva y con una sonrisa tranquila le respondí: a mí no me pasó nada, excepto que desde hace ocho años disfruto de la tranquilidad, el sol, la arena, las palmeras, la brisa del mar  y sobre todo, vivo como un ilustre desconocido en una próspera zona de desconocidos ilustres. Mi amigo replicó de inmediato: “bueno, eso de próspera era antes; la economía de este país está destrozada; entre este país y cualquiera de los países bananeros hay ya una brecha mínima. Su comentario terminó por sacarme de mis casillas y con enfado respondí:

En estos días es demasiado simplista concluir que EE UU es un desastre.  El vergonzoso proceso de negociación sobre el límite de la deuda fue la confirmación final: Estados Unidos está en caída libre. Y, por supuesto, el hundimiento de la Bolsa de Valores y la posibilidad de que la economía esté entrando de nuevo en recesión no son sino manifestaciones adicionales de la imparable derrota de la unión americana. Sin embargo, esta conclusión, que tan obvia parece, es errada y puedo citar varias razones:

1.      Wall Street, Silicon Valley, los centros de investigación, las universidades y otras fuentes de donde emana el poder estadounidense siguen sólidas. La Bolsa ha caído y habrá recortes presupuestarios que afectarán a sectores como los retirados, las minorías, los minusválidos, por ejemplo. Pero aun así, la actual ventaja de EE UU sobre sus rivales es tan enorme que esos recortes no lo desplazarán del primer lugar.

2.      El poder absoluto no importa. Lo que importa es el poder relativo respecto a los rivales. Aunque EE UU pueda estar declinando en poder absoluto, sus competidores también tienen problemas y se enfrentan a difíciles amenazas internas y externas, políticas y económicas.

3.      La demografía y la diversidad crecen. En casi todos los países ricos la población crece muy lentamente o disminuye. En EE UU aumenta. Además, continúa siendo el polo de atracción de talento más poderoso del mundo. También es el país que más rápido integra y mejor provecho saca de los inmigrantes, especialmente de los profesionales y mejor formados.

4.      Cuando el mundo entra en pánico financiero y los inversionistas buscan un refugio seguro para sus ahorros, ¿adónde se dirigen? A EE UU. Muchos de mis compañeros ricos y famosos han huido de México de noche, otros han enviado a sus familias buscando refugio en ciudades norteamericanas y luchan por salvaguardar sus recursos en este país.

¿Afronta EE UU enormes problemas? Sí. ¿Está debilitado? Sí. ¿Más que otros países? No. En resumen, si ahora me preguntas que me paso a mí? Te lo diré descaradamente: aunque probablemente yo jamás formare parte de la lista de los ricos empresarios de México, a mí, mi querido amigo, me salvó la campana y vivo agradecido por ello; en eso, vi el letrero del hotel rojo encendido igual que yo, ahí frente a mis ojos…

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 1 de agosto de 2011

En el reino de los ciegos.

Quisiera escribir con menos amargura, y poder expresar que la bipolaridad de la economía mundial es tan solo una pesadilla incómoda: cuando era niño, aprendí que los países “occidentales”, los socios de la Unión Europea y Estados Unidos fundamentalmente, eran previsibles, tranquilos y fiables mientras que los países menos desarrollados, como México, país en donde nací y literalmente,  el resto de países del planeta, navegaban en la incertidumbre y los sobresaltos. Durante mi infancia y juventud, vivimos tantas crisis en mi país, que llegué a pensar que esa vida incierta era normal; sin embargo, de esas economías esplendorosas y fuertes, solo queda el recuerdo; tanta riqueza y tanta agenda estructurada han terminado saturando a los agentes políticos, hasta revalorizar el riesgo y la frivolidad. Los países de la unión europea han dado buena prueba de ello en este año y medio de agónica discusión irresuelta  sobre el rescate de Grecia. Algo similar están haciendo los congresistas estadounidenses, que a unas horas de vencerse el plazo aun no logran establecer un acuerdo. El congreso parece obstinado en sus posiciones, antes que renunciar a los dogmas políticos de cada uno de los partidos: el que prohíbe subir los impuestos a los republicanos y el que obliga a defender la orientación y la cobertura social a los demócratas.

Los afectados por una Administración sin medios de pago serán los salarios de los veteranos, pensionados y minusválidos, así como los numerosos programas de bienestar y salud dirigidos a las minorías. Las consecuencias ya se han hecho notar en las Bolsas y en los precios de las materias primas como primeras advertencias de una crisis anunciada, a pesar de que Obama ha anunciado hoy  el inicio de un acuerdo basado en un recorte de tres billones de dólares aplicables en diez años, con el fin de elevar del techo de endeudamiento que permita cumplir con las obligaciones de la Administración. El problema que la Casa Blanca y el Congreso se han propuesto resolver no es ficticio. El nivel de endeudamiento es insoportable y requiere recortes drásticos en el gasto. La ironía de la historia es que no ha sido Obama quien ha creado el problema sino su antecesor, George Bush, que llegó a la Casa Blanca con superávit de 1.2 billones de dólares y la dejó con una deuda de unos 10 billones de dólares. Su participación en la fabricación del actual pastel de 14.4 billones de dólares de deuda es fabulosa: 1.8 billones del agujero se produce por las exenciones de impuestos a los más ricos; 1.5 por las guerras de Irak y Afganistán, además de los incrementos en defensa; y casi un billón por los paquetes de estímulo a la economía, salvación de bancos y otros capítulos vinculados a la crisis, que el Tea Party ha endosado a Obama gracias a su retórica contra el gasto público.

China es el principal banquero: una cuarta parte de la deuda exterior está en sus manos: EEUU, el más rico del pueblo toma crédito para sufragar su costosísimo tren de vida y quien le presta es China, alguien menos rico, aunque muy trabajador y ahorrador. El desenlace de la historia, es bien conocido: el rico entra en decadencia y el pobre emergente se convierte en el nuevo rico de la aldea. La pelea actual se enfoca a decidir si el gasto social es lo que hay que cortar o si son los impuestos los que hay que subir. Los chinos no tienen problemas de este tipo o si los tienen no se conocen. La crisis es occidental, el endeudamiento también. Pero lo son sobre todo las dificultades de gobierno, por la fragmentación en el caso europeo y por la polarización y división en el estadounidense.

De poco sirve la inteligencia y la capacidad argumentativa de Obama. Los republicanos están divididos y no tienen todavía un candidato presidencial claro. Una parte, la más lunática e irresponsable, ni siquiera cree que la Administración pueda quedarse sin medios de pago. Y cuanto mayor es la división republicana, más difícil atisbar quién pueda dirigirles en la lucha por la presidencia. Pueden perder como partido, pero piensan que Obama perderá como presidente y como candidato. De momento prefieren llevárselo al abismo, aunque su país y el mundo entero sufran con ello. Si le dejan malherido, será más fácil que uno de los candidatos ahora sin perfil presidencial se convierta en un presidenciable serio. No cabe duda que en el reino de los ciegos, el tuerto es rey.