Indudablemente cuando alguien se cambia el pelo… hay algo detrás; la primera dama de los Estados Unidos cambió su imagen tres días antes de la toma de posesión de su esposo, para festejar su cumpleaños número 49: “Esto es mi declaración de una crisis de edad –dijo. Y como no puedo comprar un auto deportivo y no me dejan saltar del bungee, decidí cortarme el pelo” declaro en el programa The Rachael Ray Show. Lo cierto es que Michelle Obama está definitivamente, tras algo. Con cuatro años mas por venir como habitante de la Casa Blanca, Michelle Robinson Obama parece vivir una reingeniería de imagen estos días. ¿En qué se transformará cuando salga del capullo? está por verse.
La semana pasada fue entrevistada por la conductora de Univisión, Barbara Bermudo quien la puso a bailar al ritmo de la canción de Pitbull “Echa pa’ alla”. Por supuesto, ella estuvo casual, accesible y bastante rítmica; el vídeo se difunde por Internet en estos días, ganando “views”. El domingo anterior, Michelle cerró con broche de oro la noche de los Oscares. Un alumno mío que seguía la transmisión de los premios de la academia de Hollywood, me preguntó a través de inbox en Facebook: ¿Doc, cuál es tu gallo para ganar el premio de la mejor película? Yo respondí en forma inmediata: “Lincoln” y a la hora de ver que era la primera dama quien anunciaría el gran premio, dije para mis adentros: “por supuesto, ya acerté”. ¿Quién mejor que ella para gritar a los cuatro vientos que la mejor película sería Lincoln, el libertador de esclavos? pero para mi sorpresa, no fue así. Las intenciones políticas de invitar a la Sra. Obama a anunciar a Argo como la mejor película son indiscutibles. Hay quienes piensan que Michelle Obama ha añadido más a lo que ya era demasiado. Otros la adoran y no se cansan de la sobre dosis de primera dama, con brazos tapados o los hombros al descubierto, con el pelo suelto y su nuevo flequillo o con su antiguo afro natural, con pantalones acampanados que vuelven a estar de moda, o luciendo algún vestido “vintage” diseñado por modistos inmigrantes como Isabel Toledo,Jason Wu o Narciso Rodriguez, o tal vez adquiridos (a diferencia de Elba Esther) en establecimientos accesibles a la clase media americana, tales como GAP o J.Crew.
El primer grupo de pesimistas asegura que la vida le va a pasar factura por sobre exposición a los medios. El segundo quiere ver más y más a Michelle, con o sin el pelo suelto. Con un porcentaje de aprobación del 73% —su marido tiene un 52% y la secretaria de Estado Hillary Clinton llegó a un 66%—, Michelle Obama ha encabezado hasta el momento, dos causas: su campaña llamada Let’s Move, contra la obesidad infantil, y Joining Forces, que se centra en ayudar a las familias de militares. Personalmente, pienso que la esposa de Obama busca una nueva causa. Mientras que la agenda del presidente para este segundo mandato está definida por el control de armas y la reforma migratoria, Michelle desea marcarse un objetivo que cumplir en los próximos cuatro años. Después de observarla haciendo campaña electoral a favor de su esposo, (y este mensaje va dirigido especialmente para mis alumnos interns que trabajan en las empresas de Miami: recuerden que Michelle LaVaughn Robinson fue la mentora de un intern, llamado Barak Obama en la firma de Abogados Sdidley Austin de Chicago, en 1989; lo que ocurrió después de esta relación, es historia; así que jamás desdeñen ni el puesto de practicante, ni a sus mentores; uno nunca sabe…) concluyo que tiene ella utilizara el tiempo para posicionarse como una fuerte candidata; tiene un tremendo potencial para suceder a su marido. ¿Por qué no? A mi parece que ella vale la pena por sí sola. Aplaudo que Michelle siga apareciendo y rompiendo esquemas en los shows de televisión; previamente ha bailado sin ningún prejuicio y con gran entusiasmo con Ellen DeGeneres; ojala que siga intentando nuevos looks, que siga abriendo espacios y que recorra el mundo con el pelo suelto…
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