domingo, 27 de marzo de 2011

Autografo...

“Deme dos metros y medio de esa tela que llaman Crema Batida”. Escondido entre los tubos de telas, oí la voz de mi madre, dirigiéndose a la empleada de Almacenes Esper, la única tienda de telas del pueblo; instantes después, oí el rasgueo de la tela al ser cortada. La tienda estaba cerca del mercado y vendían toda clase de material de costura: hilos, agujas, estambres, brocados y telas. A mí me gustaba acompañar a mi madre porque me perdía a propósito entre la multitud de carretes para sentir la suavidad de la textura de aquellas telas que olían a fragancias nuevas y misteriosas; aquella experiencia me trasladaba imaginariamente a lugares exóticos y desconocidos.“Vámonos, Luisito, ¿donde andas?” oí de nuevo la voz de mi madre, y salí apresuradamente. “Anda, vámonos que todavía tengo que ir a la casa de mi comadre Mine, a dejar esta tela para que me haga un vestido” dijo y me tomó de la mano; vi las uñas de sus manos y pies pintadas de color rojo carmesí, mientras caminábamos apresuradamente por la calle, llevándome en vilo.  La casa de la comadre quien se dedicaba a “coser ajeno” estaba ubicada a unas cuantas cuadras del mercado, en el centro del pueblo. Mi madre y Mine habían estudiado juntas y cultivado amistad durante muchos años, hasta que la disputa por el amor de Pablo se interpuso entre ellas.

 

Mi madre era morena clara, grácil y de bello cuerpo; pechos turgentes, breve cintura, largo cuello, hombros delgados y brazos firmes; Mine en cambio, decía mi madre, era “blanca lechosa, de ojos verdes, cuello corto, escaso busto y había nacido bajo la ley del tordo: piernas flacas y culo gordo”. Mi padre había reído a carcajadas, cada vez que mi madre describía a su comadre; fueron grandes amigas hasta que un mal día, Mine le arrebató a su novio Pablo; “Al poco tiempo Mine salió encinta y se tuvieron que casar, para callar las habladurías del pueblo y así nació Minita, luego vino Lulú, después Cachita y finalmente tuvieron a Pablito, el único varón; cuando Pablito tenia cuarenta días de nacido, Pablo la dejó con sus cuatro hijos y se fue con una quinceañera de Xilitla” decía me madre “y desde entonces, se dedica a la costura, para dar de comer a tanta boca”.

 

Mi madre tocó la puerta de madera y escuchamos una voz que decía “Pásele, está abierto”.  Al vernos entrar, Minerva interrumpió su costura y se levantó abriendo los brazos. “Comadre, que milagro” dijo y ambas se fundieron en un abrazo afectuoso. “Vengo a que me hagas un vestido blanco, igualito al que saca Maggie, en La gata sobre el tejado de zinc caliente” dijo mi madre. “Ay como no, si ya vi la película de Liz Taylor, que bonita se ve en la escena donde sale con ese vestido blanco tan escotado y le reclama al marido su desamor” dijo Minerva mientras sacaba la cinta métrica amarilla para tomar las medidas de mi madre y en un papelito de color sepia anotaba: 91-58-90; “Ay que bárbara, comadre, sigues teniendo la misma talla que tenias cuando eras una muchacha; lo quieres abajito de la rodilla, ¿verdad?”  Mi madre asintió con la cabeza, mientras Mine agregaba: “¿ya leíste el ultimo numero de Life? Ahí viene en la portada Liz Taylor, con el nuevo esposo, Eddie Fisher, el que era marido de la Debbie Reynolds”. Mi madre suspiró profundo y respondió: “sí, ya vi la foto;  pero no cabe duda que en esta vida todo se paga, comadre…” y no hubo más comentarios,  ni de mi madre, ni de Mine; un silencio cortante se hizo pesado en aquella sala de costura; al despedirnos, escuché a mi madre decirle apresuradamente que necesitaba tener el vestido listo en dos semanas.

 

Para mi madre, Elizabeth Taylor fue su musa; encarnó siempre el estereotipo de belleza de la mujer de su época; alabó su gusto por sus cambios de imagen, por las suntuosas joyas y el sentido “avant garde” que la estrella de Hollywood tuvo de la moda; lo único que jamás le disculpó fue que le arrebatara el marido a su mejor amiga; aun así, recortaba las fotos que aparecían en revistas y las pegaba con esmero en un álbum que tenía sobre la artista; mi madre murió hace diez años; Liz Taylor falleció la semana pasada. Sabiendo el entusiasmo delirante de mi madre por la diva, no tengo dudas que haya estado pendiente para recibirla y para pedirle un autógrafo…

 

 

 

lunes, 21 de marzo de 2011

Goce infalible...

Ignoro si fue el efecto hipnótico del plenilunio o fueron las ganas de aventurar, pero el sábado pasado me interné por los laberintos de Oakland Park hasta encontrar el sitio que buscaba: El Wahid, único restaurant egipcio en esta zona del sur de la Florida. El restaurant, minúsculo y oscuro,  contaba con unas diez mesas iluminadas apenas por velas; el olor a ajo, a aceite de oliva y a tomillo que aspiré al llegar al lugar, me produjo una hambre que no entendía razones; afortunadamente Abasi el propietario del Wahid me trajo inmediatamente un plato con pan pita recién salido del horno, y un dip de berenjena con mantequilla de ajonjolí que apaciguó mi alborozo intestinal. Pedí una cerveza y tres platillos: una sopa de garbanzo y tomate con una pizca de menta; como entretiempo, ordené Ful Medames, el platillo más tradicional de la cocina egipcia, compuesto por frijoles fava sazonados con hierbas aromáticas, trozos de carne de cordero, rodajas de huevo duro y tomate; y una ensalada de pepino, yogurt y ajo tostado.

La noche azul se escurría y la mayoría de los comensales emprendieron la huida, tal vez en busca de un trago en alguno de los bares cercanos, aunque otros hablaban de ir hacia la playa de Atlantic Boulevard, a tomar fotos de la luna reflejada en el mar; por mi parte, yo me quedé platicando con Abasi, quien ante lo animado de nuestra conversación, me trajo otra cerveza, cortesía de la casa; Abasi significa “severo o riguroso” le dije y como respuesta  el hombre sonrió ampliamente y dijo “eso no aplica en mi”; “¿Pero, como sabes eso? ¿Has estado en Egipto?” Me preguntó; “por supuesto, estuve ahí en el año 2002 y tu país me ha fascinado siempre, por la riqueza de su cultura milenaria” afirmé. Abasi emigró a los Estados Unidos huyendo de un régimen dictatorial y opresor; altamente educado, hizo su licenciatura y su maestría en Asuntos Internacionales en la Universidad del Cairo y a su llegada, ante la dificultad de revalidar sus estudios, incursionó en el negocio del restaurant hace apenas tres años; eso era todo lo que necesitaba saber; hablamos como dos viejos amigos, en una charla incesante y esta es la crónica:     

1.     La caída del muro de Berlín, con la reacción en cadena que produjo en toda Europa del Este, fue una revolución anunciada. Lo que está ocurriendo en el mundo árabe no lo predijo nadie. Antes de Túnez, Egipto y Libia dominaba la idea de que la democracia era un valor occidental, culturalmente incompatible con la cultura árabe. Sin embargo, la movilización revolucionaria en los países árabes demuestra que el desarrollo de clases educadas, comunicadas e informadas es incompatible con el autoritarismo. Este logra espacio en sociedades con gran retraso político, económico y social. Detrás de cada crisis terminal de un régimen autoritario hay un conflicto de representación y participación en el poder de nuevos grupos sociales. La democracia está demostrando ser un valor cada vez más universal en la medida que el progreso económico transforma la estructura de clases de los países.”

2.     En el momento en que los ciudadanos alcanzan un mayor nivel de educación, la crítica, el disenso y la diversidad de pensamiento se multiplican inevitablemente. Es imposible que todo mundo piense de la misma manera y las formas de pensar de las personas tienden a modificarse con el tiempo y con los cambios de condiciones. No pueden todos ser de derecha o de izquierda, creer en Dios o tener el mismo Dios, eso es absurdo. Cuando el número de ciudadanos con conciencia crítica aumenta sustancialmente se debilita la posibilidad de gobernar a partir de la superstición, la religión, el caudillismo, las dinastías familiares y las verdades únicas del dogmatismo político. La vieja alianza Iglesia, militares y terratenientes, que sostuvo la mayoría de dictaduras del mundo, se acabó con el crecimiento de las clases medias y el surgimiento de nuevos grupos de poder económico.

3.     La democracia y los derechos humanos no son solo un asunto ético o ideológico, son una tecnología de gobierno que permite mantener cohesionada a la sociedad en medio de las diferencias y la natural diversidad que la compone. Esto es posible cuando hay clases sociales más educadas que entienden que la tolerancia entre contrarios es fundamental para la convivencia pacífica. Pero lo más importante es que ninguna sociedad polarizada en extremo y con divisiones profundas entre sus habitantes es viable ni tiene posibilidades de desarrollo. Por ello, la exclusión social que deriva en exclusión política es un asunto vital de resolver. El mundo árabe viable sin la inclusión de las izquierdas, ni lo será sin la tolerancia hacia los islamistas hasta que logren su moderación.

Me despedí de Abasi prometiéndole volver; la comida y la conversación siguen siendo un goce infalible…

 

 

 

 

miércoles, 9 de marzo de 2011

Reflexiones para discutir con Carlos...

Esta semana reconecté con Carlos a través de Facebook; le había perdido la pista durante más de veinticinco años; después de reponernos de la sorpresa, ambos quisimos hacer un “recuento de los daños” y una de las preguntas indispensables fue: ¿en dónde vives?  De inmediato, mi amigo me respondió que vivía en Chicago; por mi parte le dije que vivía en Florida y lo invité a venir a visitarme.“Mejor ven tú a Chicago” respondió Carlos con otro “inbox” con la franqueza que le caracterizó siempre, “Florida no me atrae en lo más mínimo, allá viven solo ancianos a punto de morirse y cubanos que odian a Fidel Castro”. “Mira” le respondí entre risas: “a ti y a mí poco nos falta para pertenecer a esa comunidad de ancianos decadentes y moribundos; y con respecto al odio de los cubanos, te anticipo que la demografía en Florida ha cambiado mucho y que la antipatía actualmente se reparte entre dos villanos: Fidel Castro y Hugo Chavez”.

Conocí a Carlos justamente en la década de los ochenta, cuando hacíamos la Maestría en Estudios Internacionales en la Universidad de Ohio. Alto y delgado, con un temperamento flemático y con serios problemas para congeniar con el resto de los compañeros, Carlos me agradó de inmediato por la profundidad de sus ideas, por su desenfado y la autenticidad con la que se expresaba, independientemente de que el resto del mundo estuviera de acuerdo; jamás se preocupó que su afirmación fuera a molestara a alguien y tampoco hacia concesiones con nadie para despertar simpatías; Carlos era fiel a sus ideas y se sentía en completa libertad para expresarlas; con frecuencia salíamos a tomar una taza de café después de clases y discutíamos acaloradamente sobre nuestras propias interpretaciones y las implicaciones de las Teorías de la Dependencia y Difusionista sobre el desarrollo en America Latina. A raíz de nuestro reencuentro y bajo la promesa de reunirnos pronto ya sea en Chicago o Miami, o mejor aún, en algún sitio neutral, me senté a escribir y desarrollar estas doce reflexiones, para discutirlas con Carlos:

1.      La democracia latinoamericana por años no fue considerada como una cualidad revolucionaria, sino como un valor eminentemente "burgués".

2.      La izquierda latinoamericana por años definió su identidad bajo el paradigma de la revolución social que estableció el modelo cubano, teniendo a la salud y la educación como sus grandes ejes de transformación.

3.      La derecha latinoamericana y sus dictaduras tampoco tuvieron como paradigma a la democracia, sino a la modernidad mediante el desarrollo económico.

4.      Ambas corrientes, la izquierda y derecha, consideraron que si atendían las necesidades sociales o el progreso económico, las libertades democráticas no tenían importancia.

5.      Por años hubo en Latinoamérica solamente un autoritarismo de izquierda en Cuba, el resto eran dictaduras de derecha. La izquierda prefería expulsar a los opositores y la derecha, asesinarlos. El resultado, en ambos casos, fue pobreza sin libertades e inestabilidad durante décadas, con sociedades en conflicto permanente.

6.      Por esa razón, Florida está llena de latinoamericanos; algunos llegaron a la región buscando asilo político y otros huyeron de la inseguridad y de la amenaza de ser secuestrados; algunos más, por estar en desacuerdo con el régimen de su país, que ponía en peligro sus intereses económicos. A la par de los cubanos, los latinos  han hecho de esta región un caso único en los EEUU; aquí es considerado “cool” ser latino y hablar Español.

7.      Por años, Estados Unidos despreció igualmente a la democracia para Latinoamérica, la "Alianza para el progreso" puso énfasis en el desarrollo económico y no en las libertades. Con el anticomunismo como política, realizó intervenciones, aisló a Cuba y respaldó dictadores, golpes de Estado, fraudes electorales y matanzas. Esta situación comenzó a cambiar con la política de derechos humanos del Gobierno de James Carter, que fue determinante en la caída del dictador Anastasio Somoza de Nicaragua en 1979. La posición de Carter fue visionaria en plantear los derechos humanos y la inclusión de la izquierda. Sin embargo, la reacción conservadora estadounidense trajo con la administración Reagan el conflicto más cruento que haya vivido el continente. Así, en Centroamérica, durante los 80, cientos de miles murieron en una guerra que, teniendo raíces propias, se interpretó como un apéndice de la guerra fría.

8.      Luego de múltiples luchas populares, los derechos humanos y la democracia comenzaron a convertirse en los valores hegemónicos de la política y en los factores de legitimación de los gobiernos latinoamericanos. La izquierda llegó al poder en nuestro continente latinoamericano y comenzó la alternancia. La transición comenzó hace aproximadamente treinta años a partir de cambios democráticos ocurridos en diferentes países. Este proceso a pesar de sus imperfecciones, ha permitido que el continente esté viviendo un prolongado período de estabilidad política que apunta a consolidarse.

9.      Cuando la sociedad se mantiene cohesionada puede utilizar todas sus capacidades y esto da lugar a una relación directa entre democracia y desarrollo. El empobrecimiento social, moral, intelectual, institucional y económico de Cuba tras cincuenta años de revolución, contrasta con el desarrollo social, educativo, económico e institucional de Costa Rica, Chile y Uruguay, los tres países con mayor vigencia y cultura democrática del continente. La actual situación de gran violencia, profunda crisis social, extrema pobreza y riesgo de ser estados fallidos de Haití, Guatemala, El Salvador y Honduras son el resultado de haber vivido las dictaduras más represivas y prolongadas del continente. Los riesgos autoritarios y la extrema polarización que viven Bolivia, Venezuela y Ecuador han resultado de haber excluido social y políticamente a una parte considerable de su población.

10.  Después de medio siglo de revolución cubana, la democracia ha demostrado ser más revolucionaria, más capaz de resolver la pobreza y más eficaz en lograr la participación ciudadana a través del voto y las organizaciones de la sociedad civil. En democracia “si divides a tu país perderás”. Resolver la exclusión social a costa de la exclusión política conduce a conflictos permanentes y a la pérdida de capacidades vitales para el desarrollo. Cuba ha perdido miles de científicos, escritores, artistas y emprendedores, una gran parte de ellos de izquierda y eso mismo está ocurriendo en Venezuela. La gran capacidad intelectual cubana ha sido tal, que no se puede separar el exitoso desarrollo de Florida del exilio cubano; fueron los cubanos educados la piedra angular del desarrollo de la región.

11.  Es imposible que un pensamiento único derive en progreso. La clave del desarrollo está en la interacción dialéctica entre diversidad, diferencias, alternancias, aciertos y errores. Las libertades, las leyes y las instituciones son más importantes para los pobres que el paternalismo autoritario. No querer dejar los gobiernos, envejecer en el poder y heredarle a parientes el gobierno no es revolucionario. La izquierda latinoamericana necesita abandonar el mito cubano para asumir de una vez por todas a la democracia como su identidad. La dictadura cubana y las pretensiones autoritarias de Chávez son los últimos obstáculos a la madurez política del continente y a la continuación del avance de la misma izquierda.

12.  No hay régimen autoritario eterno, Castro y Chávez no permanecerán, como no permanecieron las dictaduras centroamericanas y las sudamericanas, no importa si son de izquierda o de derecha, por más infinitas que parezcan.

Carlitos: estoy listo para el segundo “round” después de veinticinco años…

 

 

 

 

 

 

martes, 1 de marzo de 2011

De narcos a celebridades.

“Identifican al asesino” dice el encabezado noticioso; “La Secretaria de la Defensa presentó a Julian Zapata, alias “el Piolín” como el presunto asesino del agente de la ICE, Jaime Zapata”. Junto a la noticia en primera plana, se destaca una enorme foto de la cara del acusado. ¿Por qué será que en México, en vez de ver una gran foto del rostro del Jefe de Seguridad que lo captura,  vemos siempre al narco acusado en primer plano? ¿Quién no recuerda la foto de La Barbie y su camiseta Polo color verde? ¿O la foto del JJ ostentando el alto nivel adquisitivo que disfrutaba hasta antes de ser detenido? Probablemente cuando veamos la foto de un Jefe de Seguridad en vez del narco será el síntoma indiscutible que se empieza a ganar la guerra en contra de los cárteles.

Hace algunas semanas, y casi un año después de un altercado en un bar que lo volvió famoso, fue detenido José Jorge Balderas Garza, conocido por su sobrenombre: El JJ; esa pelea terminó con la carrera de un jugador de futbol paraguayo, Salvador Cabañas, emergente símbolo y efectivo goleador del equipo América, a quien un tiro en la cabeza le dejó permanentemente disminuido; y el JJ, prácticamente desconocido hasta entonces lo convirtió en celebridad por la agresión al futbolista guaraní.   

La cobertura mediática de la presentación pública del JJ al ser finalmente detenido, provocó un ilustrativo alborozo de los comunicadores y los públicos: las redes sociales y los medios saturaron con la entretenida conversación sobre la ropa de marca que el acusado traía, despertaron cierta simpatía ante la “credibilidad” de sus reproches al decirse traicionado por sus compinches, exhibieron hasta el cansancio la sonrisa del JJ en horario estelar, ventilaron una y otra vez el chisme entre el acusado su novia colombiana que fue reina de belleza --también detenida, e incluso se volcaron en elogios sobre el aspecto atlético del detenido.

La amplia difusión de los narcos los hace triunfadores. Los medios tradicionales y emergentes al difundir las entrevistas, contribuyen a acrecentar el anhelo de muchos: ¿quién no sueña con tener una novia colombiana, bella entre las bellas? ¿Quién no aspira a comprar ropa de marca? ¿Quién no quiere poder decir que vende 18 kilos al mes de cocaína sin salir de su casa? ¿Quién no quiere divertirse en los bares de moda y codearse con futbolistas y artistas? Qué importa si para poder llegar a eso haya que matar y ser narco.

Antes, al ser presentados ante la prensa, los narcos negaban dedicarse a vender droga. Decían que eran agricultores, o ganaderos. Hoy, lo presumen. Lo de la cocaína, el JJ mismo lo ha reconocido en esas entrevistas, es tan sólo un negocio; y su negocio “particular” creció a partir de la fama que los medios le ayudaron a construir luego del incidente con Cabañas en el Bar Bar. Como participante activo de las redes sociales y como receptor de algunos medios tradicionales, me niego a seguir este juego de convertir a los narcos en celebridades.