sábado, 11 de julio de 2009

El invierno del patriarca...

Apoyado por la Secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton, el presidente de Costa Rica, Oscar Arias Sánchez ha servido como "mediador" en las “conversaciones” entre Manuel Zelaya y Roberto Micheletti, con el fin de resolver la situación que vive Honduras como resultado del golpe de Estado encabezado por el Ejército hondureño el pasado 28 de junio.

El presidente Arias fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1987 por sus intervenciones para lograr la firma de los Tratados de Esquipulas en agosto de 1987 y así alcanzar la conclusión del conflicto bélico en Centroamérica. Junto a los presidentes centroamericanos de ese tiempo, Daniel Ortega en Nicaragua, Napoleón Duarte en El Salvador, José Azcona en Honduras, y Marco Vinicio Cerezo en Guatemala, Oscar Arias logró terminar oficialmente la guerra en Centroamérica que se extendió durante varias décadas y dejó cientos de miles de muertos en Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Honduras. Desde entonces, el líder costarricense ha venido manteniendo un discurso internacional contra la lucha armada, oponiéndose a la proliferación del comercio de armamento, y manifestándose a favor de la reducción de las fuerzas militares de las naciones latinoamericanas y del mundo. Este pronunciamiento en contra del fortalecimiento armamentista que siguen varias naciones, fue un hecho que Arias resaltó en nuestra conversación ocurrida en el año 2000 e incluso mencionó orgulloso que “Costa Rica era el primer país en el mundo, en haber abolido oficialmente el Ejército Nacional en 1949”.

Esta vez, el resultado de las “mediaciones” de Arias ha sido un fracaso; Zelaya llegó a Costa Rica determinado a restablecerse como presidente de Honduras; Micheletti por su parte, arribó señalando que no se retiraría de su cargo y abandonó el país, sin sentarse a dialogar con Zelaya. La conversación entre ambos líderes fue dejado en manos de emisarios: la delegación de Zelaya está encabezada por su ex canciller Patricia Rodas. El grupo que representa a Micheletti es liderado por Vilma Cecilia Morales, ex presidenta de la Suprema Corte. Después de largas horas de “dialogo”ambas facciones decidieron tomarse un descanso durante el fin de semana. La pregunta obligada es: ¿Valdrá la pena seguir con esta conversación? Lo dudo, este es un diálogo entre sordos.

Curiosamente Arias hizo en Costa Rica lo que Zelaya no pudo hacer en Honduras: sentarse por segunda vez en la silla presidencial, aunque hubo un lapso intermedio de dieciséis años, entre su primera y segunda administración. Tal parece que América Latina está lleno de caudillos y patriarcas cuya aspiración es seguir sentados o volverse a sentar en la silla presidencial, aunque para esto tengan que enmendar constituciones y utilizar argucias para disfrutar del poder, no solo hasta su otoño sino hasta que llegue el invierno…

                                              

 

 

 

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