-“Otro taquito, Pedro?” Aunque ya se había comido cuatro, quise preguntarle porque había visto el agrado reflejado en su rostro. –“Bueno, uno más de chilorio en tortilla de harina”, respondió entusiasta mientras le daba un trago a su Barrilito de ponche de frutas tropicales. “-Ah, estos tacos mañaneros no tienen madre, son hijos de una vecina “dijo Pedro y sonrió de buena gana. Ahí, en mi sala de juntas transformada en comedor improvisado, estaban desayunando inmediatamente después de haber terminado la emisión de su noticiero, Pedro Ferriz de Con y sus compañeros Carmen Aristegui, Javier Solórzano y el joven Carlos Loret de Mola, en aquellos años en que todos eran amigos y formaban parte del mismo equipo noticioso de MVS. Había en aquel desayuno, intervalos de risas alegres, contagiosas y periodos de silencio, dedicados por completo al deleite del paladar; los envoltorios de aluminio que resguardaban el calor de aquellos tacos desaparecían rápidamente, en el fondo del cesto de basura, al igual que las servilletas de papel utilizadas para limpiarnos la grasa que escurría entre los dedos; el olor sabroso se extendía por aquel edificio “inteligente” y sin ventanas, integrado por doce pisos. Esa mañana muy temprano me había detenido en el carretón de tacos, ubicado atrás del Tec de Monterrey, en la calle Diagonal al lado del Teatro Nena Delgado y le pedí a Meme el propietario, cincuenta tacos surtidos, veinticinco en tortilla de harina y veinticinco en tortilla de maíz de varios guisos, machacado, chile relleno, cortadillo, nopalitos, papas con huevo, barbacoa, deshebrada y chilorio. “Ponme suficiente salsa, Meme –le dije, ponme de la roja, de la verde, ah y también cebolla picada, limones partidos y cilantro bien finito; lúcete Meme, porque estos tacos te van a hacer famoso” añadí. Meme estaba apurado surtiendo la orden, poniendo a cocer en aquel comal ardiente las tortillas de harina y las tortillas de maíz, y una vez infladas como sapitos, las rellenaba generosamente, las doblaba y empacaba en papel aluminio y bolsita de plástico transparente, con una rapidez asombrosa; por lo tanto no tuvo oportunidad de preguntarme quienes serian los comensales y yo olvide también mencionarle sus nombres.
Pedro Ferriz de Con cursó la carrera de ingeniería civil en la Universidad Iberoamericana e hizo la maestría en Matemáticas Aplicadas en Fleming College en Suiza. Ha dedicado su vida al medio periodístico, principalmente a la radio; en aquella época, era Vicepresidente Corporativo del Grupo MVS y titular del noticiero radiofónico Para Empezar, que se transmitía durante las mañanas a nivel nacional, gozando de un elevado nivel de rating en México. Poseedor de un estilo agudo y controversial, Pedro introdujo la idea de añadir a la noticia su comentario personal, convirtiéndose de esa forma en editorialista; incisivo en sus opiniones y aseveraciones, ha estado siempre en el filo de la polémica y en el ojo del huracán.
Pedro había llegado la noche anterior a Monterrey y conversamos ampliamente ultimando detalles sobre su noticiero Para Empezar que se transmitiría a las 6 de la mañana desde nuestras instalaciones. Sus técnicos supervisaron minuciosamente las luces, instalaron la escenografía, revisaron micrófonos, cámaras y midieron el espacio que requerían para sus desplazamientos. Pedro estaba de buen humor e incluso bromeó con sus técnicos; juntos recorrimos nuestras salas de transmisión satelital, las cabinas de producción, los servidores, los equipos de video enlace, las salas de edición digital, las aulas interactivas y al final de la visita exclamó: “que bárbaro, disponen de tecnología de punta y lo más importante es que la aplican para educar a la población de América Latina, de verdad su esquema educativo ha roto con las barreras de tiempo y espacio; con todas estas maravillas, siento que “el futuro nos alcanzó!”.
Pedro y su grupo después del desayuno volaron de regreso a la ciudad de México. Al día siguiente durante su noticiero, Pedro Ferriz de Con dijo: “los mejores tacos de chilorio están en Monterrey, en un carretón que se encuentra atrás del Tec y le envío un saludo afectuoso al buen Meme que me hizo romper mis propósitos de estar a dieta”. Por mi parte, yo recibí también los beneficios de la mejor publicidad gratuita a nivel nacional que pudo haber tenido Meme; cada vez que me detenía a desayunar en aquel carretón de tacos al pedir la cuenta, Meme me respondió: “No es nada Luis, después de aquel comercial de Pedro, aun te quedo a deber”.
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