sábado, 18 de septiembre de 2010

Presagio...

En una exacta
foto del diario
señor ministro
del imposible

vi en pleno gozo
y en plena euforia
y en plena risa
su rostro simple

seré curioso
señor ministro
de qué se ríe
de qué se ríe

           Mario Benedetti.

Tengo la misma pregunta que Mario Benedetti hace en su poema “Seré curioso” ¿de qué se ríe la Barbie? Su foto acaparó la atención, con su playera Polo color verde, su jean True Religion y sus tenis Diesel; ¿será que hay golpes de suerte? Cuando Felipe Calderón estaba a 48 horas de rendir su cuarto informe anual de Gobierno, y tan solo en los pasados cuarenta días han asesinado a dos alcaldes, estallado tres coches bomba, secuestrado tres periodistas, acribillado a 72 migrantes y se han rebelado policías de élite en Ciudad Juárez, informar de la detención del narcotraficante más mediático en el penúltimo día de ese fatídico agosto debió ser un alivio para el Presidente de México.

La noche del lunes 30 de Agosto, apenas pasadas las 19:00 horas, las transmisiones televisivas se interrumpieron con una alerta informativa de tres palabras que todos entendieron: "Cayó La Barbie". Fue detenido por la policía a unos kilómetros de la capital. Dicen que su apodo viene de su parecido con Ken, el novio de Barbie, por sus ojos azules y piel clara. Contrario a lo que pasa con otros fugitivos, de él se conocían fotos muy descriptivas. En muchas de ellas, Edgar Valdez Villarreal mira retador y coqueto a la cámara.

Pero es el mismo que nació en Laredo, Texas, en 1973. El que se ganó la confianza de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, máximo capo del cartel de Sinaloa. El que enfrentó al cartel del Golfo y Los Zetas en Tamaulipas y que inauguró una modalidad: grabó el interrogatorio y asesinato de cuatro Zetas. El que se ganó la confianza de Arturo Beltrán Leyva, El Jefe de jefes, quien lo hizo su líder de sicarios. El mismo que no pudo rescatar a su patrón en diciembre pasado, cuando los militares lo acorralaron y mataron en su lujosa residencia, en el centro del país. Según aseguró la policía, La Barbie le había sugerido a Beltrán Leyva que no se resistiera y se entregara. Acusado de traición por los hermanos de su jefe, protagonizaba un cruento combate con Héctor Beltrán Leyva, alias El H, por el control de lo que quedaba de ese cartel, convirtiendo el Estado de Guerrero en un campo de batalla donde cada mes se hallaba una veintena de cuerpos con narcomensajes jurando exterminio mutuo.

El Gobierno mexicano lo acusa de tráfico de drogas (introducía hasta una tonelada de cocaína al mes en EE UU), lavado de dinero, extorsión, robo de vehículos)... Había recompensas en suelo mexicano y estadounidense. Las tareas de inteligencia para capturarle, que duraban más de un año, dieron su fruto, cuando fue detenido en Lerma, Estado de México, junto a otras seis personas y sin un solo disparo, a pesar de que los narcos contaban, entre otras armas, con un lanzagranadas.

Cada vez que se detiene a un capo del narcotráfico, revienta una pugna criminal entre quienes se disputan el asiento vacío. En días pasados, hubo una matanza en un bar topless de Cancún, donde murieron ocho personas. Los investigadores no dudan en atribuir el ataque con bombas molotov a una primerísima reacción -ocurrió a escasas seis horas- de la caída de La Barbie. ¿Sera la risa de la Barbie el presagio de una guerra anunciada?

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario