Voy a prender tu cariñito
Como cocuyo en el mar
Y voy a hacerte un traje-e-novia
Con hojas del platanal….
Aun mareado por los humos del mamajuana, rechacé una y otra vez, a pesar de la insistencia de aquella mulata, comprar un garrafón de aquel “elixir del amor”. Los ojos negros y la bemba colora’ de la empleada a la hora de despedirnos, se quedaron grabados en mi mente, así como sus palabras: “ esta noche, acuérdese será su gran noche” dijo, en medio de una estruendosa carcajada.
Tania salió cargada de bolsas: había comprado pulseras, llaveros, postales, sandalias y muchos artículos para su familia y amigos. “Qué le decía la empleada? No le entendí bien” preguntó Tania. “No le hagas caso” repliqué; “ Y finalmente, qué fue lo que compró?” fue la pregunta de Tania . “No compré nada” respondí, “solo tomé un trago de mamajuana” le dije. “Qué es eso?” Inquirió; “En el restaurant mientras comemos, te cuento” le dije. Nos internamos por uno de los callejones hasta detenernos en una pizzería llamada “Il Forno”. Tania pidió una ensalada mixta y yo una pizza “Golossa” con queso, alcaparras, alcachofas y aceitunas negras. Pedimos también un par de cervezas Presidente, para refrescarnos de aquel calor húmedo y agobiante, que nos derretía. “Ahora si cuénteme, qué es eso del mamajuana” insistió Tania. “Pensé que se te había olvidado” le respondí entre risas.
“Al vernos entrar, la mulata de la tienda de artesanías pensó que tu y yo éramos una pareja de novios y viendo nuestra diferencia de edades, se le ocurrió la idea de darme una “ayudadita” y me sirvió una copa de un brebaje llamado Mamajuana, que según los dominicanos, tiene propiedades parecidas al viagra”. Tania estalló en carcajadas a la vez que decía:” y se lo tomó todo?” “Todo, hasta el fondo” respondí de inmediato. “El mamajuana es considerado como un afrodisiaco natural, es una mezcla de veinte raíces y especias, nativas de Republica Dominicana y ha sido usada durante siglos como una bebida de vitalidad poderosa; la mezcla fue creada por los indios Tainos que habitaban en la región del Caribe” explique en un tono didáctico a Tania quien, sacando su origen veracruzano, me interrumpió de tajo, diciendo: “pues a ver cómo le va con los efectos”.
Esa noche tenía que dar una conferencia ante un grupo de alumnos y padres de familia; me duché y me puse un traje gris, una corbata de cuadros celeste y una camisa blanca. Dentro de mí había una desazón extraña: “qué pasa si efectivamente el mamajuana me hace efecto a la mitad de mi charla, enfrente de toda esa gente?” me preguntaba al vestirme. No sé si fueron los efectos del mamajuana pero esa noche hice mi presentación con inusual energía. Al terminar, nos despedimos Tania y yo, en el lobby del Hotel Jaragua; ella volaría de regreso a Monterrey al día siguiente, muy temprano y yo iba a tomar el avión de de regreso a Fort Lauderdale durante la tarde. El mamajuana no me provocó alteraciones sanguíneas en ninguna parte del cuerpo, ni alteraciones emocionales y tampoco espirituales; no hubo necesidad de duchas heladas ni de flagelos; tuve insomnio, eso sí, y como acostumbro hacer en esos caso, encausé mi vigilia para escribir. Si van a Santo Domingo, les encargo una botella de mamajuana, tal vez en un par de años la necesite, para seguir estimulando mi imaginación y mi energía, que me ayude a continuar con esta escritura que exorciza fantasmas, inclusive los fantasmas eróticos que a veces me asaltan, con y sin mamajuana.
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