lunes, 24 de mayo de 2010

La Reforma Migratoria: Entre mas voy pa'alla, mas lejos queda...

Aunque no ha sido “santo de mi devoción” confieso que me emocionó ver a Felipe Calderón dirigiéndose en pleno al Congreso Estadounidense y su discurso puso una vez más en evidencia la fuerte división política entre los demócratas y los republicanos. Enfundado en un severo traje oscuro y discreta corbata de rayas color vino, fue recibido con una ovación unánime por ambas facciones en la sala de la Cámara de Representantes, lugar en donde ocurrió la sesión solemne. Debo reconocer que aunque con errores, el liderazgo de Calderón a la hora de luchar, (en una suerte de “David vs. Goliat”) contra el narcotráfico, ha sido reconocido en forma aplastante por los legisladores americanos. Sin embargo, a la hora de poner “el dedo en la llaga” y pedir que se reinstaure la prohibición de venta de armas de asalto, que caducó en 2004, ahí sí los gringos republicanos dejaron de aplaudir; “"Hoy en día existen más de 7.000 armerías a lo largo de la frontera con México donde prácticamente cualquier persona puede comprar estas poderosas armas", dijo Calderón. El presidente mexicano despertó aún más controversia cuando criticó, una vez más, la ley aprobada en Arizona que declara delito estatal la inmigración ilegal.

Y justo cuando la ciudad de Los Angeles declara a los cuatro vientos su boicot económico en contra del estado de Arizona por la nueva ley de inmigración al considerarla anticonstitucional y racista, aparecieron para sorpresa de muchos, varias encuestas publicadas en medios norteamericanos en los que evidencian que la mayoría de estadounidenses está a favor de la legislación. Un 73% de los estadounidenses, según sondeos similares del Centro de Investigaciones Pew y de McClatchy-Ipsos, está a favor de la Ley SB1070 que a partir del 29 de julio criminaliza la inmigración ilegal en Arizona, permitiendo a la policía detener e interrogar a una persona por su condición migratoria. La mayoría tampoco considera que la ley iria en contra de sus derechos civiles y cree que es positiva para frenar la inseguridad y el desempleo, situaciones que muchos ligan al problema irresuelto de 12 millones de indocumentados en el país.

Las mediciones de opinión tienen la capacidad de ayudar a moldear las fuerzas políticas; quienes parecen minorías, de repente pueden transformarse en mayorías. Las nuevas tendencias cambian conductas y desinhiben a quienes se mantenían en silencio o políticamente correctos. Como ejemplo podemos citar al procurador general de la Florida, Bill Mc Collum, quien después de criticar la ley, ahora dijo que apoyaría una similar en su estado. En situaciones convulsionadas y polarizadas, se corre el riesgo que los políticos actúen demagógicamente tratando de halagar o escudarse en las mayorías, aún si están equivocadas, prestándole demasiada atención a muestras de opinión que pueden cambiar radicalmente según el contexto y los hechos del momento.

Lo positivo de estos factores: la visita de Calderón a Washington, aunado a la legislación que promulgó la gobernadora de Arizona, Jan Brewer y los malos resultados de las encuestas para las minorías, es que han despertado el debate y han puesto al tema de la inmigración de nuevo en igualdad de condiciones con la crisis económica, las guerras y la reforma de salud;  ya era tiempo: en estos primeros años de Obama he sentido que en cuanto a la Reforma Migratoria, entre mas voy pa’ allá, mas lejos queda…así que, ya era hora…

 

 

 

 

viernes, 14 de mayo de 2010

Yo y el otro...

 

Octavio Paz dijo “Para que pueda ser, he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia”. Mi vida ha estado inmersa siempre en la dialéctica eterna y la lucha encarnizada entre mi “yo” y “el otro”, para fundirse a veces en un “nos-otros” y en otras ocasiones  para desvanecerse en el vértigo y la nada; será porque viendo hacia atrás, yo salí justamente del polvo y de la nada… Intentaré poner en blanco y negro algunas cosas que he aprendido en esta jornada de vida, en esta lucha entre mi “yo” y el “otro”:

 

1.       La vida es corta y transitoria. Nada permanece, nada es para siempre y hay que vivirla intensamente. Lo único constante es la transición y el cambio.

2.       Más vale pedir perdón que pedir permiso; hay que luchar hasta el fin e ir mas allá, por nuestras pasiones, por lo que nos trastorna y por aquello en lo que creemos.

3.       Jamás me conformo cuando escucho un no. Hay gente que se pregunta ¿por qué? Yo sueño con cosas que no han sido y me pregunto ¿por qué no? Escuchar un “no” es una motivación para transformarlo en un “sí”.

4.       Hay que soñar; soñar de día y de noche. Hay sueños que callan en el día pero emergen en la noche; hay otros sueños que hablan durante el día y duermen de noche; en ambos casos hay que extraerlos con pinzas y abrir los ojos, de día o de noche para concretarlos.

5.       En la vida lo importante no es lo justo, sino lo que se negoció y lo que acordamos.

6.       La bondad y belleza no son suficientes; hay que saber mostrarlas.

7.       Lo importante no son las cosas, sino la percepción que tenemos y lo que los otros tienen de las cosas.

8.       Hay que oír al “otro”, al que se esconde en mí y al “otro” que vive en los demás; hay que  incluirlos, independientemente de las diferencias.

9.       Debo vivir el presente porque es un regalo; aprender de la historia y valorar el misterio maravilloso del futuro; lo mejor  aun no llega, está por llegar.

10.   Aprecio la diferencia y la heterogeneidad que me da vida; me horroriza la homogeneidad y sus consecuencias.

 

 

 

 

 

lunes, 10 de mayo de 2010

Tiempo de cosecha.

 

Vivo un otoño pleno, emerjo de mí mismo, en plenitud de presencias y de nombres; sigo en mi desvarío, camino a tientas por los corredores del tiempo, subo y bajo sus peldaños y sus paredes, palpo y no me muevo; vuelvo a donde empecé, y sigo buscando el rostro de la vida verdadera.

 

“Las estaciones del año son: Primavera, Verano, Otoño e Invierno; en la Primavera es la siembra y en el Otoño, la cosecha” dijo la maestra Natalia, mi profesora de segundo año y yo le pregunté con la ingenuidad de mis ocho años: “maestra, que se cosecha?” “se cosecha lo que se siembra, si siembras maíz, recogerás elotes” me dijo con una sonrisa.

 

El viernes pasado me levanté con la alegría del sembrador, que se levanta temprano una vez que ha llegado el tiempo de madurez del fruto y es momento de cortarlo. Me bañé y afeité, y elegí un traje azul marino, una camisa celeste y una corbata de cuadros azules y guindas; en punto de las nueve de la mañana estaba sentado en las gradas del auditorio. Abrí el programa impreso y busqué afanosamente su nombre: sí, ahí estaba; era el primero en recibir el grado doctoral, porque su apellido empieza con A.

 

Cuantas imágenes recorrieron mi mente, como en cámara rápida; recordé sus primeros días de escuela; sus pequeños triunfos escolares y también sus fracasos; aquellos días en que había que llevarlo a la escuela y no se apuraba para estar listo, su dificultad para comer, los pleitos con sus hermanos, los amigos que invitaba para estudiar y que comían como si no hubiera un mañana; recordé sus primeras amigas, las primeras fiestas, las novias, su boda, su búsqueda de empleo, el nacimiento de su hija, su mudanza, y ahora sus viajes de regreso a casa.

 

El maestro de ceremonias de la universidad pronunció con dificultad su nombre: Doctor Emmanuel Alvarado. No pude captar el momento en que le imponían la capa doctoral y le entregaban su diploma; una nube viajera de esas que cargan agua invadió mis ojos.

 

Hoy disfruto del Otoño pleno; he vivido intensamente, esquivando la quietud y buscando el movimiento; he deshojado los pétalos de cristal de los relojes que marcan los meses y los días. Ahora observo que el mundo se ha despojado de sus máscaras y veo la vida con más transparencia. Será porque esta vez vivo un tiempo más tiempo: el tiempo de la cosecha…