Todos los sábados a camino a la orilla del mar, para meditar, reflexionar y analizar situaciones personales o de trabajo. Estas caminatas me ayudan a tomar decisiones importantes; algunas veces me siento sobre una roca frente al mar y escribo en mi lap top algunas de las historias que comparto cada lunes. Escribir en la playa en un deleite inigualable, porque nada ni nadie interfiere en mis cavilaciones; estamos solos yo, mi corazón y el mar; estas son mis reflexiones del sábado pasado:
1. Las restricciones despiertan la creatividad. Los escenarios tan limitados que enfrento actualmente, producidos por la economía en crisis y la situación de inseguridad en Mexico, me han motivado a ser más creativo para diseñar escenarios alternos. He tenido que pensar “out of the box” para saltar obstáculos y resolver lo que a simple vista parece imposible. Enfrentar un recorte en la nomina, o en el presupuesto, nos empujan a que busquemos las formas de cómo salir de la ratonera. Las restricciones aunque a veces desalientan, no nos matan, sino que nos fortalecen.
2. ¿A quién le hablo? la comunicación efectiva con mis clientes es determinante para lograr las metas; por lo tanto, debo estructurar mis mensajes en términos que mi cliente pueda entender. Por eso me pregunto siempre ¿a quién le hablo? es decir, ¿quién es mi cliente? En este momento, personalmente yo tengo dos: los estudiantes que vienen a Miami a cursar los programas académicos que ofrecemos y las empresas locales que les abren sus puertas para que estos puedan realizar una práctica profesional y por lo tanto requieren adicionalmente patrocinar una visa de trabajo a estos jóvenes. Mis clientes pertenecen a dos universos distintos y requieren estructuración del mensaje, medios y canales completamente diferentes. El diseño de mis mensajes debo usar los códigos correctos.
3. La gente le vende y le compra a la gente. Yo vendo intangibles: vendo educación a los alumnos y prácticas profesionales a los empleadores. Al estudiante le vendo una “experiencia profesional en el extranjero” pero más que eso, le vendo un “mood” y busco que el estudiante desarrolle una actitud desde el momento en que se decide a tomar el reto, porque esta experiencia puede transformar su vida. Al empleador le vendo los servicios profesionales de un practicante que jamás ha visto, que estudia en otro país ubicado en una economía emergente, que asiste a una escuela lejana y a veces desconocida; el empleador que decida abrir la puerta e importar talento extranjero, a pesar de que existe oferta de practicantes locales, deberá entender que su decisión le llevará a enfrentar largos trámites e intrincados procesos legales. Es indispensable establecer confianza y compromiso a la hora de cerrar la venta tanto en alumnos como en empresas. Es insustituible que el cierre de venta sea cara a cara y dar la información correcta al alumno y al empleador, mencionarles el proceso que enfrentaran unos y otros, y anticiparles riesgos y beneficios. En este esquema no valen las marcas, vale la confianza y el compromiso que se establece personalmente.
4. La perfección no siempre se logra al mismo tiempo en que surge la innovación. Me atrae ofrecer programas educativos y servicios de prácticas profesionales de alta calidad; me gusta incursionar en areas del conocimiento que sean innovadoras, sin embargo, el proceso de perfeccionamiento no es instantáneo; toma tiempo probar un producto y observar la reacción del mercado; los programas educativos y las practicas profesionales deben ser mejoradas continuamente y este proceso solo se logra cuando escuchamos a los implicados en el proceso: a los alumnos, a los profesores, a los mentores y supervisores asignados por las empresas que los contratan. Normalmente converso con unos y otros para poder efectuar el proceso de mejora y finalmente lograr ofrecer productos perfeccionados. Es conveniente mencionar que en el proceso de perfeccionamiento las ideas no siguen una dirección lineal; las ideas vienen de todos lados, a todas horas y procedentes de diversas fuentes: debo estar con los oídos abiertos siempre, para escuchar a mis clientes; una idea me lleva a otra, y otra a otra más; así, al final logro llegar a resultados que inicialmente podría considerar imposibles o impensables.
5. El dinero no es la meta. Me ocupo de mis clientes; tener clientes satisfechos produce que estos traigan más clientes. El crecimiento a través de referencias produce que este proyecto pueda alcanzar la sustentabilidad y la utilidad. Ex alumnos traen nuevos alumnos; empresas empleadoras que contactan a otras empresas y hablan sobre la “magnifica experiencia que han tenido con los practicantes hace que se abran nuevas puertas. En síntesis, el enfoque esta en deleitar a los clientes porque son ellos finalmente los que traerán el dinero. Podría continuar con esta lista, pero me rehúso por una simple razón: hoy es sábado; la playa y la oportunidad de reflexionar, me esperan…