No puedo negar que mi doctorado es en Lingüística; moriré con el lastre de haber perdido la inocencia cada vez que escucho o leo frases y oraciones de mis amigos, colegas, alumnos, o inclusive en los medios impresos o digitales; me gusta leer entre líneas y escuchar con especial interés aquellas expresiones que denotan el sentir interno, los valores y las creencias de quienes las pronuncian. Dos ejemplos de este tipo de expresiones son las oraciones adversativas y las concesivas; Las primeras son aquellas en donde existe una relación de oposición, es decir, lo que dice una parte de la oración, contradice la segunda. Típicamente, en las expresiones adversativas encontramos conjunciones como: aunque, pero, sin embargo, antes bien, no obstante. Las oraciones concesivas son en cambio, oraciones subordinadas que semánticamente expresan un impedimento para cumplir lo expresado en la oración principal; estas oraciones usan locuciones preposicionales tales como: atrás de, a pesar de entre muchas otras. Algunos ejemplos de estas expresiones adversativas y concesivas que personalmente detesto son:
1. “Maria es una excelente mujer y merece ser feliz, sin embargo, a pesar de su edad, aun no encuentra su media naranja”. La deducción aquí es simple y el prejuicio evidente: implica afirmar que la vida en pareja es la auténtica situación natural de los seres humanos, la única aspiración posible, dado que el ser humano ha nacido “incompleto”. Encontrar la otra media naranja es lograr una condición que nos hará disfrutar la existencia. La alegría y la felicidad se identifican con tener una compañía sentimental.
2. “Aunque Pedro es divorciado, tiene derecho a rehacer su vida”. Bajo este supuesto, hay que entender que una nueva relación hará vivir con plenitud el tránsito de la vida; la pregunta que me hago es: y que ocurre con aquellos que deciden no volver a intentar, por considerar que su existencia es significativa y enriquecedora y que la felicidad individual es también susceptible de encontrar transitando por un camino distinto y que en la vida puede recorrerse en tramos no necesariamente con relaciones amorosas, sexuales, sino también con amistad, apoyo mutuo, con roces o sin ellos.
3. “Detrás de un gran hombre hay una gran mujer”. Esta expresión es absolutamente intolerable. Implica un sexismo horrendo en el que el ser protagónico de la historia es el varón y la que ocupa un plano secundario es la mujer, cuando perfectamente sabemos que ambos podrían estar más cómodos codo a codo o bien, los méritos de inteligencia, capacidad, lucidez no distinguen género.
4. “A pesar de que el niño de Margarita es prietito, está bonito.” A pesar del uso del diminutivo, la implicación del color blanco en la piel como concepto rector de la estética es innegable; inclusive el uso del diminutivo para contrarrestar el adjetivo peyorativo es contradictorio.
A veces quisiera ser mas ingenuo y menos incisivo pero detesto los presupuestos mentales que encuentro en esas frases basadas en un modelo ideal y único; estas expresiones transmiten toda una carga de pensamiento y reflejan prejuicios infundados.
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